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Adicción a los estimulantes
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Jesús Sánchez-Quiñones

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Adicción a los estimulantes

Las medidas de shock aplicadas por las autoridades mundiales tras la quiebra de Lehman han evitado que la recesión en la que nos encontramos se convirtiera

Las medidas de shock aplicadas por las autoridades mundiales tras la quiebra de Lehman han evitado que la recesión en la que nos encontramos se convirtiera en una profunda depresión.

 

Los gobiernos de los principales países desarrollados han rescatado sus respectivos Sistemas Financieros mediante inyecciones directas de capital público; otorgamiento de avales a las emisiones realizadas por las entidades financieras; cambios de la normativa contable que han evitado la generación de ingentes pérdidas por la valoración de los activos a un distorsionado precio de mercado.

 

Por otro lado, los bancos centrales han aplicado drásticos recortes de tipos hasta mínimos históricos: 0,25% en EE.UU. y 1% en Europa. Asimismo, han inundado de liquidez a las entidades financieras, proporcionándoles tanto dinero como necesitasen a tipos mínimos. (400 mil millones de euros a un año al 1% en la subasta del 30 de junio en el caso del BCE).

 

Los gobiernos han adoptado medidas de aumento del gasto público para intentar incrementar la demanda agregada a cualquier costa. Aquí se enmarcan medidas como las ayudas directas a la compra de automóviles, el plan E español y las políticas de inversión pública acelerada aprobadas por algunos países.

 

Como resultado de todas estas medidas durante el verano se han publicado datos de crecimientos trimestrales del PIB en Alemania, Francia, Grecia, Portugal y Japón; los índices de confianza y de producción industriales han rebotado desde mínimos en Europa y en EE.UU.; para el tercer trimestre se esperan crecimientos del PIB (anualizados) del entorno del 4% en EE.UU. y del 3% en la UE; los beneficios de las empresas cotizadas sorprenden al alza e incluso aumentan las expectativas de beneficios para 2010 con crecimientos del 28% para el S&P, 21% para el Eurostoxx y del 4% para España.

 

Los repuntes de actividad se están produciendo desde niveles muy alejados a los existentes hace un año. Asimismo, el incremento de la producción se debe principalmente a la reconstrucción de inventarios. Para que la recuperación sea sostenible, el consumo privado debe tomar el relevo, hecho difícil en un entorno de aumento del paro y de desapalancamiento de empresas y familias. Existe un peligro cierto de considerar que tras los datos positivos coyunturales todo vuelve a la normalidad, olvidando la necesidad de realizar ajustes y reformas profundas en la economía. De no llevarlas a cabo la recuperación será más lenta y menos intensa.

 

Webber del BCE comentaba recientemente que el PIB de Alemania no alcanzará el nivel de 2007 hasta 2012 ó 2013. El crecimiento de los próximos años será bastante moderado incluso en uno de los países que primero está saliendo de la recesión. Las economías que se sitúan en los furgones de cola, como la española, tendrán que esperar incluso más para alcanzar ese nivel de actividad.

 

Los “estimulantes” suministrados a la economía han surtido efecto, permitiendo evitar una depresión. Sin embargo, es necesario que las autoridades dispongan de una “estrategia de salida” retirando paulatinamente la medicación suministrada. En algún momento habrá que revertir las medidas adoptadas: drenando liquidez, subiendo tipos y reduciendo los déficits públicos. 

 

En el caso de retirar los estímulos demasiado pronto, se corre el riesgo de una recaída del crecimiento y de una vuelta a la recesión. Por el contrario, demasiado tiempo con “estimulantes” crea adicción, provocando efectos secundarios negativos en la economía: elevada inflación, cuentas públicas insostenibles y peligro de nuevas burbujas financieras.

 

Difícil equilibrio pero todo parece indicar que de momento ni siquiera existe una “estrategia de salida”.

 

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4

Las medidas de shock aplicadas por las autoridades mundiales tras la quiebra de Lehman han evitado que la recesión en la que nos encontramos se convirtiera en una profunda depresión.