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Juan Carlos Barba

Gráfico de la Semana

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Balance del año 2013

Durante el año 2013 la economía mundial ha vuelto a remontar desde una situación muy adversaEl año 2013 se puede concluir que ha sido un año

Durante el año 2013 la economía mundial ha vuelto a remontar desde una situación muy adversa

El año 2013 se puede concluir que ha sidorelativamente bueno para la economía mundial en su conjunto, aunque habría que matizar según las diferentes regiones. Podemos distinguir dos grupos de países. Por una parte, los países más ricos, donde en casi todas las cosas han mejorado con fuerza, y la mayor parte de los emergentes, donde el año ha sido bastante negativo.

Comenzando por EEUU, después del tropezón de finales del 2012, el PIB ha vuelto a crecer con cierta alegría y en el último trimestre ha alcanzado el 3,6% en tasa anualizada. Los indicadores adelantados como el PMI nos dicen que el cuarto trimestre será también bueno, especialmente por la evolución del sector industrial, que ha mejorado muy notablemente en los últimos meses mientras que el sector servicios continúa con tasas de expansión muy aceptables.

La sorpresa del año ha venido sin duda de la mano de Japón, que tras el desastre de Fukushima se hundió en una crisis de la que no ha empezado a salir hasta hace unos meses. Hay opiniones encontradas sobre cuánto debe esta recuperación a la heterodoxa política económica del nuevo Gobierno. Personalmente estoy con los que creen que sí que se debe a eso, aunque posiblemente no por las razones que esperaba el Ejecutivo japonés. El caso es que en estos momentos el PIB japonés es el mayor de su historia y supera por primera vez al de 2008.

En Europa la situación se ha estabilizado en varios países, especialmente en España e Italia. Alemania da indicios de una recuperación bastante firme y Francia, sin embargo, ha manifestado una gran debilidad en el tramo final del año, debido a que las medidas de estabilización del BCE han beneficiado mucho a los países en riesgo de quiebra inminente a finales de 2011 (Italia, España, Portugal...) y muy poco a los que no lo estaban, como es el caso de Francia.

En la divergente evolución de las economías francesa y germana, durante este año se ponen claramente de manifiesto las debilidades y fortalezas de sus sistemas productivos. El alemán se halla bastante bien adaptado al mundo globalizado (Alemania es la fábrica de las fábricas y además un proveedor de bienes duraderos de lujo muy caros), mientras que el sistema productivo francés sigue en su mayor parte viviendo en un mundo que se está esfumando a toda velocidad.

El que este mundo nos guste o no es una cuestión diferente, pero el hecho es que el cambio está ante nosotros. En los países de la periferia, las debilidades de sus respectivos sistemas productivos se pondrán de manifiesto a partir de ahora, pues lo que hemos visto hasta estos momentos es el efecto de la reversión en los flujos financieros negativos que se produjeron en 2011 y primera mitad de 2012. Ni las cosas estaban tan mal entonces ni el rebote visto en 2013 se debe tampoco a ninguna virtud en especial de nuestras economías. Esto vale especialmente para el caso español, cuyo Gobierno saca pecho atribuyéndose de forma bastante ridícula méritos que no son suyos.

En el conjunto de la OCDE ha sido un año relativamente bueno, dado el buen comportamiento de las tres economías más grandes (EEUU, Japón y Alemania), como se aprecia en el gráfico del PIB.

En el conjunto del mundo, el indicador más apropiado a mi parecer es el PMI global, que vemos en el siguiente gráfico. Después de una alarmante entrada en negativo a mediados de 2012, se ha recuperado y actualmente está en un nivel que implicaría un modesto crecimiento de la economía mundial algo por debajo del 2,5% (aproximadamente 1 punto por debajo de lo habitual antes de 2008). Para ser una recuperación, no es precisamente para tirar cohetes.

La culpa de este modesto crecimiento no es de EEUU, Japón ni de Europa (a pesar de Francia, España o Italia), sino del comportamiento de los emergentes, que podemos ver una vez más en los PMI. Aunque las cifras del PIB no resultan sospechosas en varios de estos países, en otros como China sí que parece que están bastante hinchadas, por lo que en mi opinión es preferible utilizar el PMI como indicador.

Comenzando por China, se ve con claridad en el gráfico que las cifras del PMI del conjunto de su economía denotan un crecimiento débil, aunque con una ligera recuperación en los últimos meses. Nada que ver con las cifras previas a la crisis. Desde 2011, además, China parece que tiene serios problemas para mantener su ritmo de crecimiento económico, con varias entradas puntuales en el terreno negativo.

La situación en India es mucho peor, con un PMI que denota un decrecimiento de la actividad económica y la peor situación desde la primera mitad de 2009. También en este caso se ve una cierta mejoría en el tramo final del año.

En Brasil la debilidad también es manifiesta, con una breve entrada en negativo en la primera parte del año y una pequeña recuperación que actualmente nos informa de un leve crecimiento de la actividad.

En Rusia vemos la misma imagen repetida, con un crecimiento muy pequeño de la actividad en estos momentos.

Por último, en Sudáfrica (el quinto de los BRICS) vemos exactamente lo mismo.

Es bastante complicado saber qué es exactamente lo que está pasando en estos momentos para que en los emergentes las cosas no estén yendo tan bien como era habitual. En Brasil, Sudáfrica o India ha habido un proceso muy similar al sufrido por España, con fuertes déficits en la balanza corriente que no se han traducido en inversiones en capacidad industrial más que de forma parcial. Esto, a largo plazo, es insostenible y posiblemente lo que estemos viendo son las consecuencias de ello.

Por fortuna para estos países, las cosas no han llegado tan lejos como en España debido a que poseen moneda propia, y las correcciones son mucho más sencillas y rápidas por esta razón. El caso de China es distinto, y posiblemente la debilidad actual sea la consecuencia de muchas malas inversiones hechas en los últimos años, unido a que China está entrando ya en la famosa trampa de la renta media, en la que no se pueden dar crecimientos de la economía tan fuertes.

Este devenir en países de renta media y baja ha beneficiado de alguna forma a las economías avanzadas, pues si bien las exportaciones pueden haberse visto perjudicadas, ha permitido que los precios de las materias primas y en especial de la energía hayan detenido su subida. No olvidemos que los países ricos seguimos siendo los grandes consumidores de recursos, sobre todo a nivel per cápita.

En conclusión, el año 2013 ha sido un año de transición en que el crecimiento económico se ha trasladado en buena medida de los emergentes a EEUU y Japón y la zona euro se ha estabilizado –al menos de momento–, lo que ha detenido el desplome de la periferia. El año termina con una mejora en los emergentes y un mantenimiento de la actividad en el resto.

Durante el año 2013 la economía mundial ha vuelto a remontar desde una situación muy adversa

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