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La verdad sobre el cambio climático (II)
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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La verdad sobre el cambio climático (II)

La semana pasada ya adelantábamos algunos resultados, y en esta entrega vamos a continuar, de momento, como meros observadores de los datos recopilados…  "         Todos los

La semana pasada ya adelantábamos algunos resultados, y en esta entrega vamos a continuar, de momento, como meros observadores de los datos recopilados…

 

"         Todos los máximos de temperaturas del último medio millón de años han coincidido con máximos en la concentración de CO2, siempre por debajo de las 300 ppm.

"         Las épocas de alta concentración de dióxido de carbono han coincidido con épocas de temperaturas altas, y las de menores concentraciones con épocas de bajas temperaturas –unos 7 u 8 ºC por debajo de las actuales-.

"         Nos encontramos en la cumbre de temperaturas de uno de esos ciclos y por lo tanto, vivimos en una época de temperaturas altas relativas. El máximo absoluto estaría como mucho unos 2-3 ºC por encima de las temperaturas actuales -siempre con un nivel de CO2 por debajo de 300 ppm-.

"         Pero la concentración de CO2 ya ha sobrepasado ampliamente los máximos de anteriores ciclos. Ha roto resistencias que dirían los bolsistas.

"         Sin embargo esa mayor concentración actual de anhídrido carbónico no ha venido acompañada, de momento, con un incremento de temperaturas acorde.

"         En todos los ciclos, menos en el que nos encontramos, los máximos de temperatura tenían  la forma del Everest -tipo pico abrupto-, comenzando rápidamente, en tiempos geológicos, su disminución progresiva.

"         Sin embargo, los máximos actuales, que coinciden con la época histórica, está siendo la más larga y estable del período estudiado, con una duración de unos cinco o seis mil años –una cumbre como el Kilimanjaro, plana-, a pesar de las fluctuaciones que produjeron las mini edades de hielo de siglos pasados.

"         Aunque desde hace unos diez mil años el nivel de CO2 se ha ido lentamente incrementando, desde las 200 ppm, no ha sido hasta el siglo XVIII, coincidiendo con el comienzo de la Revolución Industrial, cuando la velocidad de aumento de las emisiones ha comenzado a crecer más rápidamente, incrementándose notablemente a partir de 1950.

…seguido de algunas consideraciones…

"         Parece que aunque hay una correlación entre el nivel del dióxido de carbono y las temperaturas –sin discutir quien fue antes, el huevo o la gallina-, no es  siempre proporcional, lo cual indica que hay otros fenómenos que influyen en la variación de las temperaturas. Parece evidente.

"         Si se confirman las pautas, el aumento súbito y desproporcionado de la concentración de anhídrido carbónico en la atmósfera sugeriría un aumento gradual de las temperaturas, como así parecen confirmarlo la desaparición acelerada de los glaciares y el deshielo progresivo de los polos, entre otras muchas observaciones.

"         Otros fenómenos, como la inercia térmica de los océanos, podrían, a pesar de todo, estar retrasando un aumento todavía mayor de las temperaturas, e impiden conocer de momento su evolución final, los límites y sus tiempos.

"         En anteriores ciclos parece ser que los aumentos de temperatura han precedido a menudo a los incrementos de las concentraciones de CO2, al revés de como podría estar ocurriendo ahora.

"         Tampoco conocemos en profundidad los efectos que los otros fenómenos, naturales o no,  pueden estar produciendo en la atmósfera, como interrelacionan entre ellos, ni sus mecanismos de retroalimentación. Como por ejemplo el vapor de agua, un gas de efecto invernadero todavía más potente que el anhídrido carbónico; o el aparente oscurecimiento de la atmósfera debido a la contaminación, entre otros muchos.

"         Finalmente, a pesar de la regularidad cíclica mostrada en los gráficos del capítulo anterior -durante el último medio millón de años-, a lo largo de los últimos quinientos millones de años –la edad de la Tierra es de unos 4.500 millones- ha habido largos períodos de temperaturas medias superiores a las actuales –del orden de 10-15 ºC- que han coincidido con concentraciones de CO2 sensiblemente superiores –varios miles de ppm-, como cuando vivían los dinosaurios.

 

…para plantearnos a continuación algunas preguntas…

"         La concentración de CO2 ha aumentado de forma dramática los últimos años y de momento las temperaturas no se han incrementado de forma proporcional, tal y como sugieren las pautas del pasado. ¿Por qué? ¿Lo harán? ¿Cuándo?

"         Este aumento en la concentración reciente del CO2 ¿es pura casualidad, consecuencia de la actividad natural, o es culpa de los humanos?

"         La mayor duración del largo período cálido en que nos encontramos, ¿podría ser achacable a la acción humana? En principio parece improbable debido al escaso impacto del hombre en el entorno hasta los comienzos de la Revolución Industrial.

"         ¿Es éste un indicio de que, además de la influencia del hombre, las pautas de comportamiento del clima podrían estar cambiando por causas naturales? ¿Cómo discriminar unos motivos de los otros?

"         Si seguimos tendencias pasadas, las temperaturas actuales deberían ser unos grados más elevadas. ¿Podría la probable acción estabilizadora de los océanos, entre otros fenómenos, estar retrasando ese potencial mayor incremento?

… que nos permitan intentar aclarar algo acerca de la verdad sobre el cambio climático

A corto plazo –unos siglos- parece que el calentamiento global acabará siendo una realidad, si no lo es ya, si se confirma una vez más la correlación CO2-temperatura. La rápida y progresiva desaparición de los glaciares y el deshielo de los Polos, entre otras muchas observaciones recientes, parecen claras evidencias. Desgraciadamente tampoco somos capaces de evaluar de manera precisa las temperaturas que se alcanzarán los próximos años, cómo evolucionará esa correlación, ni como interactuará con otros fenómenos. Por eso diferentes autores proporcionan distintas cifras acerca del futuro aumento del nivel de los mares, distintas a causa de la variedad de hipótesis realizadas acerca de la velocidad del deshielo. Respecto a si el aumento reciente en la concentración de CO2 en la atmósfera es debido a causas únicamente naturales, su velocidad, junto la coincidencia en el tiempo de las emisiones provocadas por los humanos parecen, a falta de otra hipótesis plausible, difíciles de rebatir.

A más largo plazo -¿algún milenio?- me siento incapaz, ni creo que haya nadie en condiciones de hacerlo, de sacar ninguna conclusión fehaciente. Podría seguir realimentándose el ciclo y volver a niveles del Jurásico o cualesquiera otros; podrían volver las aguas a su cauce, revertirse el proceso y por lo tanto el ciclo con lo que, antes o después –miles de años-, volveríamos a épocas de glaciaciones; o podría estabilizarse la atmósfera durante una temporada, aunque esto último no haya sido lo más frecuente a lo largo de la prehistoria –el clima ha estado en permanente cambio-. Es decir, ni idea. Como en bolsa, como en economía, se admiten gurús; seguro que alguno acierta aunque mientras tanto todos se forren. Esperemos que cuando tengamos la respuesta todavía quede alguien sobre la faz de la Tierra para entregarle el premio. Y que no nos pase como con las burbujas bursátiles e inmobiliarias -¿conocen alguna?-, que nos damos cuenta que estamos inmersos en una cuando nos estalla en la cara, cuando ya es demasiado tarde. Pero antes los agoreros ya han sido lapidados.

Y por lo tanto ¿qué deberíamos hacer?

Si nuestro horizonte temporal son los próximos siglos, el calentamiento global progresivo parece un hecho. Aunque solo fuese por prudencia, deberíamos al menos intentar reducir la concentración de CO2 en la atmósfera, volver a esas virtuosas 300 ppm.

Si obviamos el corto plazo, y mientras no estemos seguros de la futura evolución del clima, tomar una decisión es como jugar a cara o cruz con una moneda. Si la tendencia de fondo apunta hacia una rotura del ciclo y nos espera un aumento todavía mayor de las temperaturas, deberíamos actuar de forma drástica. En el caso de que el ciclo se repitiese para acabar volviendo a otra glaciación, dentro de miles de años, el no hacer nada sería una opción.

Pero no podemos cerrar los ojos al mañana inmediato y pegar un salto en el tiempo, jugarnos el futuro a cara o cruz. Se impone pues tomar medidas para que nuestros hijos y nietos disfruten del mismo y maravilloso planeta azul que nosotros hemos conocido, se lo dejemos lo más limpio y arreglado posible –aunque solo tengan un efecto higiénico, bastante sucio y degradado lo estamos dejando-, e investiguemos intensamente, mientras tanto, para conocer que nos deparará el futuro.

Y para el que piense que el fenómeno del calentamiento global, cambio climático, o como quiera denominarlo, es pura falacia, sugerirle que también para él sería conveniente tomar medidas, aunque solo fuese por su propio egoísmo. En la próxima entrega veremos por qué. 

Para acabar hoy, un cambio de tercio:

 

“Los hombres y los pueblos solo presienten su verdadera y sagrada magnitud midiéndose con retos que parecen irrealizables y van más allá de lo personal”

Son las palabras con las que finaliza Stefan Zweig su estupendo libro titulado Erasmo de Rotterdam. Triunfo y tragedia de un Humanista. Después de cinco siglos en barbecho, quizás sea éste el momento de resucitar el Humanismo.

 

 

N.B.: El buque Hespérides, del Instituto Español de Oceanografía, acaba de realizar una campaña en la Antártida. Parece ser que, según las impresiones preliminares de sus científicos, los milenarios hielos del Polo Sur se están derritiendo más rápidamente de lo que se pensaba. Esperemos a sus conclusiones definitivas. ¿Podría ser un indicio más del aumento de la velocidad de cambio del cambio climático?

 

Un amable lector me ha hecho llegar su análisis técnico bursátil realizado sobre los gráficos de la semana pasada, que reproducimos a continuación: “leído su artículo sobre el cambio climático, y sin quitar ni poner nada, tomo los datos del gráfico de los valores de CO2 y de temperaturas y dándolos como ciertos, son similares al precio y a un oscilador que sobre el mismo se calcule. También se puede observar que, después de una tendencia alcista, se puede haber formado un doble techo, que para confirmarse solo le queda perder el último mínimo anterior. Además, se observa como la sobrecompra (valor extremo del gráfico) siempre aparece en los mismos niveles, por lo que posiblemente al llegar a esa zona se arrancan las fuerzas bajistas, posiblemente por un cambio de ciclo de muy largo plazo, que solo se inicia en tales niveles.

 

      El análisis técnico dice: GLACIACIÓN. :-).”

 

¿Se anima alguno de ustedes a realizar un contraanálisis o a confirmar el análisis propuesto?

 

 

 

La semana pasada ya adelantábamos algunos resultados, y en esta entrega vamos a continuar, de momento, como meros observadores de los datos recopilados…