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Juan Astorqui

Basado en la Evidencia

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España se recupera

Se acabó el año más duro de los últimos cincuenta. Un año en el que aumentó todo lo malo: el paro, los impuestos, el pesimismo… Y

Se acabó el año más duro de los últimos cincuenta. Un año en el que aumentó todo lo malo: el paro, los impuestos, el pesimismo… Y es difícil recordar un momento de nuestra historia reciente en el que el desánimo se haya apoderado con tanta fuerza de la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles. Con razón o sin tanta, lo cierto es que el pasado 31, cuando nos tomamos las uvas, la mayoría cerramos y olvidamos el 12 para siempre… como si nunca hubiera existido.

Estoy convencido de que cambiaremos el número de la mala suerte y el 13 -este año- será sustituido por el 12. Porque estamos a las puertas de la recuperación. Datos hay que lo apuntan. Incluso la tendencia derrotista en los medios de comunicación comienza a tornarse y las noticias de carácter positivo adelantan la primavera de la situación económica. Leemos primeras páginas con titulares como “Las empresas que crearán empleo en 2013”, “BBVA abre el mercado mundial de emisiones” o “La demanda superó los 5.500 millones de euros y el 90 por ciento de los inversores han sido extranjeros”.

2013 es el año en el que el sector financiero terminará de sanearse, de concentrase y de capitalizarse. Entre las aportaciones de liquidez del BCE, (400.000 millones de euros) y las ayudas de la UE, vía FROB, (42.000 millones), la recapitalización parece estar terminada. El saneamiento ha hecho que los inversores extranjeros vuelvan a depositar su confianza en este nuestro mercado. Ahora, si nada se tuerce, el crédito en condiciones debe llegar a empresas y familias solventes para apoyar la recuperación.

La inversión extranjera directa en el primer semestre del año pasado fue de 14.800 millones de euros, frente a los 3.100 millones del año anteriorMás datos que ilustran la recuperación que llega. La inversión extranjera directa en el primer semestre del año pasado fue de 14.800 millones de euros, frente a los 3.100 millones del año anterior. O lo que es lo mismo, se multiplicó por cinco, casi. Y lo que es más positivo: “Hay evidencia de que distintos fondos de inversión están en la tesis de que es el momento de comprar activos españoles”. Un dato ilustrativo de la importancia del conjunto de la inversión extranjera directa: ha generado más de 1,3 millones de puestos de trabajo, el 7% del empleo nacional.

Los héroes, los exportadores españoles, siguen en la brecha, abriendo mercados, vendiendo más que nunca y manteniendo/creando empleos, en busca de la recuperación necesaria. Sólo así se explican los resultados de la balanza comercial española en los diez primeros meses del año, cuya tasa de cobertura ha sido del 86,8%, o lo que es lo mismo: con las exportaciones hemos pagado casi el 87% de lo que importamos. Es otro récord que baten los empresarios desde que tenemos estadística, en 1972.

Crucemos los dedos, porque la recuperación del empleo es la única manera que tendremos los ciudadanos de reconocer en carne propia la recuperación económica. Es cierto que en diciembre bajó el desempleo en 59.000 personas si lo comparamos con el mes anterior, y que en diciembre de 2011 aumentó en algo más de 1.800 parados. Pero no es dato suficiente para marcar tendencia.

2013 será un año difícil. Los niveles de crecimiento en España y en Europa no son alentadores. El FMI advierte de un -0,1 para la eurozona. Por eso pide el señor Rajoy a Alemania que “tire”, que impulse el crecimiento, en la seguridad de que el crecimiento de Alemania es el crecimiento de Europa.

Estamos a las puertas de que se normalice la actividad crediticia de los bancos, las inversiones extranjeras seguirán a buen ritmo, las exportaciones impulsarán y la prima de riesgo continuará bajando. Si esto ocurre, el déficit debería terminar el año en un 5%. Para ello es vital que el Gobierno comience en serio una profunda remodelación de las Administraciones y del sector público.

Preocupa la situación política. Este país no debería permitir ninguna alteración en el rumbo marcado. Y menos por motivos difíciles de entender que pueden afectar a la unidad del mercado, lo que podría retrasar la recuperación. Inaguantable.

*Juan Astorqui, Corporate Finance BM

Se acabó el año más duro de los últimos cincuenta. Un año en el que aumentó todo lo malo: el paro, los impuestos, el pesimismo… Y es difícil recordar un momento de nuestra historia reciente en el que el desánimo se haya apoderado con tanta fuerza de la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles. Con razón o sin tanta, lo cierto es que el pasado 31, cuando nos tomamos las uvas, la mayoría cerramos y olvidamos el 12 para siempre… como si nunca hubiera existido.