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El traicionero desayuno de Guindos en la España del sálvese quien pueda
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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El traicionero desayuno de Guindos en la España del sálvese quien pueda

A finales de febrero, con motivo de uno de esos encuentros de ministros de Economía de Europa, el nuestro, Luis de Guindos, se reunió en un

A finales de febrero, con motivo de uno de esos encuentros de ministros de Economía de Europa, el nuestro, Luis de Guindos, se reunió en un conocido hotel de Copenhague –el Intercontinental si no recuerdo mal- con los representantes de Moody´s y de Standard & Poor´s, las dos agencias de calificación financiera que acaparan el 80% del mercado.

 

Estos jueces sin paridad de los rating, la nota que hace subir o bajar las acciones y que encarece o abarata el valor de un país, querían convencer a nuestro ministro y al resto de representantes de la empobrecida Europa de bloquear la iniciativa legal de la UE que obligaría a las empresas y a los estados a rotar de agencia de calificación cada tres años. El objetivo de tal decisión era evitar conflictos de interés tales como aquellos que provocaron la quiebra de Lehman o la nacionalización de la banca irlandesa días después de que una de estas entidades elevase el rating de los grupos financieros de las islas británicas.

Entre marzo y abril, mientras Rajoy hacía el pamplina con las elecciones en Andalucia, nuestro Luis, con la prima de riesgo en los 320 puntos, se fue por media Europa cartera en mano para presentar a los inversores institucionales con miles de millones en deuda española y a los periodistas del Financial Times su plan para enderezar las cuentas patrias. Resumiendo, su programa se basaba en una reducción de los costes del 60% y un aumento de los ingresos del 40%, un power point más idílico que práctico porque pocos creyeron que una economía en depresión fuera capaz de generar más caja para la administración pública. Varios billones de euros de grandes fondos mundiales huyen de España por temor a caer en el bono basura durante el verano

Si había alguien con fe, Standard & Poor´s se la quitó cuando el 26 de abril le rebajó el rating al Reino de España, dos escalones de golpe, para que no hubiera dudas sobre las consecuencias de aquel desayuno gélido de finales de febrero a los orillas del Báltico. Ya en junio, Moody´s, hizo lo mismo, con el añadido de que puso a Hispania al borde del bono basura. Una asignación, con la prima de riesgo por encima de 500 puntos, que provoca olores putrefactos y una huida masiva de fondos que tienen prohibido por sus estatutos invertir en países que no tienen lo que se llama investment grade.

Una estampida de varios billones de euros de consecuencias impredecibles para España, obligada a vender cualquier activo por el que le den unas perras para cumplir con las exigencias de Europa. Porque Guindos y Cristóbal Montoro (Hacienda), con la colaboración de José Manuel Soria (Industria) y Álvaro Nadal, el muñidor de Harvard de Rajoy, andan preparando una lista de empresas públicas por las que puedan dar de comer a la cuenta de resultados estatal. En la cesta de la venta han metido desde los conocidos Paradores, hasta varios puertos, carreteras, algunas de las dos líneas del AVE –Renfe en su conjunto es imposible-, Correos y hasta Loterías del Estado, esa operación que el entonces opositor Montoro reventó en octubre dos días antes de que arrancase la oferta de acciones. Pero ya saben que al PP, como antes al PSOE, no le cuesto mucho saltarse a la torera sus promesas, contradecirse y mentir, todo por el bien de España, claro está.

Volviendo a lo práctico, lo cierto es que si al país lo calificación como basura durante el periodo estival –Moody´s y S&P se pronunciarán en las próximas semanas- los varios billones de los grandes fondos de pensiones mundiales no comprarán nada de todo esto que tiene el cartel de For Sale, sencillamente porque lo tienen prohibido. Motivo que explica parte del Rajonazo que don Mariano nos acaba de meter entre pecho y espalda por un conducto situado más abajo. Así funciones las guerras intestinas. 

Eso ya está ocurriendo en varias de las operaciones corporativas de empresas españolas que se han ido al traste recientemente por el temor a que nos manden a tercera división.  Una categoría no profesional en la que muchos no se quieren ver. Hemos entrado ya en el sálvese quien pueda, como demuestran los fichajes de expolíticos a los consejos de Endesa e Iberdrola (Elena Salgado, Ángel Acebes e Ignacio López del Hierro), familiares de políticos, como en Telefónica (el marido de Soraya Sáenz de Santamaría), o amiguetes de ministros, como en Abengoa (Ricardo Martínez Rico, el socio del bufete de  Montoro y hermano de su jefe de gabinete).

El último ha sido Rafael Salgado (exministro de Fomento del PP), que ha sido nombrado presidente de Aldeasa, en sustitución de Javier Gómez Navarro, otro ex pero del PSOE, un cambio de caballo que se produce justo ahora que el Gobierno va a renovar el contrato de gestión de las tiendas de los aeropuertos españoles. Como el rating de España, huele a descompuesto. Las grandes empresas siguen fichando a políticos afines al PP para salvar sus negocios regulados a golpe de influencia

Lo bueno es que Soria  no atiende a tanto guiño partidista. Prueba de ello es el rejón que el parsimonioso ministro de Industria, bastante perdido en cuestiones de luces, les va a meter a las eléctricas pese a los lobby de sus políticos contratados con salarios de consejo de administración. Y menos Nadal, que semanas atrás le hizo un desagravio al presidente de Endesa. Borja Prado quiso hacer de embajador del Jefe de la Oficina Economía en una cena del Círculo de Confianza del Forum Nueva Economía. Un evento nocturno en el que los tipos con peso se reúnen para influirse unos a otros con el fin último de repartirse el pastel o, como ahora, salir lo menos dañado posible con los recortes. Prado acordó con el presidente de este centro de poder, José Luis Rodríguez, presentar a Nadal, el invitado estrella del ágape. Pero para sorpresa de ambos, el chico de Harvard y azote del sector eléctrico prefirió que su presentador fuese Montoro, para evitar malos entendidos posteriores.

Así anda España.

Sean felices mientras pagan más y ganan menos.

A finales de febrero, con motivo de uno de esos encuentros de ministros de Economía de Europa, el nuestro, Luis de Guindos, se reunió en un conocido hotel de Copenhague –el Intercontinental si no recuerdo mal- con los representantes de Moody´s y de Standard & Poor´s, las dos agencias de calificación financiera que acaparan el 80% del mercado.