Es noticia
Riesgo de pobreza y pensiones
  1. Economía
  2. Big Data
Juan Manuel López-Zafra

Big Data

Por

Riesgo de pobreza y pensiones

“Yo creo que subiremos las pensiones”Mariano Rajoy Brey, 21-09-2012Más allá de lo financieramente acertado de la decisión del pasado viernes del Consejo de Ministros de no

“Yo creo que subiremos las pensiones”

Mariano Rajoy Brey, 21-09-2012

Más allá de lo financieramente acertado de la decisión del pasado viernes del Consejo de Ministros de no revalorizar las pensiones conforme al IPC, permanecen dos elementos esenciales: la incapacidad de este Gobierno de mantener una sola de sus promesas y, lo más importante, el efecto de una decisión sobre una parte especialmente vulnerable de la sociedad, el colectivo de pensionistas.

Se está hablando mucho del riesgo de pobreza estos días. Y, relacionado con ello, coinciden en el tiempo la presentación del informe “Income from work after retirement in the EU” por parte de la European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions (Eurofound), hoy en Bruselas, y la celebración estos mismos días en Santiago de Compostela del International Congress on Social Diversity, en el que se están abordando este y muchos otros problemas que, de forma particular, atañen tanto a discapacitados como a las personas de mayor edad.

Durante 2010, y a nivel de la UE27, el porcentaje de hogares con dificultades para llegar a fin de mes fue del 53.6% para aquellos con un adulto de 65 o más años, y del 44.5% para los de dos adultos, con al menos uno de 65 o más. En España los valores fueron desgraciadamente superiores, alcanzando el 61.3% y 54.5% respectivamente. Surgen entonces dos alternativas para reducir ese riesgo: la asistencial (absolutamente imprescindible, pues en muchos casos ni la formación, ni la salud, ni la zona de residencia permiten otra) y la laboral.

En el citado informe de Eurofound, elaborado por los Dres. Dubois y Anderson, en el que también ha colaborado la Dra. De Paz Cobo, de la URJC, se lleva a cabo una revisión exhaustiva de los distintos esquemas de jubilación en la UE y las posibilidades contempladas en cada país en relación con el trabajo de los mayores. Efectivamente, uno de cada tres europeos quiere continuar trabajando llegada su edad de jubilación, y seis de cada diez piensan que la gente debería tener la posibilidad de hacerlo. De hecho, desde 2005 las tasas de empleo de las personas de edad superior a los 65 años se han incrementado significativamente en Finlandia, el Reino Unido, Lituania, Alemania y Austria. La persecución del interés individual, nuevamente, redunda en el beneficio del colectivo, pues un incremento tanto del tiempo de actividad como del número de personas en tal situación reduce la carga que pesa sobre los sistemas públicos de pensiones.

Es interesante observar cómo la dependencia demográfica en la UE27 pasará de un pensionista por cada cuatro en edad de trabajar a uno por cada tres en 2020. Sin embargo, esta relación no recoge el hecho de que entre los potencialmente activos no todos lo están, como ocurre de forma especialmente grave en situaciones de crisis económica como la actual. Surge así el ratio de dependencia económica, que en 2010 alcanzó el valor del 65%, lo que significa que en la UE27 tres activos mantienen a dos jubilados; el peso es ahora mismo exactamente el doble de lo que indica el de dependencia demográfica para 2020. Cierto es que los ratios, sean los que sean, no recogen los incrementos de productividad. Y que son precisamente esos incrementos de productividad inherentes al sistema capitalista los que han permitido la jubilación a los 65 años o la eliminación del trabajo infantil, entre otros avances sociales.

 

Mayores de 65 años en rojo, entre 16 y 64 en verde. Elaboración propia.

Desde 2005 las tasas de empleo de las personas de edad superior a los 65 años se han incrementado significativamente en Finlandia, el Reino Unido, Lituania, Alemania y Austria. La persecución del interés individual redunda en el beneficio del colectivo, pues un incremento tanto del tiempo de actividad como del número de personas en tal situación reduce la carga que pesa sobre los sistemas públicos de pensionesCabría preguntarse si es socialmente admisible que una persona que ya ha alcanzado la edad legal de jubilación (impuesta desde el Estado, independientemente de la actividad que desarrolle el ya jubilado y de su situación de salud) tenga la opción de permanecer activo. Evidentemente, desde la óptica social del pretendido reparto del trabajo (como si los puestos de trabajo fuesen manzanas que pudieran repartirse dentro de una caja) la pregunta carece de sentido, y, desde la del respeto a la libertad individual, aún más. Pero admitamos la barbaridad, desde un marco meramente de análisis. Para ello, quizá sería conveniente conocer cuál es la situación en la que se encuentra el colectivo analizado, en este caso el de los mayores de 65 años, pero no sólo de forma absoluta, sino también en comparación con los demás.  Una de las medidas más informativas acerca de su mejor o peor situación en cuanto a su capacidad económica es el ingreso mediano, valor que recoge el importe de los ingresos que divide en dos partes iguales al grupo: la mitad exactamente obtiene ingresos mayores y la otra mitad menores.

Efectúan los autores la relación por cociente entre el ingreso de mediano de los mayores de 65 años con el de quienes tienen entre 16 y 64 años; un valor de 1 indica igualdad entre los dos colectivos (en ambos existe la misma proporción de personas por encima y por debajo del mismo salario), mientras que valores inferiores a la unidad indican que el salario mediano de los mayores es inferior al de los potencialmente activos. Del gráfico anterior podemos concluir dos cosas: por un lado, que la evolución en sólo tres años ha sido positiva, pues en general ha crecido el valor del indicador; por otro, que los ingresos medianos del colectivo de mayores siguen en general siendo más de un 10% inferiores a los del resto de la población. De hecho, en España el ratio toma el valor 0.83 en 2010.

 

Distribución del ratio de salarios medianos de los mayores de 65 respecto de los potencialmente activos (16 a 64 años). Fuente: Eurofound.

No es extraño entonces que nuestros mayores quieran trabajar. Se encuentran (en general) bien de salud, tienen claramente mucho que aportar y sus ingresos no les permiten vivir de la forma en que lo hacían; ingresos proporcionados en su mayor parte por la pensión de jubilación, en el caso español con un sistema de reparto que limita las máximas y que sigue sometido al vaivén de las decisiones políticas (situaciones ambas que no se producirían en un sistema de capitalización). Y así, es normal que la tasa de empleo de las personas de 65 a 69 años en la UE27 se haya incrementado en 1,7 puntos porcentuales desde el 8.8% en 2005 al 10.5% en 2011, destacando en Finlandia con un incremento del 4.9% o el Reino Unido con uno del 4.7%. España ha pasado en ese mismo período del 4.5% al 5%.  Al mismo tiempo, en los EE.UU., y según el US Bureau of Labor Statistics, esa misma tasa de empleo en 2011 alcanzaba al 29.9% de la cohorte de 65 a 69 años de edad. Es interesante observar que esa misma población de mayores ha elegido mayoritariamente la opción de trabajo a tiempo parcial; comparando los terceros trimestres de 2007 y 2011, en la UE se ha pasado del  51.6% del total de mayores empleados al 56.8%. En España, mientras tanto, hemos caminado en sentido opuesto, pasando del 29.9% al 24.4%. Los países de más incremento son Chipre (11.3 puntos porcentuales, pp), Francia (8.8 pp), Suecia (8.4 pp) y Estonia (8.5 pp). Y recordemos que uno de los colectivos más sensibles al riesgo de pobreza es el de los mayores.

En el previamente citado congreso presento, junto con la Dra. de Paz Cobo, un estudio pormenorizado de la Encuesta de Condiciones de Vida 2011 del INE, publicada hace apenas 6 semanas. Hemos analizado cuáles son los factores que explican que los mayores de 65 años se encuentren dentro del umbral de riesgo de pobreza, hogares que en 2011 contaban con una renta inferior a 7.533 € por persona (el 60% de la renta mediana nacional); a pesar de la paulatina reducción ocurrida desde 2004, en 2011 en España casi el 21% de los mayores de 65 años se encontraban dentro de esa situación de riesgo.

 

Evolución de la tasa de riesgo de pobreza (%) para los mayores de 65 años desde 2004. Elaboración propia a partir de INE.

Hemos analizado hasta un total 10 variables que potencialmente explicarían la situación. Lo que demostramos es que el factor más importante en la explicación del riesgo de pobreza entre los mayores es la educación. Así, el mero hecho de tener estudios superiores provoca que sólo uno de cada quince se encuentre en riesgo (izquierda en el gráfico), frente a tres de cada quince en el colectivo general (centro). Por otro lado, en las parejas sin estudios y sin menores a cargo que viven en zona rural se incrementa el riesgo hasta la mitad del colectivo, como se presenta en la parte derecha.

 

Prevalencia del riesgo de pobreza según factores. “Analysis of poverty risk of older people in Spain”, ICSD 2012.

Si consideramos que una sociedad progresa cuando todos sus miembros lo hacen, no debemos descuidar la situación de nuestros mayores. La combinación de políticas asistenciales en los casos en los que sean necesarias con la posibilidad real para el individuo de seguir cotizando y colaborando activamente permitirá corregir las deficiencias que aún existen sin cargar innecesariamente la factura total en el contribuyente. Deben ponerse hoy las bases para ello.

“Yo creo que subiremos las pensiones”

Planes de pensiones Riesgo de pobreza