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El BCE compra bonos soberanos por la puerta de atrás
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Jesús Sánchez-Quiñones

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El BCE compra bonos soberanos por la puerta de atrás

Si alguien esperaba una solución milagrosa de las reuniones del Consejo Europeo y del BCE de la semana pasada, ésta no se ha producido. La decisión

Si alguien esperaba una solución milagrosa de las reuniones del Consejo Europeo y del BCE de la semana pasada, ésta no se ha producido. La decisión más relevante con más efecto en el corto plazo ha sido el conjunto de medidas anunciadas por el BCE para facilitar la liquidez a las entidades financieras, reforzando su papel de prestamista de última instancia de la banca europea.

Teniendo en cuenta que los mercados de emisión siguen prácticamente cerrados y que los bancos europeos afrontan vencimientos en 2012 por importe de 700.000 millones de euros, las medidas del BCE evitan el colapso de la financiación bancaria o “credit crunch”.

Las medidas del BCE, además de rebajar el tipo de interés del repo hasta el 1%, permiten a los bancos europeos solicitar préstamos con vencimiento hasta tres años con adjudicación total de la cantidad solicitada. Hasta ahora el plazo máximo de este tipo de operaciones era de 12-13 meses. Adicionalmente, la exigencia de la calidad de los activos depositados en garantía de dichos préstamos se relaja, pudiendo las entidades financieras utilizar activos como garantía que hasta ahora no eran susceptibles de ser empleados para tal fin, incluido préstamos bancarios que tengan en su balance.

Como consecuencia de todas estas medidas, los bancos europeos disponen de una vía de financiación asegurada para el caso en que los mercados de emisión sigan cerrados. Es más, acudir al BCE les saldrá mucho más barato que emitir bonos en el mercado. De esta forma, se mitiga de forma considerable un eventual empeoramiento más acuciado de la restricción crediticia a empresas y familias. Pese a ello, es ilusorio esperar un aumento en la concesión de préstamos al sector privado por diversas razones:

- Las nuevas exigencias de capital implican que antes de aumentar su cartera crediticia deben incrementar sus recursos propios.

- La posibilidad de acudir a las subastas del Banco Central Europeo a un tipo muy reducido (actualmente el 1%) y a tres años de vencimiento, les incentiva a destinar el máximo importe posible en la compra de deuda pública con plazo máximo dicho vencimiento.

Con tipos de hoy, los bancos españoles podrían solicitar préstamos al BCE a un tipo cercano al 1% a tres años e invertir dicho importe en deuda pública española a tres años por encima del 4,5% de rentabilidad, ganando 3% con riesgo Estado español. Sin duda una gran ayuda a la maltrecha cuenta de resultados de los bancos. La alternativa de prestar al sector privado difícilmente les merezca la pena en términos de rentabilidad riesgo. Esto es la que se conoce como efecto “crowding out” o expulsión de la financiación al sector privado por primar la financiación al sector público.

Con la introducción de subastas a tres años, el BCE consigue mitigar las dificultades de financiación de las entidades financieras y de paso crea las condiciones para incrementar significativamente la demanda de bonos soberanos hasta tres años de plazo por parte de los bancos. En declaraciones del propio Sarkozy, “gracias al BCE Roma y Madrid podrán pedir a sus bancos que financien su deuda”. Es decir, se soluciona un problema a los bancos a cambio de que éstos ayuden a solucionar el problema de financiación de los estados. Para el BCE es una forma indirecta de actuar de prestamista de última instancia de los Estados, ante la negativa férrea de comprar directamente tanta deuda como sea necesaria de estados solventes pero en riesgo (léase Italia y España). De momento, el incremento de los diferenciales de la deuda española e italiana parece indicar que las medidas adoptadas no son consideradas suficientes por los inversores, que al final son los que compran los bonos soberanos. El efecto de las medidas adoptadas no es el mismo que anunciar la posibilidad de una intervención directa y masiva en el mercado comprando deuda. Probablemente el mero anuncio haría que no fuese necesario siquiera intervenir.

Una vez sentadas las bases de la solución, al menos a corto plazo, de la deuda bancaria, la solución del problema de la financiación del sector privado parece quedar relegado para más adelante. Sin embargo, sin financiación a las empresas no habrá crecimiento suficiente para devolver las deudas.

Vista la reacción de los mercados de bonos, la “trascendental” cumbre europea de la pasada semana no será la última. 

Si alguien esperaba una solución milagrosa de las reuniones del Consejo Europeo y del BCE de la semana pasada, ésta no se ha producido. La decisión más relevante con más efecto en el corto plazo ha sido el conjunto de medidas anunciadas por el BCE para facilitar la liquidez a las entidades financieras, reforzando su papel de prestamista de última instancia de la banca europea.