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Las 'bufandas' del Banco de España y otros vicios a revisar por real decreto
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Agustín Marco

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Las 'bufandas' del Banco de España y otros vicios a revisar por real decreto

Hace unos meses, un ejecutivo de rango importante del Banco de España fue robado en un país latinoamericano. El señor, cuyo nombre vamos a omitir para

Hace unos meses, un ejecutivo de rango importante del Banco de España fue robado en un país latinoamericano. El señor, cuyo nombre vamos a omitir para preservar la intimidad, estaba cerca del Caribe dando unas conferencias a sus colegas sobre el otrora exitoso modelo de supervisión y de regulación del sistema financiero español. Una actividad que en teoría le está prohibida por la Ley de Incompatibilidades de las Administraciones Públicas, pero que sus superiores, como el generoso y polémico José María Roldán, permitían mirando para otro lado.

Antes de que Luis Linde le obligase a dejar sus funciones el pasado septiembre, Roldán, que ahora aspira a ser contratado por los mismos bancos a los que él vigilaba, dio su visto bueno extraoficial a nuestro amigo para que hiciera tres viajes más. Para disimular incompatibilidades, el susodicho hacía las excursiones al otro lado del charco en sus días vacacionales. Unas conferencias muy bien pagadas para las que se apoyaba en algún colaborador del ente público que le hacía el trabajo de campo. El machaca de turno, que ahora aspira a plaza fija por los favores prestados.

Un inspector del BdE fue robado recientemente en un país de Latinoamérica en una onerosa misión para la que en teoría no está autorizado por la ley de incompatibilidades

En su último viaje, a horas avanzadas de la madrugada, advirtió que alguien había entrado -¿con o sin invitación previa?- en la habitación de su hotel y se había apropiado de sus documentos personales. Alterado al comprobar el hurto, llamó con urgencia a su compañero de viaje para informarle del incidente, del que nadie sabe si finalmente fue denunciado. Parece ser que no.

La anécdota, conocida por los pasillos del Banco de España, se silenció como es habitual en esta institución que necesita una renovación urgente. No la habitual de cargos, que de eso ya se encarga el gobernador elegido a dedo por el ministro de turno, sino de transparencia. Es cierto que los poderes de la institución quedarán ahora rebajados por la creación de la unión bancaria, que centraliza todas las grandes decisiones en Francfort, pero en los tiempos que corren cuesta entender que este organismo siga con prácticas más bien decimonónicas.

Porque no se sabe con un mínimo de exactitud a qué se dedican los directores generales que han sido relevados por Linde –el amiguete de Luis de Guindos- desde que llegó al cargo de gobernador hace año y medio. El citado Roldán, con look campero, gorra incluida, espera destino en las mazmorras de la institución, mientras que Pilar Trueba, otra discutida directora general, contempla con alegría como una familiar suya entró al área de protocolo antes de que fuera relegada.

Hay un oscurantismo preocupante de cuáles son los destinos de los defenestrados ni los méritos de los agraciados. Basta con ver como se nombró subgobernador a Fernando Restoy, el anterior vicepresidente de la CNMV, impuesto por el PSOE, que construyó la recapitalización de la banca a costa de los ciudadanos de a pie autorizando las emisiones a granel de las fúnebres participaciones preferentes

Y qué hablar de la retribución de la alta dirección. Se sabe el monto total, lo que el Banco de España gasta en remunerar a sus 2.600 empleados, pero no de cómo se reparten. Algo parecido, salvando las distancias, a lo que sucede en la Casa Real: se conoce el presupuesto, pero no se detalla su distribución. Porque en la Plaza de la Cibeles se siente una evidente discrecionalidad por afinidades, ya que no existe un programa de objetivos al uso, como en una empresa normal. Los más simpáticos reciben lo que se llaman “bufandas”, una gratificación extraordinaria sin especificar, contra las que hay sentencia firme de la Audiencia Nacional en una primera instancia y del Tribunal Supremo en sentencia firme.

La mitad de los supervisores de la otrora brillante institución española han suspendido el primer examen para convertirse en gendarmes del BCE

Una contradicción, una más del sistema, ya que los que regentan el Banco de España han inquirido a la banca a desnudar todas las retribuciones de su cúpula directiva. Como es habitual en este país cuyas instituciones se han desacreditado por el virus de la corrupción, en casa del herrero, cuchillo de palo. Un mal ejemplo que, ante la escasa voluntad interna, tendrá que ser corregida desde el exterior, cuando la institución pase a estar gobernada por el Banco Central Europeo en los próximos meses.

Un traspaso de poderes que apenas contará con presencia española. Porque, según cuentan dado que nada se pone negro sobre blanco, de los sesenta inspectores que se han presentado al primer examen para ser gendarmes de la institución con sede en Francfort, la mitad ha suspendido. Un ratio del 50%, casi como la morosidad inmobiliaria a la que estos señores hacían la vista gorda cuando supervisaban las cuentas de la banca española. Así nos ha ido.

Que reciban muchas bufandas y que hace un frío que pela.

Hace unos meses, un ejecutivo de rango importante del Banco de España fue robado en un país latinoamericano. El señor, cuyo nombre vamos a omitir para preservar la intimidad, estaba cerca del Caribe dando unas conferencias a sus colegas sobre el otrora exitoso modelo de supervisión y de regulación del sistema financiero español. Una actividad que en teoría le está prohibida por la Ley de Incompatibilidades de las Administraciones Públicas, pero que sus superiores, como el generoso y polémico José María Roldán, permitían mirando para otro lado.

José María Roldán CNMV Banco de España