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Comparando la crisis en España, Alemania, Italia y Francia
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Juan Carlos Barba

Gráfico de la Semana

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Comparando la crisis en España, Alemania, Italia y Francia

Casi todos los países europeos necesitan repensar el lugar que pueden ocupar en la economía mundial en esta primera mitad del siglo XXI

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la canciller alemana, Angela Merkel, recorren a pie un tramo del Camino de Santiago. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la canciller alemana, Angela Merkel, recorren a pie un tramo del Camino de Santiago. (EFE)

Muchas veces, cuando se habla de la gran crisis que comenzó en 2007 y que, contra lo que quisieran los políticos, está solo viviendo una tregua, se minusvalora la asimetría con que ha golpeado a las cuatro primeras economías de la Eurozona, Alemania, Francia, Italia y España. Para hacer una estimación desde una orientación algo distinta a la habitual podemos tomar por un lado un indicador de consumo como es el comercio minorista y por otro uno de producción como es la industria. Dejaremos a parte la construcción ya que su importancia ha sido mucho más reducida en Alemania, Francia e Italia y además su implosión casi absoluta en España y la gran importancia que alcanzó en la primera década del siglo hace parecer las cosas aún peores de lo que ya son.

En el primer gráfico, el del comercio, podemos ver que aumentó entre 2000 y 2008 un 17% en España, mientras que en Italia lo hacía un 11%, en Alemania bajaba un 2% y en Francia subía un 20%. Esto se explica en nuestro caso casi en su totalidad por el gran aumento de población que tuvo España (14%), frente al 0% de Alemania, 6% de Francia y 3% de Italia.

Esto se alimentó por la enorme burbuja crediticia que vivimos, y que fue al fin y a la postre la que hizo subir la demanda de mano de obra que causó el aumento de población. En Alemania el crédito privado (no deflactado) subió entre 2000 y 2008 un 7%, en Italia un 97%, en Francia un 66% y en España un ¡¡¡230%!!!El descontrol crediticio a nivel interno como vemos ocurrió en todos los países salvo Alemania, pero en España alcanzó proporciones siderales.

Esto, y no otra cosa, fue lo que empujó de esa forma la demanda interna. Sin embargo la supuesta “virtud” de los alemanes se cae por tierra cuando vemos que su sector financiero entró de lleno en la orgía de expansión de balances y titulizaciones de deuda, creando dinero de la nada y prestándoselo a los bancos de otros países. El cuento de los laboriosos trabajadores alemanes que ahorran y prestan a las cigarras del Sur que luego se lo gastan en fiesta no es sino una interpretación paranormal de lo que ocurrió que no resiste el mínimo análisis empírico.

Desde luego que España, Grecia e Irlanda aumentaron la demanda (pública y privada) de una forma muy importante y que no estaba respaldada por mejoras en la productividad, pero eso es porque sus oligarquías locales permitieron y fomentaron que la economía entrara en la enloquecida dinámica de expansión del crédito ya que las ganancias eran astronómicas para ellos tanto a nivel económico como político. En Italia y Portugal las cosas fueron bien distintas, pues no se lanzó ninguna burbuja (inmobiliaria en España e Irlanda, de gasto público en Grecia), sino que simplemente se utilizó el crédito para sostener unas estructuras económicas que se caían a pedazos y no acometer reformas de calado. Unas estructuras que se desmoronaban igualmente en España y Grecia (en Irlanda sí que se montó a la vez un fuerte sector exportador), y cuyas vergüenzas se taparon con los esteroides del crédito.

De esta forma la avaricia y la ambición de unos pocos arruinó no solo la vida de millones de españoles sino también la de millones de extranjeros que acudieron a nuestra tierra

Cuando las burbujas empezaron a reventar todo se vino abajo en estos países y es lo que vemos en el gráfico. Mientras que en Alemania todo siguió más o menos igual y en Francia la crisis fue leve y el consumo retomó una senda ascendente bastante pronto, en Italia a estas alturas se ha perdido el 8% del comercio y en España nada menos que un 25%. Esto también explica como es lógico el impresionante aumento del paro español, que si ya hubiera subido mucho si hubiéramos seguido la senda italiana o portuguesa, así lo hizo mucho más por el aumento de la población. De esta forma la avaricia y la ambición de unos pocos arruinó no solo la vida de millones de españoles sino también la de millones de extranjeros que acudieron a nuestra tierra. La reciente dinámica de venta de deuda al exterior que está alimentando la recuperación actual como vemos solo ha servido para estabilizar el consumo y evitar que se siga hundiendo, aunque es probable que dado que el proceso de endeudamiento con el exterior se está acelerando pueda remontar algo en los próximos meses. La deuda del Tesoro en manos de extranjeros vuelve a superar el 50%.

Si analizamos la producción industrial vemos que aumentó en España con la burbuja un 8%, en Italia permaneció prácticamente estable, en Alemania un 21% y en Francia hubo un aumento marginal. Es decir, que el único país que realmente se dedicó a invertir en mejorar su sistema productivo durante los años de la fiesta del crédito fue Alemania, ya que el aumento español se debió sobre todo al impulso de la industria auxiliar a la construcción. La rentabilidad política de la inversión a largo plazo se ve que es nula en la mayor parte de los países. Después del estallido de la burbuja Alemania casi ha recuperado los niveles anteriores (-2%), mientras que en Italia se ha hundido (-26%), en Francia se arrastra a duras penas sin indicios de remontar (-15%) y en España ha sufrido una devastación aún mayor que la de Italia (-29%) y, al igual que en el comercio, apenas se ve una estabilización.

El gráfico de la producción industrial es mucho más preocupante todavía pues nos está diciendo que el único país que a duras penas está aguantando la embestida de la globalización y la dura competencia de cada vez más países extraeuropeos es Alemania, mientras que los demás se han quedado descolgados de lo que está pasando en el mundo, no reaccionan y se encaminan (nos encaminamos) directamente al desastre, como muestra el desacoplamiento entre consumo y producción. Esto, por otra parte, también pinta un negro panorama sobre la sostenibilidad a largo plazo de la zona euro.

Este fenómeno no parece que esté ocurriendo en los EEUU, donde los gráficos de producción industrial y comercio minorista no se están desacoplando, aumentando incluso algo más deprisa últimamente la producción (las escalas se han adaptado para que la comparación sea fiable). Aunque la forma de conseguirlo no sea ejemplar pues entre otros problemas ha causado un gran aumento de la desigualdad, está claro que la situación no es comparable con la europea.

La conclusión es que casi todos los países europeos necesitan repensarde forma apremiante el lugar que pueden ocupar en la economía mundial en esta primera mitad del siglo XXI y que, a no ser que se haga algo urgentemente, el proceso de decadencia industrial y endeudamiento exterior que está ocurriendo en muchos países hará que las estructuras políticas europeas actuales se desintegren, muchas economías se vean metidas en problemas aún más graves de los que tienen y ese estado del bienestar más o menos desarrollado que disfrutan sus poblaciones acabe por ser insostenible.

Muchas veces, cuando se habla de la gran crisis que comenzó en 2007 y que, contra lo que quisieran los políticos, está solo viviendo una tregua, se minusvalora la asimetría con que ha golpeado a las cuatro primeras economías de la Eurozona, Alemania, Francia, Italia y España. Para hacer una estimación desde una orientación algo distinta a la habitual podemos tomar por un lado un indicador de consumo como es el comercio minorista y por otro uno de producción como es la industria. Dejaremos a parte la construcción ya que su importancia ha sido mucho más reducida en Alemania, Francia e Italia y además su implosión casi absoluta en España y la gran importancia que alcanzó en la primera década del siglo hace parecer las cosas aún peores de lo que ya son.

Producción industrial Productividad Crisis