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Algunas dudas razonables a la solución de Bruselas
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Juan Manuel López-Zafra

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Algunas dudas razonables a la solución de Bruselas

“Afirmamos que es imperativo romper el círculo vicioso entre bancos y emisores soberanos.” Con esta solemne afirmación arranca el documento aprobado por la cumbre de la

Afirmamos que es imperativo romper el círculo vicioso entre bancos y emisores soberanos.” Con esta solemne afirmación arranca el documento aprobado por la cumbre de la Zona Euro del pasado jueves 28 de junio. Un éxito de nuestro Gobierno, según han señalado la práctica totalidad de medios de comunicación nacionales, consecuencia del plante de Monti ante Merkel, amenazando con dimitir y de ese modo generar mayor incertidumbre en la deprimida eurozona.

La aprobación, silenciosa pero necesaria, de François Hollande, Presidente de la República francesa, y el apoyo indubitado de nuestro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, habrían provocado que años de esfuerzos por la austeridad de la Alemania de Merkel se viniesen abajo a eso de las 5 de la mañana del viernes 29. Primero a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiara (FEEF) y a continuación por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el plan aprobado consistiría en una recapitalización directa de las entidades financieras en dificultades, sin necesidad por tanto de una garantía del Estado, que no haría sino incrementar el volumen de deuda de los países afectados. Así pues, la línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros en condiciones extremadamente favorables que consiguió nuestro Gobierno en la anterior reunión del Eurogrupo del 9 de junio se destinaría directamente a la recapitalización de la banca en dificultades.

Si España no se endeuda más, consigue fondos para el saneamiento de su sistema financiero y así salir de la crisis, sólo los aguafiestas y malas personas podemos entonces dudar del éxito lo conseguido el viernes. Vaya.

El presidente, en la rueda de prensa posterior a la cumbre, afirmó que la ayuda no tendría consecuencias en forma de condicionamientos macroeconómicos. Podemos disculpar este error del presidente por el cansancio acumulado tras muchas horas de dura negociación, pues el documento es claro al respecto: “Ello (la recapitalización) se basaría en la condicionalidad adecuada, incluido el cumplimiento de las normas sobre ayudas públicas, que debería ser específica de cada entidad, específica de cada sector o a escala de toda la economía y se formalizaría en un Memorando de Acuerdo.” Siendo una afirmación delicada (quizá se refería a uno mayor o nuevo), insisto en que no es ni mucho lo más grave del asunto, más aún cuando el condicionamiento existe ya desde 2009.

Si España no se endeuda más, consigue fondos para el saneamiento de su sistema financiero y así salir de la crisis, sólo los aguafiestas y malas personas podemos entonces dudar del éxito lo conseguido el viernes.

¿Dónde surgen, pues, las dudas? En primer lugar en el mecanismo de financiación. La crisis actual es una crisis de deuda, una crisis provocada por la alocada financiación de estructuras que, por su importancia, requerían un correcto casamiento de los plazos de inversión, y que sin embargo se financiaron principalmente mediante deuda a corto plazo (para una explicación alternativa a la del mainstream acerca de las causas y las consecuencias de la crisis resulta imprescindible el magnífico documental  español  Fraude, recién estrenado y que puede verse en este enlace).

Provengan de donde provengan los fondos para la recapitalización, su origen en la actualidad sólo puede ser uno de estos dos: o bien deuda o bien aumento de la masa monetaria. Supongo que esta posibilidad se descartará por el BCE, debido a las nefastas consecuencias que podría tener en términos de credibilidad y sobre todo de inflación. Así pues, para resolver un problema creado por la deuda… se generará más deuda (que, eso sí, habremos conseguido colocar a los alemanes, que acabarán pagando la irresponsabilidad de nuestros políticos). Keynes redivivo y Krugman, su portavoz más mediático, sonriendo.

Si la financiación de una crisis de deuda mediante la asunción de más deuda genera dudas tanto morales como metodológicas, resueltas de aquella manera por los economistas keynesianos, muchas más dudas genera el respaldo de los fondos.  Pongamos que efectivamente sólo son necesarios 60.000 millones de euros para rescatar a la banca, actualmente integrada en el FROB y por tanto de propiedad pública (Banco CAM, Catalunya Banc, NCG Banco,  Unnim Banc, Banco de Valencia y Bankia). ¿Quién respalda un impago por parte de estos bancos? El Estado, claro.

Eso explicaría el movimiento posterior a la cumbre por parte de nuestro gobierno para tratar de que el rescate pueda darse con efecto retroactivo. Una de las condiciones para la recapitalización directa establece que se llevará a cabo “cuando se establezca un mecanismo único y efectivo de supervisión, en el que participe el BCE”, algo que puede tardar tiempo en suceder. Mientras tanto, sería el FEEF quien ofrecería la financiación, respaldada necesariamente por el Estado, con el consiguiente incremento de deuda pública; y sólo cuando el MEDE estuviese activado y la supervisión por el BCE garantizada podría traspasarse la deuda del Estado a Europa… siempre que ésta lo acepte, claro está.

Así pues, a algunos nos surgen dudas. Dudas tanto en el plano moral, como en el teórico, como en el práctico. Dudas que no existirían de haber dejado quebrar a esas entidades. Confiemos que nuestro gobierno sea capaz de aclararlas. Es mucho lo que nos jugamos.

Afirmamos que es imperativo romper el círculo vicioso entre bancos y emisores soberanos.” Con esta solemne afirmación arranca el documento aprobado por la cumbre de la Zona Euro del pasado jueves 28 de junio. Un éxito de nuestro Gobierno, según han señalado la práctica totalidad de medios de comunicación nacionales, consecuencia del plante de Monti ante Merkel, amenazando con dimitir y de ese modo generar mayor incertidumbre en la deprimida eurozona.