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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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¿Por qué no escampa?

Porque nos hemos ganado este vendaval a pulso. Y, una vez desatado, contenerlo no es tarea fácil. Nos hemos pasado de rosca jugando al monopoly, el

Porque nos hemos ganado este vendaval a pulso. Y, una vez desatado, contenerlo no es tarea fácil. Nos hemos pasado de rosca jugando al monopoly, el cual sigue causando estragos.

Estamos así por culpa del…

La economía estadounidense es extraordinariamente flexible, para lo bueno y para lo malo. Las empresas pueden reestructurarse fácilmente y despedir cuanto sea necesario. A sus empleados, hasta ahora, les importaba un rábano, aunque la protección social y al trabajador sea casi inexistente allí. Sabían que en pocas semanas volverían a encontrar trabajo.

Su sistema es muy cruel. Ya que, si bien las empresas proporcionan al trabajador en activo la sanidad con un coste razonable para ellas, el despedido, sin capacidad de negociar con las compañías aseguradoras, debe pagar un precio varias veces superior e imposible de satisfacer para muchas familias en paro. Con lo que la inquietud y el desasosiego aumentan en ellas cuando las perspectivas de un pronto empleo no se materializan.

El sistema sanitario de EEUU es realmente ineficaz, por muy privado que sea. Consume entre cinco y ocho puntos porcentuales de PIB por encima de las sanidades más o menos universales y públicas de cualquier país europeo (siete con Japón). Su economía sufre por ello lo mismo que la nuestra lo hace por ineficiencias diferentes. Una demostración palpable de que lo privado no siempre es bueno y lo público nefasto, como sostienen las lenguas viperinas. La Seguridad Social española, hasta su despiece y desmembración entre tanta autonomía, fue un ejemplo mundial de eficacia y reducido coste durante décadas.

…Greenspan put

La FED, aparte de mantener la inflación bajo control, tenía como segunda prioridad no declarada suministrar todo el dinero que fuese necesario al mercado, en caso de crisis, para reactivar la economía y hacer remontar el empleo. Las recesiones de las últimas décadas apenas han durado unos pocos trimestres, el virtuoso mecanismo funcionaba y los norteamericanos eran los primeros en superar cualquier bache y volver a encontrar trabajo. Hasta ahora.

Y hasta que la desregulación promovida durante la época Reagan, junto con la torpe actuación de Greenspan, el bombero pirómano otrora considerado un reverenciado genio, han hecho saltar por los aires el sistema financiero con la colaboración europea. Porque, aunque el control de la inflación es un objetivo, no lo es, curiosamente, el del precio de los activos. Con lo que todas las señales que iban llegando a causa de su inflación galopante, la exuberancia irracional detectada a tiempo, eran olímpicamente ignoradas.

No solo eso sino que, con el llamado Greenspan put, los actores financieros sabían que estaban protegidos contra desplomes por la FED. Como hizo cuando estalló la burbuja punto com del año 2000, bombeando liquidez al sistema, al reducir el tipo de interés hasta llegar casi a cero por primera vez en la historia.

Con todo, no se ha creado empleo como en el pasado. La receta clásica no ha funcionado. El trabajo emigró a China que, a cambio, ayudaba a mantener la inflación controlada con su inundación de productos baratos. Con ellos, el déficit exterior americano, como el nuestro por razones parecidas, ha alcanzado la estratosfera.

Por otro lado, la propiedad de los hogares es una obsesión allí tanto como aquí. Los dos países, junto con el Reino Unido e Irlanda, con mayores burbujas inmobiliarias padecidas. Los diferentes gobiernos federales se han preocupado históricamente de que el acceso a la vivienda fuese fácil, aunque luego no pudiesen pagarla sus moradores.

Era el sueño americano. A través de los mecanismos puestos en marcha gracias a las intervenidas Fannie Mae y Freddy Mac, entes con beneficios privados y garantía pública, junto a las compañías colocadoras de hipotecas como la también fenecida New Century, que, con la anuencia de las agencias de clasificación de riesgos que otorgaban la máxima calificación a lo que era auténtica basura crediticia, han esparcido porquería financiera por todo el mundo.

Es el resultado de un capitalismo social de mercado que fue promovido por demócratas y republicanos por igual. Cuando toca hacer demagogia, la ideología no es ningún inconveniente insalvable. Como aquí con las cajas y muchas cosas más.

…el Trichet swing

En Europa pasó algo parecido por causas diferentes. El júbilo de la moneda única fue celebrado por el dedo germano que dirige el BCE con unos intereses demasiado bajos, con el fin de sacar a Alemania de la larga recesión en que se encontraba, debido a la unificación. Al mismo tiempo, Francia y ella misma se pasaban por el arco del triunfo los criterios de estabilidad exigidos para mantener la estabilidad del euro sin que nadie les chistara. Criterios que ahora exigen cumplir a los demás para no achicharrarlos en las brasas del infierno. El que esté libre de culpa que tire la primera piedra.

Mientras, los países periféricos, en una etapa del ciclo económico diferente, necesitaban intereses mucho más elevados para controlar su inflación y contener la avalancha de fondos. Se les fue negado por sus mayores. Con lo que las acusaciones gratuitas de derrochar por parte de alemanes y franceses no están justificadas en buena parte.

Como lo cortés no quita lo valiente, eso no justifica que nuestros políticos dilapidadores y muchos seudoempresarios de espátula y cincel, junto con familias con ingresos precarios o no tanto, aceptaran los préstamos tan alegremente. Unos para fomentar el gasto idiota a cambio de poder y votos, otros para especular torpemente, el resto para alcanzar un sueño. La vivienda nunca baja decía el falso imaginario popular. Hasta que el agua les alcanzó el cuello.

Y tan culpables son los que cogen el dinero y corren hasta estrellarse, como los que lo prestan sin mayor precaución. Ya que saben que todos acabaremos pagando a escote sus burradas. Mientras, sus emolumentos seguirán creciendo a costa de nuestra ruina.

Era como repartir porros a la puerta de un colegio a una caterva de mozalbetes volubles e inmaduros. Para acabar todos igual de colgados en su inconsciencia.

Ayudados o, mejor dicho, desorientados, por las vacilaciones del Banco Central Europeo. Que ha ido pegando, reiteradamente, el swing equivocado. Causando mayor inestabilidad una y otra vez, no solo estos días. Volvió a repetir la jugada hace unos pocos años: subió los intereses cuando los tenía que bajar. Una década gobernando en contra de lo que el sentido común sugería. Ojalá se hubiesen tomado la molestia de maniobrar en beneficio de todos los europeos y no solo de unos pocos escogidos.

En agosto alcanzamos el borde del abismo injustamente. España tiene apenas la mitad de deuda, como porcentaje del PIB, que Italia. Y notablemente inferior a la de países con triple A como Francia o Alemania y, por supuesto, EE.UU. Lo que de España cotiza a la baja es el exagerado déficit presupuestario, junto con la falta de confianza. Aunque en teoría le queda cierto margen si se aplica con rigor los próximos meses y años. Algo más que las medidas cosméticas en vigor.

Los diferenciales de los bonos con respecto a Alemania deberían ser más reducidos. Pero el habitualmente errado BCE, junto con la falta de credibilidad de nuestro agónico gobierno, nos pusieron a los pies de los caballos una vez más.

Afortunadamente, un swing contrario de última hora, ese movimiento rápido con el que ha adquirido deuda italiana y española cuando estábamos al límite, nos ha dado un pequeño respiro. Ya era hora hacer algo a derechas. No sabemos cuánto durará la estrenada clarividencia por parte del BCE, tan criticada en la injustamente bonificada Alemania. Si esta creó el problema, deberá poner su granito de arena en aportar soluciones. Pero los tembleques de Trichet no han terminado.

… y los desperdiciados Bernanke call

Bernake sigue erre que erre tropezando con la misma piedra y gastando munición inútilmente con la bendición de Krugman. Ni esparciéndola en su helicóptero funciona. La flexible economía americana sigue sin crear empleo. Y en un país con una red social casi inexistente, agravado por el fundamentalismo de sus políticos, puede llegar ser un problema. Como hemos dicho antes, en pasadas recesiones la espita monetaria y los recortes de impuestos a costa del déficit permitieron salir de ellas en pocos trimestres, cosa que ahora no ocurre. Ni incrementando la deuda pública.

El permanente call monetario de Bernanke, su apuesta continua por los bajos intereses y la liquidez, sin ver más allá de sus académicas narices, ya no es eficaz. No crea empleo. Con lo que la prima pagada en cada intentona, llámese cuantitative easing o monetarismo pertinaz, se está yendo por el retrete.

La clave está en descubrir cómo se puede crear empleo una vez que parece que los mecanismos convencionales utilizados durante el último siglo se han quedado obsoletos. ¿Qué hacer?

Nota: a partir de hoy esta columna se publicará los jueves. Ruego por favor acepten mis disculpas por no haberlo podido comunicar antes.

 

Porque nos hemos ganado este vendaval a pulso. Y, una vez desatado, contenerlo no es tarea fácil. Nos hemos pasado de rosca jugando al monopoly, el cual sigue causando estragos.

Economía sumergida