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Principios de economía general para torpes (IV)
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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Principios de economía general para torpes (IV)

Objetivo primordial del pensamiento económico venidero será calcular la actividad económica máxima, y de paso ambiental, capaz de ser generada por el ser humano en el

Objetivo primordial del pensamiento económico venidero será calcular la actividad económica máxima, y de paso ambiental, capaz de ser generada por el ser humano en el planeta de una manera sostenida y sostenible, tal como hemos definido eltérmino, a través de los tiempos y las cambiantes circunstancias. La capacidad de crecimiento real a largo plazo de la economía mediante el desarrollo de la función de producción para un rango temporal suficientemente amplio. Su funcionamiento eficiente minimizando la utilización de los recursos y los desechos asociados generados en cada momento por cada transacción económica. Y sopesando cada incremento marginal de producción, junto con las consecuencias que se deriven de ello, con cada nuevo trato o negocio.

Para ello continuaremos necesitando imperiosamente y seguiremos utilizando los bienes puestos adisposición nuestra por la naturaleza, de los cuales vivimos y nos nutrimos. Y nuestra opulencia dependerá de su abundancia futura y del buen uso pasado.

De todos los recursos y materiales de que dispongamos en cada momento, previsiblemente menguantes con el tiempo salvo aventuras mineras galácticas o interplanetarias, transmutación de la materia o milagros de la genética; de la disponibilidad de energía, finita o no tanto; o del mantenimiento de la riqueza natural mediante la efectiva conservación de las especies y los espacios terrestres y marinos, hoy terriblemente amenazados.

Limitará, asimismo, el crecimiento económico, la capacidad del entorno de soportar las consecuencias de la actividad humana en cada momento en forma de emisiones a la atmósfera, de contaminación malsana cada día más insoportable, o de residuos cada vez más inmanejables a pesar del reciclaje, por fuerza siempre incompleto y entrópico.

Capacidad de crecimiento que será regulado en parte por el continuo cambio climático, bien sea de origenantropogénico o natural. En muchos lugares  catastróficamente y en otros ¿por qué no? demanera benigna. El cambio climático será tan solo factor más, aunque muy importante, que también limitará la capacidad de nuestros descendientes de poder generar actividad económica eficaz y por lo tanto bienestar para los suyos.

Ya que la actividad económica, las emisiones y la contaminación producidas hoy cercenarán previsiblemente, al paso que vamos, la capacidad de crecimiento, de desarrollo y el bienestar de los que vengan después. Y limitará el número de individuos capaces de habitar a la vez el planeta de manera decorosa.

Por todo ello,con el fin de empezar de una vez a ser conscientes de nuestros actos y de las consecuencias que ellos están produciendo, tendremos que ser capaces de valorar y de descontar adecuadamente la actividad económica presente y futura mediante herramientas matemáticas y criterios todavía por desarrollar.

Enterremos mitos

Comenzaremos enterrando dos dogmas de fe a día de hoy todavía grabados a fuego para el academicismo económico dominante. Mandamientos que nadie con los pies en el suelo, que trabaje en el mundo real y se dedique a explorar o tratar de domesticar humildemente (jamás de dominar, no seamos ilusos) la naturaleza, el mundo físico o biológico que nos envuelve, se traga.

El primero es acabar con el mito del productivismo y la sustitución eterna. Algo inviable porque la sustitución continua de unos recursos por otros según se vayan agotando, por obra y gracia de los avances tecnológicos, no será siempre posible. Ni la capacidad del planeta de soportar nuestros desmanes.

Según el pensamiento económico ortodoxo si un material o recurso de agota o desaparece, bien sea una especie pesquera o vegetal, una fuente energética o un mineral, los avances tecnológicos siempre nos permitirán encontrar a tiempo un sustituto. Son afirmaciones avaladas por estudios econométricos de escaso alcance temporal y sin validez científica más allá de un hipotético escenario teórico que habite un planeta infinito o con recursos abundantes, como pasaba hasta ahora. Pero nunca el mundo real. Estudios que en el mejor de los casos apenas cubren unas decenas de años y que no demuestran nada que no tenga un horizonte temporal muy próximo, por muy sofisticado que sea el aparato matemático con el que hayan sido perpetrados. Y por lo tanto inútiles para ayudar a vislumbrar y menos a encauzar el mundo que viene.

Georgescu-Roegen, antes matemático y estadístico que prominente economista, denunció ya hace más de medio siglo la sofisticada pero insustancial deriva hacia la que se dirigía la ciencia económica con sus hipótesis banales y con escaso rigor natural y científico. Y sus por entonces inaugurados desarrollos matemáticos kafkianos que todavía hoy se siguen aplicando. Denuncia que le costó, pagó por ser el más sabio y premonitorio, un amargo ostracismo inquisitorial al que le condenaron sus pares, que no querían escuchar nada que les incomodase ni sacase del limbo supuestamente científico que habitaban y en el cual todavía se encuentran. Un baldón del que, a pesar del tiempo transcurrido, no se ha redimido la comunidad económica científica.

El segundo es abandonar el mito de la invulnerabilidad de los avances de la ciencia. La idea de que el genio humano será siempre capaz, cual desencantamiento propio de fantásticos cuentos de hadas, de ir resolviendo los problemas según vayan apareciendo o el consumismo incontrolado los vaya creando. Falacia imposible ya que la tecnología es, y será siempre, producto del raciocinio humano. Y ya sabemos cómo se las gasta este a menudo.

Nunca llegarán los avances científicos a ser omnipotentes tal como rezan todavía los grandes gurúsdel gremio. Y menos esperar a que sean capaces de resolver de manera definitiva los desaguisados que pertinazmente creamos. Nuestra limitada inteligencia, que es el motor de los avances, no podrá llegar a tanto. Ni desarrollará la varita mágica de la sostenibilidad absoluta. Según el segundo principio de la Termodinámica no puede. Tan solo contribuirá algo si algún día se empeña enello.

Por tanto, deberemos poner de nuestra parte algo de racionalidad en el desarrollo de la actividad económica: en la utilización sensata de los recursos de la Tierra, en su aprovechamiento consciente, y en la valoración razonada de las consecuencias futuras de nuestra actividad económica presente ayudados por la función de producción (Q) y otras herramientas pendientes de desarrollar.

Objetivo primordial del pensamiento económico venidero será calcular la actividad económica máxima, y de paso ambiental, capaz de ser generada por el ser humano en el planeta de una manera sostenida y sostenible, tal como hemos definido eltérmino, a través de los tiempos y las cambiantes circunstancias. La capacidad de crecimiento real a largo plazo de la economía mediante el desarrollo de la función de producción para un rango temporal suficientemente amplio. Su funcionamiento eficiente minimizando la utilización de los recursos y los desechos asociados generados en cada momento por cada transacción económica. Y sopesando cada incremento marginal de producción, junto con las consecuencias que se deriven de ello, con cada nuevo trato o negocio.