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Las participaciones industriales de las cajas cambiarán de manos
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Jesús Sánchez-Quiñones

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Las participaciones industriales de las cajas cambiarán de manos

Durante los años de bonanza las cajas de ahorros realizaron numerosas inversiones de paquetes significativos en empresas cotizadas. Por razones fiscales dichas inversiones excedían del 5%

Durante los años de bonanza las cajas de ahorros realizaron numerosas inversiones de paquetes significativos en empresas cotizadas. Por razones fiscales dichas inversiones excedían del 5% del capital de la empresa objeto de inversión.

 

Ahora que las cajas de ahorros han de fortalecer sus balances, están ávidas de materializar el mayor porcentaje de activos posible. Pese al sentido estratégico que pudieran tener las participaciones en empresas cotizadas en el momento de la inversión, serán pocas las posiciones que no acaben liquidándose. Las prioridades mandan, y ahora la liquidez es un buen escaso y las participaciones financieras en empresas consumen capital. Es decir, mantener las inversiones en empresas cotizadas les obliga a tener más capital que si se materializara dicha participación.

Aunque con menor intensidad, los bancos también pueden verse en la tesitura de preferir vender sus participaciones industriales y realizar liquidez que mantener una posición inmovilizada y que les penaliza el cálculo de recursos propios.

Las entidades financieras españolas (cajas de ahorros + BBVA + Santander) mantienen posiciones en 16 de las 35 empresas que componen el índice Ibex35. A modo de ejemplo, en BME controlan el 19% del capital, en Enagas el 20%, en Iberdrola el 12,9%, en Indra el 25%, en Abertis el 25%, en Mapfre el 15% e incluso en Telefónica el 12%.

Fuera del Ibex 35 también son numerosas las inversiones de las cajas de ahorros, excediendo la veintena de empresas participadas. Entre ellas destaca el 24% controlado en Pescanova, el 9,5% en Europac, más del 40% en SOS, el 25% en NH Hoteles, o el 24% en General de Alquileres y Maquinaria.

Sin predeterminar que participaciones se desinvertirán, es claro que existe un caldo de cultivo propenso para que determinados inversores o empresas extranjeras que deseen tomar posiciones en algunas de las principales empresas nacionales saquen provecho de la necesidad de determinadas entidades de materializar sus participaciones industriales.

Se dan todos los ingredientes para que este año sea el año de las operaciones corporativas. Difícilmente se repetirá en determinadas empresas la voluntad de accionistas relevantes de vender paquetes significativos que aunque no otorguen el control de la sociedad sí permite tomar posiciones destacadas en el accionariado. Sin duda habrá inversores internacionales y empresas multinacionales muy pendientes del proceso.

En los próximos meses las cajas de ahorros, tras transformarse en bancos, acudirán a la bolsa en busca de capital. La oferta de papel (acciones) de las cajas de ahorros será cuantiosa. Cualquier entidad que desee deshacer sus participaciones industriales en bolsa, lo lógico es que realice la desinversión con anterioridad a su propia salida a bolsa, al objeto de no acumular oferta de papel (acciones a la venta) y perjudicar su propia cotización.

Dado el déficit de ahorro de la economía española, es de prever que una parte significativa de las participaciones vendidas sean adquiridas por inversores extranjeros. La segunda derivada de la reestructuración de las Cajas de Ahorros será el impacto considerable en el cambio del accionariado de las empresas cotizadas. Las participaciones que permanezcan serán la excepción, no la norma.

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4

Durante los años de bonanza las cajas de ahorros realizaron numerosas inversiones de paquetes significativos en empresas cotizadas. Por razones fiscales dichas inversiones excedían del 5% del capital de la empresa objeto de inversión.