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Jesús Sánchez-Quiñones

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Comienzan las quitas

La elevada deuda acumulada en los países desarrollados merma la capacidad de crecimiento en los próximos años. Tras cinco años de crisis, el nivel de deuda

La elevada deuda acumulada en los países desarrollados merma la capacidad de crecimiento en los próximos años. Tras cinco años de crisis, el nivel de deuda no solo no ha descendido, sino que ha aumentando. En el caso español, el nivel de deuda de todos los sectores públicos y privados, sigue siendo del 400% del PIB, por encima del nivel existente en 2009. Mientras que la deuda de empresas y familias se ha reducido, la deuda pública se ha incrementado en una cuantía incluso superior, en parte por la sustitución de deuda privada por deuda pública.

Sin crecimiento no se podrá pagar la deuda. A su vez, para volver a crecer es imprescindible reducir el volumen de deuda, mediante alguno de los siguientes mecanismos:

-          Austeridad en el gasto

-          Inflación

-          Represión financiera

-          Quitas

Austeridad. Pese a ser necesaria, por sí sola es insuficiente para reducir el nivel de deuda actual. Hasta ahora, la austeridad en el sector público sólo ha servido para evitar que las cifras de déficit se desbocaran más allá de lo que lo han hecho.

Inflación. A pesar de los permanentes temores alemanes por el peligro de inflación futura, de momento se encuentra en niveles muy controlados, tanto en la Zona Euro como en EE.UU. Un cierto nivel de inflación, superior al actual, ayudaría a minorar la carga de la deuda. El principal de las deudas se devuelve en euros (o dólares) corrientes, independientemente de la depreciación provocada por la inflación desde el origen de la deuda hasta su vencimiento. Una deuda a diez años se ve diluida en un 25% de su principal si la inflación anual es del 3%, un 33% si es del 4% y un 39% si la inflación anual es del 5%.

Por supuesto, la inflación supone un impuesto oculto sobre todos los ciudadanos que ven mermado el poder adquisitivo de sus salarios y de su patrimonio.

Represión financiera. Se entiende por tal, la fijación de tipos oficiales artificialmente bajos. Los tipos fijados por los bancos centrales se encuentran en mínimos históricos. Por un lado, se consigue aliviar la carga financiera de la deuda: hipotecas al 1%, Letras del Tesoro al 1,4%; y por otro, se minimiza el retorno obtenido en las inversiones financieras “de bajo riesgo” por debajo del nivel de la inflación.

La represión financiera sobre el ahorro es una realidad en la mayor parte del mundo desarrollado. La rentabilidad ofrecida por los bonos soberanos a dos y tres años, antes de comisiones e impuestos, no llegan a compensar la inflación: situación perjudicial para el acreedor y favorable para el deudor, en este caso los Estados.

 

Quitas. Es la forma más drástica de reducir las deudas. Sus efectos son inmediatos. Hasta ahora, la gestión de la crisis financiera por parte de las autoridades ha estado encaminada a evitar a toda costa quitas.

En Europa, pese a la situación de insolvencia de un elevado número de entidades, sólo paliadas por la aportación de dinero público, ningún banco ha dejado de hacer frente al 100% de sus depósitos y sus vencimientos de bonos senior. La única excepción se ha dado en Dinamarca, país no perteneciente al euro. El banco Amagerbanken suspendió pagos en 2011, devolviendo sólo el 41% del principal a los tenedores de bonos senior, aplicando quitas también a los depósitos.

Las quitas, de forma selectiva, son inevitables. Los tenedores de bonos griegos ya las padecieron; los preferentistas y los bonistas subordinados de las cajas las están sufriendo. Irlanda ha conseguido una quita de su deuda a través de un alambicado mecanismo que consiste en permutar una deuda a menos de 10 años por otra a 32 años (de media) a menor tipo de interés.

El inminente rescate a Chipre será el primero que contemple la quita a los tenedores de bonos soberanos chipriotas, a los bonos senior bancarios e incluso a los depositantes por encima del nivel mínimo garantizado por su Fondo de Garantía de Depósitos.

La intención de Alemania, Holanda y Finlandia de adelantar el acuerdo de asunción de pérdidas (bail-in) a bonistas y depositantes en los rescates bancarios a partir de 2015 en lugar de 2018, indica un cambio de criterio respecto de las actuaciones llevadas a cabo hasta ahora.

El nivel de deuda de los países desarrollados es una losa para el crecimiento. A su vez, sin crecimiento no se podrán devolver las deudas. Hasta ahora se ha intentado limitar el volumen de la deuda mediante la austeridad y la represión financiera. No es suficiente. Más pronto que tarde le llegará la hora a las “quitas” selectivas de deuda.

La elevada deuda acumulada en los países desarrollados merma la capacidad de crecimiento en los próximos años. Tras cinco años de crisis, el nivel de deuda no solo no ha descendido, sino que ha aumentando. En el caso español, el nivel de deuda de todos los sectores públicos y privados, sigue siendo del 400% del PIB, por encima del nivel existente en 2009. Mientras que la deuda de empresas y familias se ha reducido, la deuda pública se ha incrementado en una cuantía incluso superior, en parte por la sustitución de deuda privada por deuda pública.