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¿Cuántos rescates necesitará Grecia?
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Jesús Sánchez-Quiñones

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¿Cuántos rescates necesitará Grecia?

Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, y ante la imposibilidad de determinadas empresas promotoras o inmobiliarias de devolver sus deudas, ha sido habitual la decisión

Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, y ante la imposibilidad de determinadas empresas promotoras o inmobiliarias de devolver sus deudas, ha sido habitual la decisión de algunas entidades financieras de refinanciar los préstamos durante tres o cinco años.

En muchos casos, el importe de la refinanciación ha incluido no sólo el principal del préstamo vivo, sino incluso los intereses de la propia refinanciación, de tal forma que la deuda de la empresa con la entidad financiera cada vez aumentaba más de tamaño. Aun a sabiendas que en determinados casos la empresa deudora se enfrenta a un problema de solvencia y no solo de liquidez, las entidades financieras han estado dispuestas a seguir financiando a la empresa, incluso a aumentar su riesgo con la misma.

Este comportamiento por parte de determinadas entidades financieras pretende posponer la afloración de una pérdida, e intentar ganar tiempo a la espera de una mejora de la situación económica general y de la empresa deudora en particular. Tras casi cuatro años de crisis, en algunos casos ya se va firmado la segunda refinanciación, al acercarse el plazo del vencimiento de la primera sin que la situación de la empresa deudora haya mejorado lo suficiente como para devolver sus deudas.

Con Grecia ocurre algo similar. En mayo de 2010 se aprobó un plan de rescate de 110.000 millones de euros, y apenas un año después el estado heleno necesita una ayuda adicional que se estima entre 60.000 y 90.000 millones de euros hasta 2014. Esta petición se produce cuando Grecia ya cuenta con un nivel de deuda pública sobre el PIB del 150%, y una enorme dependencia del ahorro externo para financiar su economía. Su problema no es sólo de liquidez, sino de solvencia.

Sorprende la posición de TRICHET, presidente del BCE: “Hay que evitar el impago de la deuda griega a toda costa. Cualquier participación de los inversores privados en el rescate a Grecia debe ser voluntario. Nadie duda que un eventual impago de la deuda Griega puede ocasionar enormes turbulencias en los mercados financieros e inestabilidad, pero ignorar el problema de fondo no es la solución. Con la previsible aprobación del nuevo plan de rescate a Grecia se habrán solucionado sus problemas de liquidez, pero Grecia no será capaz de devolver sus deudas. Se gana tiempo pero a un elevado coste. ¿Cuántos planes adicionales de ayuda necesitará Grecia? ¿Alguien cree que en 2014 estará en condiciones de hacer frente a sus deudas?

Uno de los males de nuestro tiempo es la perversión del lenguaje, queriendo otorgar nuevos significados a las palabras. De acuerdo con el diccionario de la RAE voluntario significa que se hace por espontánea voluntad y no por obligación o deber”. Ningún inversor cambiará de forma voluntaria sus bonos griegos por otros de peores características. Quizá el BCE ha creado una nueva acepción de la palabra voluntario que todavía no ha sido recogida por el diccionario.

Irlanda muestra el previsible camino a seguir. En el contexto de las conversaciones sobre el plan de rescate a Irlanda, el gobierno irlandés está negociando con el FMI quitas de la deuda senior de los bancos irlandeses que afectarían a unos 3.500 millones de euros no cubiertos por la garantía estatal a las deudas de las entidades financieras. Pese a la negación de la participación de los acreedores privados en el rescate durante los últimos siete meses,  su participación parece cada vez más inevitable.

Si alguien cree que Trichet está en lo cierto y que al final prevalecerá su postura de no ser necesario realizar ningún tipo de reestructuración a la deuda griega, tiene muy fácil ganar dinero. Sólo tiene que comprar bonos griegos a dos años con una rentabilidad del 27% anual. Obtendría una ganancia de más del 54% sobre la inversión en apenas dos años. La rentabilidad del bono alemán al mismo plazo sólo es del 1,5%. Esta disparidad de rentabilidades dentro del euro es insostenible.

Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, y ante la imposibilidad de determinadas empresas promotoras o inmobiliarias de devolver sus deudas, ha sido habitual la decisión de algunas entidades financieras de refinanciar los préstamos durante tres o cinco años.