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Cuando ruge la marabunta de inversores bajistas
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Ignacio Rodríguez Añino

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Cuando ruge la marabunta de inversores bajistas

En los últimos días los españoles nos sentimos como aquellos exploradores de la selva sudamericana de la película “Cuando ruge la marabunta” de 1954. Ante una

En los últimos días los españoles nos sentimos como aquellos exploradores de la selva sudamericana de la película “Cuando ruge la marabunta” de 1954. Ante una marea imparable de inversores que apuestan por un colapso de España, parece que no hay nada que pueda detener a la plaga. Y no hay lugar donde esconderse.

 

Ayer me decía el director de una banca privada internacional con presencia en España, que la manera más fácil de ganar dinero en los mercados es apostar a la baja cuando hay pánico. Los inversores bajistas han ganado en la apuesta de que Irlanda tenía que ser salvada, y una vez que ya hay rescate irlandés, todas las miradas se han vuelto hacia los siguientes en la lista, Portugal y, después,  España, una presa grande que puede dar a ganar mucho dinero.

La razón principal de esta apuesta bajista es la incertidumbre de la situación actual española. Tenemos una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo, la tasa de paro más alta de la Unión Europea y una tasa de endeudamiento de las familias también muy alta.

Cuando hablo con inversores extranjeros, la visión que tienen de España es que se va a tardar bastante tiempo en mejorar esta situación. La recuperación no va a ser inmediata y van a hacer falta años para ver crecer la economía. Otro tema recurrente entre los inversores extranjeros es la falta transparencia, sobre todo en el sector bancario. Y cuando argumento de que por ahora en España no se ha tenido que rescatar a casi ningún banco, a diferencia de EEUU o del Reino Unido, que los grandes están diversificados internacionalmente, que existe el FROB y que el Banco de España ha sido y es muy duro en la política de dotación a reseras, me responden que eso es cuando afloren todas las pérdidas del mercado inmobiliario que realmente se tienen en los balances bancarios no va a haber quien pare la marea.

Y dicen que en 2011 el coste de financiación bancaria va a ser más alto por los impagados y por la falta de credibilidad y que probablemente más de uno necesite rescate. Por no creer, muchos no se creen ni siquiera los "stress tests" realizados en verano ni la dureza que tiene el Banco de España

Financiación Pública

Si a estas opiniones sumamos que la necesaria reducción del déficit público no convence siquiera a la Unión Europea, al problema privado sumamos el de la financiación pública.

La salida de esta situación no es fácil. Cuando no existía el euro, España podría haber devaluado su moneda y de esta manera reducir su deuda (en relación a una moneda fuerte como el dólar o el marco en su caso,  y ganar competitividad. Al no existir esta posibilidad desde la entrada del euro, la única alternativa son planes de ajuste muy duros tanto en salarios como en impuestos para ganar esa competitividad que no tenemos.

Muchos analistas anglosajones euro escépticos  y que añoran una libra como divisa de referencia abogan por una ruptura del euro, más o menos controlada, incluso con la creación de un euro fuerte y un euro débil que permita a las economías con mayores problemas devaluar. No es una solución fácil, afectaría no sólo a periféricos sino también al núcleo de la unión monetaria ya que Alemania y Francia (y sus bancos) son los mayores acreedores de las economías con problemas.

La solución perfecta no es evidente. Por un lado, se debe transmitir confianza a los mercados: no sólo se anuncian sino que se tienen que ejecutar las reformas radicales y los recortes de gastos necesarios. Por otro, se tiene que actuar con una transparencia exquisita, sobre todo en los sectores que más dudas crean entre los inversores extranjeros: el inmobiliario y el bancario. Los nuevos test de stress pueden ser un buen comienzo.

Por último, y no menos importante, es que Europa  sea capaz de crear mecanismos creíbles de cumplimiento presupuestario, políticas fiscales comunes y planes de salvamento que transmitan también confianza en el futuro. Y el BCE debe ser más agresivo en sus políticas de defensa del euro o de mantenimiento de tipos de interés bajos

El problema es si los mercados nos van a dar tiempo para construir un refugio antes de que llegue la marabunta.

En los últimos días los españoles nos sentimos como aquellos exploradores de la selva sudamericana de la película “Cuando ruge la marabunta” de 1954. Ante una marea imparable de inversores que apuestan por un colapso de España, parece que no hay nada que pueda detener a la plaga. Y no hay lugar donde esconderse.

Inversores