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La nube tecnológica que envuelve la nueva economía
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Jesús Banegas

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La nube tecnológica que envuelve la nueva economía

Los vertiginosos avances tecnológicos acontecidos en la primera fase de la nueva economía de nuestro tiempo están desembocando, gracias a Internet, en un nuevo modelo de gestión

Los vertiginosos avances tecnológicos acontecidos en la primera fase de la nueva economía de nuestro tiempo están desembocando, gracias a Internet, en un nuevo modelo de gestión de la información y la comunicación. Veamos algunas de las novedades más significativas y adónde nos están conduciendo.

Todo comenzó allá por 1990 cuando Tim Berners-Lee inventó la World Wide Web y estableció las condiciones para sustituir todas las bases de datos privadas “online” por una amplia y única base.

Casi una década después, Shawn Fanning  inventó algo llamado Napster que permitía compartir música en Internet; de este modo, demostró que Internet podía permitir que muchos ordenadores funcionaran como un solo ordenador compartido. El invento fue declarado ilegal –nació con él el delito digital- en 2001, pero el negocio de proporcionar servicios informáticos en Internet floreció gracias a él.

Tras los primeros escarceos –léase, Yahoo- tecnológicos que comenzaron a organizar públicamente las búsquedas en Internet, llegó Google, para convertirse en un santiamén en el gran servicio público de información y quizás algo más. Según David A. Vise & Mark Malseed –autores de “The Google Story”- : “Nada, desde que Gutemberg  inventara la imprenta hace cinco siglos haciendo accesibles y ampliamente disponibles a la gente los libros y las obras científicas, ha potenciado tanto el acceso a la información, y por tanto a la innovación, como Google”.

Más tarde aparecieron las redes sociales, inexistentes hace nada y enormemente populares ahora, gracias a My Space y Facebook, de suerte que ahora invertimos más tiempo en utilizar los nuevos servicios “online” que ejecutando aplicaciones tradicionales de nuestros discos duros. De este modo, vuelve a verificarse que la tecnología configura los hábitos sociales y por tanto la economía.

Todo lo dicho ha obligado a un crecimiento exponencial de los “data centers” y con ellos a un extraordinario incremento del consumo de energía eléctrica; hasta el punto de que un ingeniero de Google, Luiz André Barroso, ha llegado a decir que “si se bloquean mejoras sustanciales en la eficiencia de los ordenadores, durante los próximos años los costes de la energía podrán fácilmente superar los costes del hardware”.

En la escalada hacia el nuevo paradigma de nuestro tiempo, el “cloud computing”, por el que  los datos y  su procesamiento ya no están junto a nosotros sino en una especie de nube que nos envuelve y con la que nos relacionamos gracias a las redes de telecomunicaciones, se han sucedido historias que habrían resultado increíbles hace poco y hoy integran, con toda naturalidad, nuestro presente.

Quizás el caso más llamativo sea el de You Tube, nombre elegido el día de San Valentín de 2005 por sus inventores –Chad Hurley, Steve Chen y Yawad Karem- para lanzar un servicio para compartir vídeos que fuera fácil de usar. En mayo del mismo año ya disponían de 3,5 millones de dólares –una operación de capital riesgo en España, suponiendo que exista, que tomaría cinco veces más tiempo para …ignorar finalmente el proyecto-, lo que permitió lanzar el servicio en diciembre -¡del mismo año se entiende!- y vender inmediatamente la empresa a Google por 1.650 millones de dólares; un buen negocio, no sólo para los vendedores, aun más para los compradores. Un año antes, otro gigante de Internet, eBay compraba la compañía telefónica de internet Skype -fundada dos años antes- por 2.100 millones de dólares. 

Este vertiginoso acontecer plantea muchos e interesantes desafíos, entre los que cabe seleccionar dos; uno de orden práctico y otro de orden filosófico. A nivel práctico, el suministro energético barato y las redes de fibra óptica de muy alta velocidad se están convirtiendo en las palancas o barreras –según se disponga o no de ambos factores- al desarrollo de la nueva economía de los próximos años. Y a nivel filosófico, Kevin Kelly, artífice de buena parte del prestigio de la emblemática revista “Wired”  y pionero y perspicaz intelectual de la nueva economía, sostiene que Internet se está convirtiendo en un “máquina pantagruélica, …un dispositivo de conocimiento y detección cuya capacidad superará la de cualquier invento previo”.

(Nicholas Carr, editor de la “Harvard Business Rewiew”, famoso polemista y escritor de éxito –“Does IT Matter?”, (2004)-, en su último libro felizmente traducido al español nada más publicarse –“El gran interruptor: El mundo en red de Edison a Google”, Ediciones Deusto, (2009)-  escribe y reflexiona sobre buena parte de lo dicho, junto con los otros autores citados).

Jesús Banegas Núñez

Los vertiginosos avances tecnológicos acontecidos en la primera fase de la nueva economía de nuestro tiempo están desembocando, gracias a Internet, en un nuevo modelo de gestión de la información y la comunicación. Veamos algunas de las novedades más significativas y adónde nos están conduciendo.

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