A Corazón Abierto
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Los negocios de Acebes y los Michavila Brothers, entre la ética y la estética
Dado que los casos de corrupción afloran cada día como las setas en otoño, los nombres de los implicados en sospechosas operaciones se sobreponen con tal
Dado que los casos de corrupción afloran cada día como las setas en otoño, los nombres de los implicados en sospechosas operaciones se sobreponen con tal rapidez que los primeros gozan del olvido que les roba el protagonismo de lo más reciente. Eso le ha ocurrido a Ángel Acebes, ex ministro de muchas cosas durante los gobiernos de José María Aznar, que ahora disfruta de la minuta de consejero de Iberdrola. Igual que su ex jefe, que ha estado –dice Borja Prado que sigue estando- en nómina de Endesa con la excusa de ser asesor para Latinoamérica justo cuando la eléctrica española ya no tiene nada por aquellos lares. Una incongruencia más en este intento de tomar por imberbes a los ciudadanos.
Decía que Acebes goza del anonimato después de haberse visto en las portadas entrando en la Audiencia Nacional por un presunto favorcito con el dinero B del PP a Libertad Digital, grupo de medios de comunicación liderado por Federico Jiménez Losantos y Alberto Recarte, uno de los que utilizaba la tarjeta black de Caja Madrid -139.900 euros en siete años- mientras iba repartiendo doctrina sobre austeridad y libre mercado. El exministro lo desmiente, of course, como también las posibles implicaciones en el asunto que ahora les cuento. Un caso totalmente documentado y reconocido por todas las partes, que, eso si, niegan ningún trato de favor.
Resulta que Iberdrola tiene negocios con GAD3, una empresa de consultoría estratégica que suele hacer informes para compañías cotizadas, partidos políticos como el PP y artistas de todo pelo. Los dueños de la citada GAD3 son Narciso Michavila y su mujer –Pilar Navajas-, así como el hermano del primero, José María Michavila, que también fue ministro, como Dios manda con Aznar. Pero de esta sociedad también fue socio y accionista el señor Acebes, que compró, a la par que José María, una participación del 15% en septiembre de 2010. Curiosamente, la vendió cuatro meses antes de ser nombrado consejero de la eléctrica en abril de 2012 “dado su amplío conocimiento del sector”.
Por cada informe, Iberdrola paga 25.800 euros más IVA por un estudio cualititivo entre los ciudadanos e inversores residentes en Bilbao, sede fiscal de la compañía; 21.000 euros + IVA por 5.000 entrevistas telefónicas en hogares en el resto de España; y otros 4.800 más impuestos por 400 entrevistas en el centro de Bilbao. En total, 51.600 euros, 62.436 euros tras pasar por Hacienda, casi tres veces más de los que los responsables de la eléctrica reconocieron en las primeras conversaciones sobre este asunto. Cifras que llaman la atención porque cada entrevista telefónica sale a 4,3 euros, lo que hace suponer que o las elaboran personas con salarios míseros o GAD3 tiene un sistema súper rentable.
Acebes e Iberdrola sostienen que las contrataciones con GAD3 nunca supusieron un conflicto de interés porque el ex ministro vendió sus acciones poco antes de entrar en el consejo de administración, por el que recibe 317.000 euros al año. Exactamente, en enero de 2012, tres meses antes de abandonar Bankia, que anunció su quiebra en mayo, y de incorporarse a la eléctrica. Qué curiosa coincidencia, porque en el mundo de la empresa y de la política las casualidades no existen.
Para Acebes e Iberdrola estos negocios coincidentes no suponen ningún rubor, ni ningún trato de favor, ni ningún business que haya que declarar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por si hubiera algo raro. Porque el consejero y el contratista aseguran que no existe relación contractual entre Acebes y Michavila, que tienen sus despachos legalmente independientes –Doble A y Estudio Jurídico MA- , pese a compartir después una sociedad que les cubre sus servicios. Vamos, que son pareja, pero con separación de bienes. Fijénse que bien posan aquí como miembros del comité de dirección. Pese a todo, ya saben, no tienen nada que ver
La versión, exprimiendo la norma al máximo, puede ser tan creíble como las conclusiones que puede sacar cualquier lector avezado y harto de respirar a amiguismo en esta fética cloaca. Porque, por muchos casos de corrupción que nos hacen llevarnos las manos a la cabeza, Iberdrola sigue dando cobijo a Acebes, a razón de 26.416 euros al mes; Caixabank, a la Infanta Cristina; y Telefónica, a Rodrigo Rato,(el Santander se lo quitó anoche de enmedio con nocturnidad, para que no se enterara ni la portera) y sin darse por aludidas, creyéndose impunes de colaboración con un sistema que ha hastiado a la sociedad, sus clientes y accionistas. Lejos de pensar si sus relaciones laborales intoxican su reputación corporativa, los protegen. Así va el país.
Sean felices
Dado que los casos de corrupción afloran cada día como las setas en otoño, los nombres de los implicados en sospechosas operaciones se sobreponen con tal rapidez que los primeros gozan del olvido que les roba el protagonismo de lo más reciente. Eso le ha ocurrido a Ángel Acebes, ex ministro de muchas cosas durante los gobiernos de José María Aznar, que ahora disfruta de la minuta de consejero de Iberdrola. Igual que su ex jefe, que ha estado –dice Borja Prado que sigue estando- en nómina de Endesa con la excusa de ser asesor para Latinoamérica justo cuando la eléctrica española ya no tiene nada por aquellos lares. Una incongruencia más en este intento de tomar por imberbes a los ciudadanos.