La incertidumbre siempre es bajista

Las bajadas que han experimentado los mercados este verano no parecen remitir. Que haya coincidido con agosto ha hecho que muchos en vacaciones se hayan pasado los días con la blackberry en la mano e intentando mantener la calma cuando veían cualquier boletín informativo abrir con las caídas de la bolsa y el incremento de la prima de riesgo.

Si comparamos la situación actual con la de hace tres años, en plena quiebra de Lehman, podemos decir que estamos algo mejor, dentro de la gravedad. Por un lado las empresas que han sobrevivido tienen los balances más saneados - a la fuerza, claro, al ser la financiación bancaria muy difícil las empresas que han podido han fortalecido su liquidez por necesidades de subsistencia. Por otro lado los países emergentes siguen creciendo a buen ritmo y las expectativas es que lo sigan haciendo en los próximos años.

Desgraciadamente el problema es el sector financiero y sobre todo los bancos que pueden necesitar ayuda para recapitalizarse debido a la crisis de Grecia: tanto si hay una quiebra incontrolada (esperemos que no, porque podría ser muy peligroso para toda la eurozona) como si se decide un impago controlado de la deuda helena o se espera a ver si la economía griega termina remontando con las políticas restrictivas que se está obligando a acometer a los griegos.

Se necesita una solución coordinada por los miembros de la Unión Europea, y se necesita que sea rápida y clara.

Hoy por hoy, esto no es así y la incertidumbre creada hace que se retraigan los inversores y casi todos los activos coticen a la baja.

Si leemos los períodicos, escuchamos la radio o vemos las noticias de televisión, a diario todos abren con noticias negativas acerca de la situación económica: El Ecofin no se ha puesto de acuerdo el pasado fin de semana; El presidente del Bundesbank avisa de que Grecia debe cumplir sus compromisos, La tasa de impagados de los bancos españoles es la más alta desde 1995, las bolsas caen, los diferenciales de la deusa española se amplían…

Mientras tanto, con estos alientos, las bolsas y los mercados de bonos se mueven con una volatilidad altísima y una tendencia bajista. El sentimiento del mercado también se contagia de esa negatividad y hasta la economía real se vuelve aún más depresiva de lo que sería normal en estas circunstancias

Y es que las incertidumbres siempre son bajistas y ahuyentan a la inversión en momentos complicados. Cuando vemos que los dirigentes europeos no se ponen de acuerdo en dar una solución a los problemas económicos, se empiezan a descontar los escenarios más negativos, incluso los muy poco probables, el capital huye de las inversiones y se refugía en el oro o en la liquidez aunque ésta tenga rentabilidades reales negativas.

¿Por qué existe la incertidumbre?

En primer lugar porque la solución no es gratis, los acreedores de Grecia (los bancos alemanes y franceses entre ellos) deben afrontar pérdidas, y los Estados fuertes deberán apoyar las medidas con más inversión. El problema es que los políticos siempre piensan electoralmente y muchas veces están más pendientes de contentar a su opinión pública (esa que se alimenta de los titulares tremendistas) que de buscar una solución que, aunque dolorosa a corto plazo, evite un daño mucho más profundo a medio y largo plazo.

¿Cuál sería la solución?

No es fácil de llevar a la práctica, pero sin duda pasa por que los estados europeos se pongan de acuerdo de una vez y salven a Grecia aplicando el plan del pasado julio (una quiebra controlada con una quita al cambiar parte de la deuda griega por un bono a largo plazo) También pasa por una cierta unificación fiscal en Europa con Gobiernos aplicando políticas más austeras que den confianza a los mercados.

Sin duda todos debemos perder algo para salir de la situación actual, pero cuanto antes eliminemos la incertidumbre, aunque sea con una solución dura que significará una cierta pérdida transitoria de bienestar, antes llegará la recuperación.