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Optimismo en la economía europea. Sigue el buen momento bursátil
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Ignacio Rodríguez Añino

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Optimismo en la economía europea. Sigue el buen momento bursátil

Dejando aparte la España, donde prevalecen las sombras sobre las luces, hay razones para mantener el optimismo en la economía europea, y sobre sus bolsas. Y

Dejando aparte la España, donde prevalecen las sombras sobre las luces, hay razones para mantener el optimismo en la economía europea, y sobre sus bolsas. Y eso a pesar del miedo que existe a una bajada brusca de los mercados financieros que estaría alimentada por la crisis de las hipotecas “sub-prime” en Estados Unidos, la consecuente ralentización de esa economía, el posible estallido de la burbuja bursátil China y la subida sin fin de los tipos de interés a lo largo y ancho del mundo civilizado.

Sin embargo, se puede decir que la economía europea está en forma, mejor incluso de lo que ha estado en años. Y las previsiones económicas siguen siendo relativamente positivas a pesar del incremento del IVA en Alemania al principio de 2007 y las sucesivas decisiones del Banco Central Europeo de subir los tipos de interés.

Los fundamentales también se muestran sólidos. Las compañías han conseguido un fuerte crecimiento en beneficios, tienen valoraciones atractivas y los movimientos corporativos de consolidación que parecen no acabar nunca. Las bolsas europeas se han comportado mejor que las de Estados Unidos o Asia, debido a tendencias a largo plazo que deberían continuar empujando a las bolsas del Viejo Continente. Y entre esas tendencias debemos incluir el desarrollo económico del Este de Europa, las reestructuraciones de compañías y una cultura empresarial cada vez más alineada con los intereses de los accionistas minoritarios.

Hablando de países, la bolsa de Alemania ha brillado con luz propia debido al aumento de la confianza de los inversores en el crecimiento de la economía más importante de Europa. Muchas compañías alemanas han aumentado sus prácticas de buen gobierno y se preocupan más de sus accionistas. Por primera vez en mucho tiempo se han acometido reestructuraciones, se han recortado gastos y se ha aumentado el retorno al accionista. Todo ello ha tenido un resultado espectacular. Por ejemplo Siemens, el gigante electrónico de Munich, que yacía olvidado por los inversores, ha pasado a ser un valor atractivo al verse los efectos positivos de sus esfuerzos por reestructurarse. Y además, las compañías alemanas han obtenido un crecimiento significativo de sus ventas al centrarse en mercados internacionales de rápido crecimiento, como China, y al utilizar mano de obra barata del Este de Europa.

También en Francia las compañías están mostrando mayor interés en crear valor para el accionista (y esto no lo habíamos visto en mucho tiempo). La cadena hotelera Accor ha anunciado hace poco un nuevo plan estratégico y además ha incrementado su rentabilidad a sus accionistas. También está proponiendo segregar algunas actividades que podrían incrementar significativamente el valor de la acción.

Mientras tanto, Danone es otro ejemplo de compañía atractiva: tiene una posición dominante en su mercado, el mayor crecimiento en su sector y buenos activos estratégicos. Su equipo gestor está centrado en la rentabilidad de la compañía y esto debería continuar siendo positivo para los accionistas.

¿Y qué decir de los bancos en Europa? Los inversores en este sector se han beneficiado, y mucho, de la actividad corporativa, con OPAS, unas ciertas y otras simples rumores que han dado un buen empujón a los precios de las acciones bancarias. Ofertas como las de Barclays o Royal Bank of Scotland y Santander sobre ABN Amro han beneficiado al precio de éste último.

La renta variable Europea sigue teniendo valoraciones atractivas y hay mucho donde elegir para un inversor prudente. Creo que una estrategia de inversión, basada en la cuidadosa selección de compañías baratas que puedan hacerlo mejor de lo que piensa el consenso, es una estrategia que va a seguir dando buenos resultados a los inversores. Y eso a pesar de una hipotética y temida desaceleración de la economía americana.

*Responsable en España de la gestora M&G

Dejando aparte la España, donde prevalecen las sombras sobre las luces, hay razones para mantener el optimismo en la economía europea, y sobre sus bolsas. Y eso a pesar del miedo que existe a una bajada brusca de los mercados financieros que estaría alimentada por la crisis de las hipotecas “sub-prime” en Estados Unidos, la consecuente ralentización de esa economía, el posible estallido de la burbuja bursátil China y la subida sin fin de los tipos de interés a lo largo y ancho del mundo civilizado.