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El “Fait Accompli” o por qué (casi) nadie bate al mercado
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Hugo Ferrer

La Opinión Contraria

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El “Fait Accompli” o por qué (casi) nadie bate al mercado

El problema de por qué, en términos generales, la industria de inversión no bate ni de lejos al mercado, se basa en una serie de errores

El problema de por qué, en términos generales, la industria de inversión no bate ni de lejos al mercado, se basa en una serie de errores de percepción por parte de los agentes financieros. Muchos de ellos creen que invertir o especular es algo así como aprender un oficio. Ya sabes, como si fueras un aprendiz de herrero donde el maestro te enseña la profesión: "para forjar un hierro haces esto así y lo otro asá". O como si fueras un ebanista, donde una técnica concreta ha de ser repetida mil veces hasta convertirte en un maestro.

Pero ver las cosas así en lo que a especulación se refiere, es un error grave. Lamentablemente, no se especula con éxito con unas reglas fijas de comprar compañía ABC cuando el PER sea 7 o el Book to value 0.5. No. Normalmente, cuando quieres construir un puente, vas a un ingeniero con reputación para que te lo diseñe. Y funciona, ya que el puente se hace, precisamente, haciendo algo así y asá. Y cuando queremos invertir, procedemos igual y vamos a un experto inversor con reputación (o apariencia de ella) para que nos haga una cartera. Pero ¿qué obtenemos? La respuesta es...lo mismo que si un mono hubiera elegido las acciones de la cartera. Esta es la pura realidad por increíble que parezca. ¿Por qué ocurre esto?

La primera razón es la que ya estoy explicando. El juego de la especulación (llámalo invertir, pero ya no quedan inversores en este mundo), no se basa en seguir una reglas concatenadas que te llevan al éxito. No trata sobre seguir un manual o hacer lo que se dice en un libro o lo que te enseña alguien.

"If past history was all there was to the game, the richest people would be librarians" (Buffet)

Básicamente, lo que hace el 99,99% de los gestores es "hacer que gestionan" o, más poéticamente, gestionan los sueños del público hasta que la marea, efectivamente suba, y, con ella, hasta la mierda flote. Los puentes no se hacen solos, eso lo sabemos todos, pero podría decirse que en un gran mercado alcista el dinero crece en los árboles. Por esto, a mí analizar una compañía en concreto me aburre, porque un negocio solo es la expresión precisa de un fenómeno global. ¿A quién le importa que la próxima acción estrella sea XZY que tiene un producto increíble? ¡A mí no! Ese producto increíble se traducirá en subidas de la acción si la marea sube. Y si la marea baja, las buenas acciones bajarán (casi todas ellas por lo general). Además ¿qué probabilidades tengo de elegir una buena acción? Por lo visto muy pocas, ya que todo el mundo lo intenta y casi todo el mundo fracasa. Ya ya, ahora vendrán todos los inversores sofisticados del mundo a replicarme...pero, de nuevo, si todos son tan listos ¿por qué solo un fondo de 3.000 bate al mercado? ¿Es usted más listo que la industria de inversión? En ese enlace están los desalentadores datos. Es un hecho irrefutable. Pero no sea pesimista por escuchar lo que hay. La verdad solo puede liberarle. 

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En cualquier caso, a pesar de que nadie sabe nada, esta industria es grande y mucha gente vive de ella. Te apellidas Aznar y te llaman Aznar "junior", vas a Cunef, aprendes "business", luego gestión de carteras y te vas a un banco en Miami y "haces que gestionas" a cambio de 80.000 euros al año (o más). Da igual lo serio que se ponga Aznar Jr sobre los cash flows, los book to value o las ventajas competitivas...da igual cuan en serio se tome la gente a sí misma: el resultado es el mismo que el que tendría un mono eligiendo al azar. Después el "Hola" coge y consagra todo esto con un "Aznar Jr, experto financiero se casa con experta diseñadora en la basílica...."

Me fascina mucho este fenómeno. ¿A ti no? Imaginarte a gente pensando, reuniéndose, razonando, tomándose en serio a ellos mismos y ¿para qué? ¡Para no lograr nada más allá de lo que unas bestias salvajes harían!

Gestionar la nada. Me gusta esta frase. Es todo un arte. Requiere marketing. Relaciones públicas. Desarrollar una oratoria coherente y fluida aunque sean palabras huecas en el fondo. Escuchar a los expertos, es algo así como ir a un recital de poesía.

"Puedo escribir los versos más tristes esta noche, escribir por ejemplo: la noche está estrellada y tiritan, azules, los astros a lo lejos"

"Wall Street ha caído esta noche, las causas son, la noche está estrellada y tiritan, azules, los astros a lo lejos"

Acabando con esta primera razón. ¿Por qué casi nadie bate al mercado? porque especular no es un oficio con una reglas concretas que se puedan aprender y transmitir de maestro a aprendiz. Bueno, miento, es un oficio, pero el oficio de lo contraintuitivo.

La segunda razón de porqué casi nadie bate al mercado es porque muchos inversores conducen mirando por el retrovisor y no entienden el efecto del "fait accompli" o "hecho ya reconocido".

Un elocuente analista te dirá "la noche está estrellada y tiritan, azules, los astros a lo lejos, la situación es mala, el déficit insostenible y la deuda aterradora, por tanto solo podemos ver caídas".

Ahora bien, todo eso es pasado y está reconocido por el mercado. Claro que los mercados pueden caer más, pero nunca caen más debido a factores ya conocidos. Siempre, por definición, la bolsa realizará su próximo movimiento a causa de algo que no conocemos ahora mismo, o a causa de algo que la gran mayoría ignora o está interpretando erróneamente.

Si, puede que el déficit sea un problema, pero para ver los mercados caer más, se va a tener que argumentar algo que vaya a ocurrir y que aún no sepamos. Es totalmente poético escuchar a los expertos decir que el mercado caerá por los factores que ya sabemos desde hace mucho tiempo.

En los mercados solo se puede sobrevivir, si pensamos en tercer grado como mínimo.

“Successful investing is anticipating the anticipations of others" (Keynes)

Cuando una masa bajista está madura, significa que el mercado ya está descontando muchas cosas malas (reales e imaginarias). Así, ese es el momento en que el proceso bajista es vulnerable y un ligero golpe de viento puede desmoronar a esa masa bajista. Un golpe de viento, es un ligero cambio de percepción que demuestre que las cosas no están tan mal. Ese pequeño golpe de viento, hace que el mercado rebote y cuando el rebote se intensifica la masa bajista quiere salir a la vez por la puerta haciendo que el pequeño rally se convierta en un fuerte rally. Luego, si las condiciones siguen mejorando habrá nacido un mercado alcista. El último tercio de un mercado bajista, así como el primer tercio de uno alcista, no se explica por ninguna  razón económica, es puro sentimiento de masas en acción.

No importa lo que ya sabemos, sino lo que no sabemos. ¿Cómo saber lo que no sabemos? Si lo supiera usted no me estaría leyendo, se lo aseguro. Pero sí sé que cuando el mercado desbarra en exceso hacía un lado, el mayor potencial está hacia el otro lado. Por definición.

"Lo que en bolsa saben todos, no me interesa" (Andre Kostolany)

La tercera razón por la que casi nadie bate al mercado, es que la gente no recuerda la historia. ¿Eh? Pero si acabas de decir  que no debemos de mirar el retrovisor, ¿cómo sales ahora con estas? Una cosa es la historia, como tal y otra los hechos del presente o del pasado más reciente. No debemos especular en base a hechos presentes conocidos y descontados en el mercado, sino con el futuro desconocido que es el que moverá el mercado. Europa está mal, el déficit es alto y la deuda más. Eso es presente ya sabido. Y otra cosa es mirar la historia y observar que ocurrió en el pasado lejano cuando los déficits eran altos. Esa es la diferencia. Lo ya sabido del ahora contra lo más probable en términos históricos. Y es aquí donde muchos inversores se ciegan. Atienden demasiado al presente, que siempre es fugaz y falaz, y se olvidan de la historia. Y la historia tiende a repetirse con bastante exactitud. Especialmente si dirigimos la atención a la historia del comportamiento humano. El homo sapiens, es una bestia que tiene la facilidad natural para tropezar dos veces en la misma piedra y por eso sirve ver que ocurrió en el pasado para proyectar el futuro en términos de probabilidades.

Puede decirse que el especulador es un puente entre el pasado y el futuro. Estudia la historia y la proyecta hacia adelante añadiendo y quitando según los matices de cada situación. Pero, sobre todo, en este proceso de proyección no se deja engañar por el "fait accompli" del presente.

El mal especulador dice: "en el pasado los mercados subieron cuando hubo déficit, pero esta vez es diferente porque la noche es triste y a lo lejos, tiritan, azules, los astros lejanos."  Por qué demonios si en el pasado el alto déficit no fue un impedimento para las subidas bursátiles, esta vez iba a ser diferente. Sin embargo, eso es lo que ocurre en la mente de muchos y se le otorga demasiado peso justo al momento en el tiempo que menos importa en términos de inversión: hoy. Si no miran la historia están perdidos, pero si la miran, muchos de ellos dicen "esta vez es diferente" y entonces es cuando el inversor se echa a perder.

Sin embargo, el buen especulador se dice: "en el pasado los mercados subieron cuando hubo déficit, esta vez probablemente sea igual". Punto.

Y así, una y otra vez los inversores olvidan la más importante de las lecciones del pasado: la historia demuestra que el futuro es de los optimistas. Siempre ha sido así y siempre será así. Todos los crash bursátiles no son más que minúsculas muescas en el gráfico de la renta variable. Lo que el presente parece sobredimensionar,  para los dioses no es más que un blip en la historia del progreso humano.

El capitalismo tiene herramientas para solventar todos los problemas. Este sistema natural no fue creado por nadie. Al revés, se han querido imponer sistemas artificiales como el comunismo o la economía mixta de mercado y, sin embargo, el capitalismo poco a poco, como si de una enredadera se tratara, busca los resquicios y las fallas de esos sistemas para deshacerlos porque van contra el ser humano. El capitalismo no es más que una manifestación de la naturaleza...y, como siempre, la naturaleza se impone a lo artificial. El capitalismo es consustancial a la naturaleza del hombre. Todo lo demás es literatura. Y al capitalismo, los poderosos han querido convertirlo en el corporativismo. Por suerte esta crisis no es más que una manifestación de la grandeza de la naturaleza. Rompe lo viejo e ineficiente (al menos una parte) para dejar hueco a lo nuevo y eficaz.

Es un sistema maravilloso porque las crisis forman parte de su naturaleza (aunque los políticos que han de ser reelegidos no gusten de ello). Sin embargo, cuando el comunismo entra en crisis, mueren 30 millones de personas o tal vez 100, quien sabe.

Tener fe en el capitalismo es lo mismo que tener fe en la naturaleza y por tanto en un subproducto de ella: el ser humano. Todos esos pesimistas olvidan la historia y olvidan que el universo sigue expandiéndose. Olvidan que tras una hecatombe nuclear la vida vuelve a florecer aunque sea poco a poco. La vida muta y se adapta a las nuevas circunstancias. Así hace el capitalismo y por eso el futuro es brillante y expansivo. Se puede cortar las flores, pero no se puede cortar la primavera decían en mayo del 68. Y es verdad con respecto al capitalismo. Puedes reglarlo, modificarlo, matizarlo o incluso cortarlo....pero a largo plazo, siempre se imponen los procesos naturales y lógicos. Los experimentos económicos fatídicos duran unas décadas a lo sumo.

Los inversores pesimistas no tienen ninguna fe en el ser humano ni en un sistema natural como es el capitalismo (tal vez dado por Dios si eres creyente).

Este argumento a favor del optimismo es sencillo, simplón si se quiere, pero no deja de ser completamente cierto. Y la historia lo demuestra empíricamente. Podríamos resumir que, la gran tendencia macroeconómica de fondo, es absolutamente expansiva. Y seguirá siendo así mientras el universo siga expandiéndose y la raza humana progresando.

Los pesimistas, gente sofisticada donde las haya, sin embargo niegan la evidencia y utilizan su gran intelecto para justificar el agarrotamiento de sus intestinos. Todos pronostican el futuro y todos dicen "de esta no se sale, el futuro es negro, negrísimo azabache como la noche oscura" (recuerda que sus opiniones son tan certeras como las de un poeta). Pero el futuro es completamente inescrutable, esquivo y no se puede pronosticar. Quien lo intente no es más que un payaso, un bufón, un poeta en el mejor de lo casos.

No podemos saber que nos deparará el mañana. Pero podemos saber que en el pasado siempre la humanidad, el capitalismo, o una enredadera encontraron vías para sobrevivir a todas las situaciones. Así, a finales del siglo XIX la humanidad pensaba que en 50 años las calles de las ciudades estarían inundadas por 2 metros de mierda de caballo (era un auténtico problema en su momento), sin embargo, las condiciones cambiaron y llegó el automóvil que supuso una mejora infinita. Y esto ocurre una y otra vez. Tememos cosas que creemos que no tienen solución. Proyectamos el futuro con información del presente. Pero luego llega una mejora inesperada, un cisne negro (¡positivos que son más frecuentes!) y mejora nuestra calidad de vida.

"640 kb de memoria deberían ser suficiente para todo el mundo" (Bill Gates)

Así, entre que la gente pretende tratar el mundo de la especulación como un oficio regular con pasos lógicos a seguir y que desconocen que lo ya sabido no tiene valor y además le suman el olvido de que el pasado demuestra que hay que tener confianza en el futuro, los especuladores o inversores lo único que consiguen es no batir a un índice de acciones. En resumen, acaban vendiendo cuando hay que comprar y comprando cuando hay que vender.

El problema de por qué, en términos generales, la industria de inversión no bate ni de lejos al mercado, se basa en una serie de errores de percepción por parte de los agentes financieros. Muchos de ellos creen que invertir o especular es algo así como aprender un oficio. Ya sabes, como si fueras un aprendiz de herrero donde el maestro te enseña la profesión: "para forjar un hierro haces esto así y lo otro asá". O como si fueras un ebanista, donde una técnica concreta ha de ser repetida mil veces hasta convertirte en un maestro.