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El Real Madrid nos está malcriando: ganar la Champions es una proeza (aunque parezca fácil)
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Alberto Ramírez

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El Real Madrid nos está malcriando: ganar la Champions es una proeza (aunque parezca fácil)

El club blanco lo ha vuelto a hacer. En una temporada tachada, a priori, como de transición, Ancelotti conquista Europa cargándose por el camino a los equipos más poderosos

Foto: El Madrid celebra tras el pitido final. (EFE/Yoan Valat)
El Madrid celebra tras el pitido final. (EFE/Yoan Valat)
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Inexplicable, milagroso, golpe infinito de suerte, la épica... Pónganle el antetítulo que ustedes deseen. Si algo permite este Real Madrid es que llueva a gusto de todos. Las estadísticas del partido están ahí. Tiros a puerta del Liverpool: nueve. Tiros a puerta del Real Madrid: uno. Y, a pesar de eso, el equipo blanco celebró dos tantos. Uno de ellos anulado por un matiz de la norma del fuera de juego que no pone de acuerdo ni a los expertos arbitrales (que sí, que para unos el fuera de juego es clarísimo, de manual, y para otros un robo consumado por la UEFA. A mí no me miren). Dominio incontestable del Liverpool en la primera mitad, no tanto en la segunda, con un Madrid estirándose por banda gracias a Carvajal o Valverde.

¿Sufrimiento del Madrid? Bueno, es imposible valorar esta Champions League sin hacer referencia a la figura de Thibout Courtois. Pero, en todo momento, parecía que Carlo Ancelotti estaba cómodo con lo que veía en el campo. Que sí, que muchas ocasiones de Salah y compañía, pero, recordemos, el Madrid recibió dos goles en diez minutos frente al Manchester City en el Etihad Stadium. La ceja de Ancelotti parecía cobrar vida y sacar pecho: "Almas cándidas, ¿qué más queréis? Si quedan 20 minutos y vamos ganando. Ni siquiera hay que remontar. Esto es un lujo".

placeholder Vinicius toca la copa de Europa. (Reuters/Lee Smith)
Vinicius toca la copa de Europa. (Reuters/Lee Smith)

El Liverpool, como no podía ser de otra manera, se volcó a base de centros laterales (ojo, la criticada táctica de remontada de Zinedine Zidane) buscando las torres de Van Dijk y Konaté. Cuando a otros les tiemblan las piernas, el bloque del Madrid resistió sin demasiados problemas. Achicaron agua y salieron a la contra. Ahí estuvo, quizás, el fallo más grave del conjunto blanco. No finalizó ocasiones clamorosas buscando un pase extra para Benzema. Desde Casemiro a Ceballos, la portería delante, el gol de la tranquilidad, la gloria eterna de marcar en la final de la Champions League. Bah. No. Esta no. Esta Copa de Europa había que ganarla así. Por poquito, con la lengua fuera, con el mundo del fútbol preguntándose cómo narices lo hacen.

Honor mayúsculo para Ancelotti. El mister que representa lo contrario al fútbol moderno. Algún día llegará la nueva escuela al Santiago Bernabéu, es ley de vida. Pero si alguien ha entendido cómo se debe entrenar a esta plantilla, con sus jugadores actuales y el momento de sus carreras, es Carletto. El italiano ha pasado de estar inmerso en un proyecto deportivo de prejubilación como era el Everton (ambicioso, sí, pero en la segunda o tercera línea del escalafón, no nos engañemos) a convertirse en el técnico más laureado de la historia de la Champions League. Sumando, además, el título de la liga española. ¿Fallos? Muchos. El Madrid ha estado lejos de hacer un año perfecto. La plantilla se cayó en ese bache evidenciado por el 0-4 del Barça que le situó, virtualmente, en la rampa de salida del club. Desde entonces, el crecimiento del equipo es indiscutible. "Me encanta el olor a napalm por la mañana", se debe decir en cada despertar el italiano.

Si al principio de la temporada, un viajero del tiempo nos llega a decir que el Real Madrid sería campeón de Europa... Todos habríamos reído al inicio, para luego, recapacitando, darnos cuenta de que si hay un equipo en el mundo para tocar el cielo con esta plantilla es este. No todo se explica en lo sobrenatural. Hay mucho fútbol, muchísimo, en la consecución del título. Vinicius Jr ha dado un paso adelante hasta convertirse en un titularísimo; Benzema mostrando el nivel más alto de su carrera; jóvenes como Camavinga o Rodrygo llenándose de experiencia. La vieja guardia resistiendo contra el paso del tiempo y Courtois riéndose a carcajadas de los que no le consideran un top10 de porteros del mundo.

Foto: Vinícius besa el título de campeón. (EFE/EPA/Yoan Valat)

Nada más terminar la remontada del Real Madrid frente al Manchester City en el Santiago Bernabéu, Mo Salah, estrella del Liverpool, confirmó su órdago: "Tenemos una cuenta que saldar". Días atrás, el egipcio ya había sembrado sus ganas de revancha. "Si soy honesto, quiero jugar contra el Real Madrid. El City es un buen equipo y ya hemos jugado contra ellos varias veces esta temporada, pero quiero jugar contra el Madrid porque perdimos una final contra ellos. Y quiero ganar esta vez", aseguró al clasificarse para la cita del Stade de France. En el mundo del deporte, estas palabras no suelen salir bien... hacerlo contra el Madrid, en su terreno... Bueno, muy claro lo tenían que tener Salah y su equipo de comunicación. Hizo lo propio Courtois, que no rehúye un buen pique, subiendo la apuesta: "Si te enfrentas al Madrid sabes que cuando juegan la final las ganan. Ahora estoy en el lado bueno de la historia". Hablaba con experiencia propia, cuántas veces habrá visto repetido el tanto de Sergio Ramos en la final de Lisboa, imaginando que su manopla se estira solo unos centímetros más. Ahora le toca a Salah ver, una y otra vez, el inverosímil espectáculo de paradas del belga.

En un curso aparentemente de transición, con mazazos en la dirección deportiva del Madrid, como la negativa del PSG a vender a Mbappé, la cesta donde se pusieron todos los huevos, el Madrid se lleva otra 'orejona' para Cibeles. Por el camino se cargó al Paris Saint Germain, Chelsea, City y Liverpool. Algún día el Real Madrid perderá una final de la Champions. Algún día Modric dará un bajón importante y se retirará. Algún día el Madrid tocará fondo y alguien dirá: "Os lo dije, este equipo no va a ningún lado". Que malacostumbrado tiene a sus aficionados este equipo, hacen de lo heroico algo cotidiano. Ganar Copas de Europa no es una tarea sencilla. Prometido.

Inexplicable, milagroso, golpe infinito de suerte, la épica... Pónganle el antetítulo que ustedes deseen. Si algo permite este Real Madrid es que llueva a gusto de todos. Las estadísticas del partido están ahí. Tiros a puerta del Liverpool: nueve. Tiros a puerta del Real Madrid: uno. Y, a pesar de eso, el equipo blanco celebró dos tantos. Uno de ellos anulado por un matiz de la norma del fuera de juego que no pone de acuerdo ni a los expertos arbitrales (que sí, que para unos el fuera de juego es clarísimo, de manual, y para otros un robo consumado por la UEFA. A mí no me miren). Dominio incontestable del Liverpool en la primera mitad, no tanto en la segunda, con un Madrid estirándose por banda gracias a Carvajal o Valverde.

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