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Las otras abdicaciones de los reyes del Ibex 35
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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Las otras abdicaciones de los reyes del Ibex 35

España, vilipendiada con profundas razones desde dentro y desde fuera por el estado de corrupción en todas las instituciones, es un país que es el primero

España, vilipendiada con profundas razones desde dentro y desde fuera por el estado de corrupción en todas las instituciones, es un país que es el primero en algunas cosas. Y no me refiero al paro, donde somos líderes mundiales, una especialidad en la que sacamos colas kilométricas a nuestros socios europeos. No. Somos los ciudadanos de toda la Unión Europea con más esperanza de vida, ya que solemos tener cuerda hasta los 82 años, tres más que los italianos y cuatro más que los franceses.

Aunque probablemente la cifra habrá que revisarla tras la aniquilación del estado del bienestar (medicamentos genéricos sin efectos, copagos, ambulancia taxis, hospitales cerrados, impagos de medicinas a las farmacéuticas, apósitos, vendas…), lo cierto es que todo el mundo se cree con posibilidades de hacer cualquier cosa a cualquier edad (el camino de Santiago ida y vuelta, puenting, rafting, medias maratones, etc…). Desde el más común de los mortales hasta la cabeza visible del Estado.

Por eso, nuestro Rey, en esa espinosa entrevista en TVE, dejó bien claro que se encuentra “en buena forma, con energía y sobre todo con ilusión para seguir adelante y afrontar los retos que tenemos por delante”. Sin embargo, es obvio que el paso del calendario no perdona y que las continuas ITV corporales revelan con más frecuencia de la deseada que cuando no falla la biela, lo hace la bujía, que cuando no son las ruedas, son los huesos y que una mano de chapa y pintura ya no es suficiente para disimular el impacto de los inviernos.

Debido al más que evidente deterioro de su señoría, el debate sobre si don Juan Carlos -76 años- debe refugiarse en algún balneario tipo Castel Gandolfo está en plena ebullición tras la publicación del oportuno artículo de José Antonio Zarzalejos en este diario hace ocho días. Una discusión que habría que extender también a los veteranos presidentes del Ibex 35, donde también se ha extendido esa sensación de sentirse como un chaval pese a haber superado con creces la edad de jubilación. Varios directivos de las principales empresas cotizadas, como Botín, Alierta, Paco González, Gabarró, Fainé o Villar Mir han superado con creces la edad de jubilación

De ahí la última declaración de Emilio Botín, que a finales de enero dijo estar “a pleno rendimiento” a esos joviales casi 79 años. Una aseveración para alejar los continuos rumores sobre su presunta abdicación, a la que  el biznieto, nieto, sobrino, hijo, hermano y padre de banqueros se niega pese a tener una princesa esperando el derecho a la sucesión que la familia se otorga a si misma, aunque oficialmente solo tiene el 2% del capital del mayor grupo financiero de España. Es verdad que a don Emilio se le ve cada vez menos en actos públicos, especialmente desde que se le conoció que también era el rey de Suiza, pero sigue ejerciendo de dueño del trono, con la firmeza de tener el banco en la cabeza, y de contar con la fidelidad de su hombre de confianza, Alfredo Sánez (70 tacos), hasta que la Justicia diga lo contrario.

Su principal competidor, Francisco González, tampoco está por la labor de traspasar poderes en un situación que el define como “el momento de BBVA”. Como hiciera Botín, Paco González cambió los estatutos de su consejo de administración para perpetuarse hasta que la divina providencia lo estime oportuno. De momento, hasta 2019, cuando alcanzará los 75 años,  continuidad que en 2009 provocó la salida forzosa de José Ignacio Goirigolzarri (hoy presidente de Bankia), harto de que su jefe se siguiera agarrando al cetro sin dejar paso a los generales.

Algo similar le ocurre a César Alierta, apenas unos meses más joven de su colega de profesión –los dos se hicieron ricos como brokers-. El zaragozano, que también modificó los estatutos en 2007,  tuvo el pasado año la tentación de bajarse del transatlántico cuando vio que hacía aguas por babor y estribor. En julio, tras apuntarse el mérito de ser el primer presidente de Telefónica en suspender el dividendo desde 1936, sopesó la idea de dejar la corona en septiembre. Sin embargo, después de una meditación veraniega, don César volvió con el espíritu repleto como este jueves demostró en la presentación de los resultados anuales. La renovación de la cúpula para purgar los pecados de la mala gestión la ciñó al consejero delegado, Julio Linares, el cual se jubiló con la módica pensión de 24,7 millones.

Con su continuidad, Alierta se convierte en el presidente de Telefónica más longevo desde José Navarro Reverter, que lideró la compañía en aquellos tiempos totalmente pública entre 1945 y 1965, una época en la que, huelga decir, un señor bajito gobernaba el país a su real antojo.

Lo mismo ocurre con los casos de Salvador Gabarró, el jefe de Gas Natural al que ya le contemplan 78 años y que ha vuelto a pedir ser renovado en la próxima junta general de accionistas. O al marqués Juan Miguel Villar, que va camino de los 82 con una demostración de saberse el Grupo OHL de arriba abajo, de izquierda a derecha, pero cuyo cansancio es cada vez más evidente. Sin olvidar a Isidro Fainé, que, con sus casi 70 años, sigue laborando los siete días a la semana sin descanso sin el más mínimo atisbo de traspasar los poderes al impaciente Juan María Nin. Ninguno se ha planteado dejar su trono pese a haber registrado los peores resultados en una década y haber hecho perder mucho dinero a sus accionistas

Lo más curioso de todo es que el único que ha abdicado por propia voluntad es el que mejor lo ha hecho durante este crisis que ha puesto de manifiesto quienes han sido buenos o malos gestores, con independencia de si la edad les daba una mayor experiencia para sortear un tsunami de tal profundidad. Se trata de Amancio Ortega, que, con la misma edad que Botín, decidió ya hace dos años ceder el trono del imperio textil de Inditex a un gestor de menos de 50 años –Pablo Isla- sin que nadie se lo pidiera y con la acción en máximos históricos.

Todo lo contrario que los reyes de Santander, BBVA, Telefónica, Caixabank o ACSFlorentino Pérez cumple los 66 la próxima semana-, que han hecho perder muchos millones a sus accionistas, amén de registrar los peores resultados en una década o incluso pérdidas históricas, como el holding liderado por el presidente del Real Madrid. Ninguno considera que es momento de abrir las ventanas y dejar entrar aire nuevo. Ninguno se ha hecho responsable de esos dudosos números y de la destrucción del valor para sus sufridos inversores. Ni cuando en alguna junta de accionistas, como le pasó el año pasado a Botín, los accionistas les han reprobado sus renovaciones cuasi a dedo.

Sean felices y disfruten que la vida es muy larga

España, vilipendiada con profundas razones desde dentro y desde fuera por el estado de corrupción en todas las instituciones, es un país que es el primero en algunas cosas. Y no me refiero al paro, donde somos líderes mundiales, una especialidad en la que sacamos colas kilométricas a nuestros socios europeos. No. Somos los ciudadanos de toda la Unión Europea con más esperanza de vida, ya que solemos tener cuerda hasta los 82 años, tres más que los italianos y cuatro más que los franceses.

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