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La vergüenza del Metropolitano: insultos y puñetazos en la grada con un niño vestido del Real Madrid
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Rubén Rodríguez

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La vergüenza del Metropolitano: insultos y puñetazos en la grada con un niño vestido del Real Madrid

El deporte está para unir y no para generar odio. Aquellos que lo han permitido, por acción o inacción, deberían de reflexionar y pensar en qué están convirtiendo el fútbol español

Foto: Momento en el que padre e hijo abandonan el Metropolitano. (Movistar+)
Momento en el que padre e hijo abandonan el Metropolitano. (Movistar+)

Vergüenza es la palabra más fina que existe para definir lo sucedido este domingo en el Wanda Metropolitano. No, no hablamos de lo ocurrido en el terreno de juego; tampoco hablamos de la irrespetuosa pancarta, permitida por el club, que apareció colgada en la fachada del estadio, y, por supuesto, tampoco hablamos de si debería haberse hecho o no el tradicional pasillo al campeón. Hablamos de la lamentable situación que se sufrió en la grada del estadio rojiblanco entre un padre, su hijo y varios aficionados del conjunto rojiblanco.

Fueron las cámaras de Movistar+ las que captaron una de las imágenes más bochornosas que se han visto en un estadio en los últimos años. Sucedió al poco de comenzar el encuentro, cuando un grupo de aficionados rojiblancos se enzarzaron con dos seguidores madridistas sentados en la grada, donde uno de ellos llevaba una camiseta de Cristiano Ronaldo, momento en el que comenzaron los insultos y las faltas de respeto. Si ya de por sí esta situación es bochornosa, mucho más si hay menores de por medio, que era precisamente quien llevaba la camiseta.

Foto: Koke, perseguido por Camavinga. (EFE/Rodrigo Jiménez)

El fútbol, así como el deporte en general, debe ser motivo de unión, de alegría y de camaradería, incluso entre rivales. Disfrutar con un balón de por medio es una de las aficiones más sanas que puede haber en el mundo y los valores que representa el balompié pueden ser aplicables al resto de facetas de la vida: superación, lucha, entrega, alegría, sabe gestionar a las decepciones… Pero lo visto este domingo no tiene nombre.

Para los que no hayan visto el vídeo, la escena es dantesca: un grupo de 'aficionados' se enganchan con un padre y a su hijo. Desde el club rojiblanco, se asegura que fue el padre quien comenzó la trifulca, que acabó con insultos e incluso puñetazos, mientras se escuchaban gritos de 'Vikingos, no' y 'madridistas, hijos de puta', provocando que la tensión fuera en aumento. Tanto que la propia seguridad del estadio tuvo que intervenir para sacar a esas dos personas de la grada y que acabaron expulsados del estadio por la Policía Nacional, al igual que el aficionado 'colchonero', según afirmaron fuentes del club.

Partamos de la base de que no es justo meter a todos los aficionados en este saco pues, como también se puede ver en el vídeo, varios hinchas con la elástica rojiblanca no dudaron en recriminar la actitud de aquellos que amedrentaron a ambos madridistas. Pero, ¿dónde vamos a llegar? ¿A nadie le parece extraño que un niño tenga que salir abrazado por su padre, casi a la carrera por la grada, para evitar recibir un golpe? Sea quien sea quien iniciara la pelea, no es lógico en el fútbol del siglo XXI.

El Atlético precisamente lleva un par de semanas inmerso de lleno en una campaña contra el 'bullying'. ¿No es, acaso, 'bullying' esto? Una pelea en la grada con un menor de por medio no es digno del fútbol español. Lo sucedido en el Metropolitano no tiene excusas y debería de avergonzar a más de uno, es algo que no debe de volver a pasar en un estadio donde la alegría, el disfrute y la ilusión deben de ser la parte fundamental del aficionado.

Los valores del deporte tienen que estar siempre por encima de rivalidades, colores y sentimientos. Es lógico, y hasta sano, alegrarse de las victorias de tu equipo e, incluso, celebrar las derrotas de tu rival. Y, si encima eres tú el que ganó el derbi, mejor que mejor. Pero lo que sucede dentro del césped acaba ahí, precisamente en el momento en el que árbitro pita al final. Y, por ello, cualquier demostración de odio, violencia y falta de respeto debe de ser enérgicamente coordenada, mucho más si está dirigida hacia menores.

La imagen de la grada debería de hacer reflexionar a aquellos que provocaron esta situación e, incluso, a los que la permitieron por acción o inacción. Que nunca más vuelva a suceder esto, porque ir a un estadio de fútbol a ver un partido debe de ser motivo de satisfacción y un momento para recordar toda la vida. Por desgracia, la imagen de la vergüenza quedará para siempre. Luego, cuando suceda algo más grave, nos echaremos las manos a la cabeza.

Vergüenza es la palabra más fina que existe para definir lo sucedido este domingo en el Wanda Metropolitano. No, no hablamos de lo ocurrido en el terreno de juego; tampoco hablamos de la irrespetuosa pancarta, permitida por el club, que apareció colgada en la fachada del estadio, y, por supuesto, tampoco hablamos de si debería haberse hecho o no el tradicional pasillo al campeón. Hablamos de la lamentable situación que se sufrió en la grada del estadio rojiblanco entre un padre, su hijo y varios aficionados del conjunto rojiblanco.

Fueron las cámaras de Movistar+ las que captaron una de las imágenes más bochornosas que se han visto en un estadio en los últimos años. Sucedió al poco de comenzar el encuentro, cuando un grupo de aficionados rojiblancos se enzarzaron con dos seguidores madridistas sentados en la grada, donde uno de ellos llevaba una camiseta de Cristiano Ronaldo, momento en el que comenzaron los insultos y las faltas de respeto. Si ya de por sí esta situación es bochornosa, mucho más si hay menores de por medio, que era precisamente quien llevaba la camiseta.

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