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El BCE es un hedge fund hiperapalancado en deuda soberana
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Jesús Sánchez-Quiñones

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El BCE es un hedge fund hiperapalancado en deuda soberana

Hasta ahora la Sra. Merkel se ha opuesto tajantemente a la compra masiva de Deuda Pública de los países periféricos por parte del BCE. No obstante,

Hasta ahora la Sra. Merkel se ha opuesto tajantemente a la compra masiva de Deuda Pública de los países periféricos por parte del BCE. No obstante, el BCE ya es un hedge fund hiperapalancado en deuda de estos países. Prácticamente es el único financiador de una gran parte de los bancos europeos que ven cerradas todas las restantes vías de financiación. A su vez, los bancos son los principales tenedores de deuda pública.

La evolución de la crisis financiera ha llevado a la creación de un círculo vicioso entre el riesgo bancario y el riesgo de deuda soberana. Tras la quiebra de Lehman Brothers, la desconfianza sobre las entidades financieras provocó que los bancos fueran incapaces de financiarse por sí mismos.

Los Estados apoyaron a los bancos mediante la concesión de avales sobre sus emisiones de bonos y la ampliación de las garantías de los Fondos de Garantía de Depósitos de forma ilimitada en algunos países (en España se pasó de 20.000 € a 100.000 € de garantía por titular y entidad). El BCE ejerció de “prestamista de última instancia” de los bancos y abrió líneas de préstamos a las entidades financieras al 1% a distintos plazos.

Los bancos, que ya eran los principales tenedores de deuda pública, tenían y tienen un aliciente adicional para utilizar parte de la financiación otorgada por el BCE al 1% en deuda pública con un interés sensiblemente superior. No sólo se ayudaba a la banca sino también a la colocación de la deuda emitida por los Estados. A partir de 2010 se percibe que la cantidad de avales y pasivos contingentes asumidos por los Estados pueden poner en riesgo la solvencia de los propios bonos soberanos. Como consecuencia, las dudas sobre los Estados penalizan a los bancos, cayendo sus cotizaciones y dificultando enormemente la emisión de bonos bancarios en los mercados mayoristas.

El riesgo bancario acaba afectando al riesgo soberano por los avales concedidos y por la garantía otorgada a los depósitos, y a su vez, el riesgo soberano afecta al riesgo bancario al ser las entidades financieras las principales tenedoras de deuda pública. En definitiva, no vale de nada solucionar el problema de financiación de los bancos si no se soluciona el problema de los Estados y viceversa.

En el próximo ejercicio la banca europea afronta vencimientos por un importe superior a 700.000 millones de euros, siendo  el alemán Commerzbank la entidad con mayor volumen de vencimientos. A día de hoy, los mercados de emisión mayorista permanecen inaccesibles para la gran mayoría de entidades. Sólo un reducido número de bancos han podido emitir en los últimos meses.

El BCE, consciente de la situación, ha vuelto a actuar como “prestamista de última instancia” de los bancos. El restablecimiento de las subastas a largo plazo con adjudicación total de lo solicitado (full allotment) a trece meses y la renovación de las subastas semanales a uno y tres meses hasta junio del próximo año da un respiro a los problemas de financiación de los bancos europeos. Incluso no se descarta que la semana que viene introduzca subastas dos o tres años, lo que facilitaría aún más la financiación de las entidades y la compra de más deuda pública por parte de los bancos. Como garantía de estos préstamos las entidades financieras depositan activos mantenidos en su balance, entre otros deuda pública de los países periféricos, incluida la deuda griega.

Mientras Alemania se opone tajantemente a que el BCE sea el prestamista de última instancia de los Estados, de forma indirecta ya lo está siendo, a través de su financiación “casi ilimitada” a la banca europea. Cuantas más dudas haya sobre la solvencia de los Estados, traducido en una mayor prima de riesgo de los bonos soberanos, mayor será la penalización de las cotizaciones de las acciones de banca y de los activos depositados por las entidades como garantía en el BCE, empeorando la calidad de las garantías prestadas al BCE.

La crisis actual ha logrado que se tomen decisiones impensables hace escaso tiempo, aunque manipulando el lenguaje para no reconocer lo evidente. Por ejemplo, un país del euro, Grecia, hará default o no pagará el 100% de su deuda soberana aunque políticamente se le denomine “quita voluntaria”. De igual forma, más pronto que tarde, el BCE ejercerá de prestamista de última instancia de los Estados aunque políticamente se denomine de otra forma asumible por Alemania. La instrumentación vía préstamos del BCE al FMI, que a su vez preste a los Estados con problema de financiación es una de las opciones.

Dada la difícil separación entre riesgo bancario y riesgo soberano, el propio BCE será uno de los principales interesados en facilitar una solución políticamente aceptable al actual problema de financiación de los estados periféricos. Cada día que pasa sin alcanzar una solución el propio balance del BCE se deteriora de forma silenciosa. 

Hasta ahora la Sra. Merkel se ha opuesto tajantemente a la compra masiva de Deuda Pública de los países periféricos por parte del BCE. No obstante, el BCE ya es un hedge fund hiperapalancado en deuda de estos países. Prácticamente es el único financiador de una gran parte de los bancos europeos que ven cerradas todas las restantes vías de financiación. A su vez, los bancos son los principales tenedores de deuda pública.

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