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¿En qué se ha gastado la hucha de las pensiones?
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Juan Ramón Rallo

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¿En qué se ha gastado la hucha de las pensiones?

El Fondo de Reserva se ha dilapidado, sí, pero en pagar pensiones. Repasemos brevemente su historia

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

La crisis del sistema público de pensiones y la incapacidad de los partidos políticos para proponer alternativas realistas a los venideros megarrecortes han generado un sentimiento de frustración y negación entre aquella parte de la población que todavía conserva su fe en las bondades de lo público. En lugar de cuestionar la estructura misma del piramidal esquema de reparto, se opta por buscar culpables de su mala administración: si “no hay dinero” no es porque la Seguridad Social haya prometido dar a los pensionistas mucho más de lo que puede recaudar vía cotizaciones de los trabajadores; si no hay dinero es porque alguien lo ha dilapidado.

Y un candidato natural al que culpar de esa malversación generalizada del dinero de los pensionistas es el famoso Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Como es sabido, esta 'hucha' llegó a tener en 2011 un patrimonio de 66.815 millones de euros, mientras que actualmente apenas cuenta con un capital de 8.095 millones de euros: es decir, a bote pronto, el Gobierno del PP se ha fundido casi 60.000 millones de euros… una cifra muy parecida a lo que costó todo el rescate de las quebradas cajas españolas. A partir de ahí, la asociación demagoga entre los recortes de las pensiones públicas y el salvataje del sistema financiero es demasiado tentadora como para dejarla escapar. “Si no se hubiera rescatado a la banca con el dinero de los pensionistas, o si los bancos hubieran devuelto el dinero del rescate, hoy la Seguridad Social gozaría de una perfecta salud”.

Pero no: lamento informar al populismo previsional de que todo el dinero del Fondo de Reserva se ha usado para atender los desembolsos de la Seguridad Social. Nada del Fondo de Reserva se ha desviado para otros menesteres. O dicho de otra forma: el Fondo de Reserva se ha dilapidado, sí, pero en pagar pensiones. Repasemos brevemente su historia.

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante el debate de las pensiones. (EFE)

El Fondo se constituye en el año 2000 con una dotación inicial de 601 millones de euros. Tal cantidad se invierte desde el principio en deuda pública española para obtener una cierta rentabilidad que revierta en el propio Fondo. A partir de ese momento, y aprovechando la bonanza artificial de la burbuja inmobiliaria, se efectúan hasta 2008 aportaciones adicionales a esta hucha por valor de 50.069 millones de euros, las cuales también se reinvierten en deuda pública española y extranjera: los rendimientos de tales inversiones durante ese período ascendieron a 6.553 millones de euros, de modo que el capital total del Fondo a cierre de 2008 era de 57.223 millones de euros.

En 2008 arranca la crisis y, con ella, la masiva destrucción de empleo. Debido a ello, el régimen general de la Seguridad Social deja de efectuar aportaciones al Fondo (salvo una extraordinaria de 1.740 millones de euros en 2010) y este solo pasa a nutrirse de los excedentes de las mutuas. Gracias a los rendimientos que las inversiones en deuda pública continúan proporcionándole al Fondo (9.592 millones entre 2009 y 2011), su patrimonio alcanzó el máximo de 66.815 millones de euros en 2011. Por consiguiente, cuando el PP llega a La Moncloa, la hucha de las pensiones crecía año tras año como consecuencia de las aportaciones aprobadas por el Consejo de Ministros antes de la crisis y, también, de los rendimientos generados por las inversiones financieras del Fondo.

A partir de 2012, empero, el déficit de la Seguridad Social se disparó esencialmente porque el coste de las pensiones continuó aumentando y porque las prestaciones de desempleo de los parados fueron extinguiéndose y, por tanto, dejaron de cotizar. De un déficit de apenas 1.063 millones de euros en 2011 pasamos a uno de 10.171 millones en 2012 (y a uno de más de 18.000 millones den 2017). Si la Seguridad Social gastaba más de lo que ingresaba, ¿qué podía hacer para seguir abonando las pensiones? Una de dos: o endeudarse o echar mano de su ahorro.

El Gobierno del PP decidió echar mano del ahorro del Fondo de Reserva. Comenzó así un vía crucis de 23 disposiciones del capital de este Fondo, merced a las cuales se retiraron 74.437 millones de euros. ¿Cómo es posible que en 2012 el Fondo contara con un capital de 66.815 millones y el PP haya dispuesto de 74.437 millones? Pues porque, entre 2012 y 2017, las inversiones en deuda pública del Fondo han seguido proporcionándole un retorno: en concreto, entre 2012 y 2017, el Tesoro le ha transferido 14.901 millones de euros en concepto de intereses de la deuda (a su vez, el excedente de las mutuas ha aportado unos 1.000 millones de euros durante ese mismo período).

Foto: Emma Navarro, secretaria de Estado del Tesoro (Efe)

¿Para qué se han utilizado esos 74.437 millones de euros extraídos del Fondo de Reserva? El Gobierno del PP ha dispuesto de ellos a través de cuatro marcos legislativos: primero, el Acuerdo del Consejo de Ministros de 27 de septiembre de 2012 (en virtud del cual se extrajeron del Fondo 3.063 millones de euros en septiembre y octubre de 2012); segundo, el Real Decreto Ley 28/2012 de 30 de noviembre (en virtud del cual se extrajeron 30.888 millones de euros entre diciembre de 2012 y diciembre de 2014); tercero, la Ley 36/2014 de 26 de diciembre (en virtud del cual se extrajeron 33.386 millones de euros en 2015 y 2016); y cuarto, la Ley 3/2017 de 27 de junio (en virtud del cual se extrajeron 7.100 millones de euros en 2017).

Es muy sencillo comprobar que todos esos marcos legislativos únicamente habilitaron al Gobierno a utilizar el dinero del Fondo exclusivamente para atender los gastos de la Seguridad Social. Así, el Acuerdo del Consejo de Ministros de 27 de septiembre de 2012 afirma que “el importe de esta disposición se destinará con carácter exclusivo a la financiación de las pensiones de carácter contributivo y demás gastos necesarios para su gestión”; el Real Decreto Ley 28/2012 de 30 de noviembre reitera que “el importe de esta disposición del Fondo de Reserva de la Seguridad Social se destinará al pago de las obligaciones relativas a las pensiones de carácter contributivo y demás gastos necesarios para su gestión; la Ley 36/2014 de 26 de diciembre establece igualmente que “el importe de esta disposición del Fondo de Reserva de la Seguridad Social se destinará al pago de las obligaciones relativas a las pensiones de carácter contributivo y demás gastos necesarios para su gestión”. Y, finalmente, la Ley 3/2017 de 27 de junio también reza que “el importe de esta disposición del Fondo de Reserva de la Seguridad Social se destinará al pago de las obligaciones relativas a las pensiones de carácter contributivo y demás gastos necesarios para su gestión”.

Foto: Manifestación de pensionistas en Alicante. (EFE)

En suma, el PP, sí, ha vaciado el Fondo de Reserva de las pensiones, pero lo ha hecho para evitar recortar las pensiones públicas dado el déficit de la Seguridad Social: no se lo ha fundido para rescatar ni a la banca, ni a las autopistas, ni al Castor. Por consiguiente, no se ha transferido ningún dinero de los cotizantes a las oligarquías rescatadas: el dinero que se ha transferido a tales oligarquías ha sido el de los contribuyentes (y, de hecho, el dinero de esos mismos contribuyentes también se ha transferido a las arcas de la Seguridad Social vía los retornos de la deuda pública acumulados por el Fondo).

Si la hucha de las pensiones ha desaparecido es porque la Seguridad Social acumula un déficit gigantesco que, sin las reformas-recortes de 2011 y 2013, no dejará de aumentar. Por eso resulta especialmente irresponsable que los populistas de turno propugnen incrementos de las pensiones sin explicar cómo piensan reconducir ese monumental desequilibrio que, en apenas unos pocos años, ha bastado para deglutir todo la hucha de las pensiones acumulada durante más de una década.

La crisis del sistema público de pensiones y la incapacidad de los partidos políticos para proponer alternativas realistas a los venideros megarrecortes han generado un sentimiento de frustración y negación entre aquella parte de la población que todavía conserva su fe en las bondades de lo público. En lugar de cuestionar la estructura misma del piramidal esquema de reparto, se opta por buscar culpables de su mala administración: si “no hay dinero” no es porque la Seguridad Social haya prometido dar a los pensionistas mucho más de lo que puede recaudar vía cotizaciones de los trabajadores; si no hay dinero es porque alguien lo ha dilapidado.

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