Es noticia
Las tecnológicas yanquis sí pagan (demasiados) impuestos
  1. Economía
  2. Laissez faire
Juan Ramón Rallo

Laissez faire

Por

Las tecnológicas yanquis sí pagan (demasiados) impuestos

Google ganó 24.150 millones de dólares antes de impuestos en 2016 y soportó una carga tributaria de 4.672 millones de dólares (es decir, un tipo efectivo del 19,3%)

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Las cuatro grandes tecnológicas estadounidenses, Google, Apple, Facebook y Amazon (GAFA), son probablemente las cuatro empresas más importantes de los albores del siglo XXI. Su capitalización conjunta a día de hoy totaliza los 2,7 billones de dólares, cuando hace 15 años apenas alcanzaba los 50.000 millones. ¿Cómo es posible que en tan solo década y media esas cuatro compañías hayan multiplicado su valor por más de 50? Evidentemente, a poco que uno piense en los servicios directos e indirectos que estas empresas han comenzado a proporcionarnos —en esencia, han creado una masiva infraestructura global de intercambio de información multilateral y multicanal—, entenderá las sustanciales ganancias que ya están cosechando y, en consecuencia, gran parte de su capitalización bursátil actual.

Sin embargo, para quienes observan la economía como un juego de suma cero —donde la riqueza ni se crea ni se destruye, solo se redistribuye desde unos cubiletes a otros—, semejante explosión de valor resultará ininteligible. A su juicio, el engorde de GAFA ha de haber transcurrido en paralelo al adelgazamiento —al empobrecimiento— del resto de la sociedad. Siendo así, ¿cuál ha sido el mecanismo específico por el que estas cuatro compañías han conseguido parasitar los recursos del resto de la sociedad hasta convertirse en gigantes multinacionales? De acuerdo con una popularizada teoría —vociferada por distintas instancias gubernamentales con el obsesivo propósito de justificar su rapiña fiscal—, GAFA no paga impuestos: merced a un complejo entramado transnacional de optimización tributaria, las tecnológicas yanquis escapan de las haciendas nacionales y, en consecuencia, compiten deslealmente con las pequeñas y medianas empresas que sí están sujetas al expolio de sus respectivos estados.

Foto: Pancarta en las protestas antiglobalización de Francia (Reuters)

Dentro de esta narrativa es donde se enmarcan los recientes discursos demagogos de Donald Trump —cargando contra Amazon por arruinar el pequeño comercio estadounidense, cuando en realidad solo quiere meterle el dedo en el ojo a su dueño, Jeff Bezos, propietario a su vez del crítico 'Washington Post'— o de la eurocracia bruselense —alentando impuestos europeos sobre los ingresos de las tecnológicas—. Propaganda liberticida que en última instancia busca envenenar a la sociedad contra unas compañías que han revolucionado nuestro modo de vida para, acto seguido, justificar una mayor intromisión regulatoria y fiscal en sus actividades.

Pero ¿es verdad que GAFA no paga impuestos o que, en todo caso, paga muchísimos menos impuestos que las pymes occidentales? No, no lo es en absoluto. Basta con que acudamos al informe anual de 2016 de GAFA para comprobarlo: Google ganó 24.150 millones de dólares antes de impuestos en 2016 y soportó una carga tributaria de 4.672 millones de dólares (es decir, un tipo efectivo del 19,3%); Apple obtuvo unos beneficios de 61.372 millones de dólares y pagó unos impuestos de 15.685 (tipo efectivo del 25,5%); Facebook ganó 12.518 millones de dólares y abonó 2.301 millones al fisco (tipo efectivo del 18,3%), y Amazon generó un excedente de 3.892 millones de dólares y entregó a Hacienda 1.425 millones (tipo efectivo del 36,6%). Si sumamos todas estas cifras, concluiremos que GAFA consiguió en 2016 un beneficio agregado antes de impuestos de 101.932 millones de dólares y soportó una losa tributaria de 24.083 millones de dólares: un tipo efectivo del 23,6%.

Evidentemente, las cuatro recurren tanto como pueden a la optimización fiscal, pero ni con ello consiguen escapar de la rapiña impositiva

Ese tipo efectivo del 23,6% que soportó GAFA durante 2016 se refiere al tipo medio abonado en todas las jurisdicciones en las que operaron esas cuatro compañías, si bien la mayor parte de la tarta tributaria fue a parar a las arcas del Tesoro estadounidense (dado que el centro de creación de valor de sus actividades se concentra en EEUU). De ahí, por cierto, que la Comisión Europea se haya sacado recientemente de la manga la propuesta de un absurdo (e injustificable) tributo extraordinario sobre los ingresos de GAFA para así meter la cuchara en una parte de las ganancias (ya gravadas) de tales compañías.

¿Es el 23,6% un tipo efectivo notablemente inferior al que abonan las pequeñas y medianas empresas? En absoluto. En España, por ejemplo, los grupos empresariales no consolidados (normalmente, pymes) abonan un tipo efectivo del 12,2% sobre sus ganancias; mientras que en EEUU históricamente han pagado en torno al 20%. Por consiguiente, no es verdad que Google, Apple, Facebook y Amazon soporten una presión tributaria inferior a la del resto de empresas: evidentemente, las cuatro recurren tanto como pueden a la optimización fiscal —también, por cierto, las pymes—, pero ni con ello consiguen escapar del grueso de la rapiña impositiva practicada por los respectivos Leviatanes estatales.

En suma, si las grandes tecnológicas estadounidenses han multiplicado por 50 su valor de mercado en tan solo 15 años no es porque hayan evitado pagar impuestos a unas tasas similares a las del resto de compañías: es porque han multiplicado extraordinariamente la riqueza que generan para el conjunto de la sociedad.

Las cuatro grandes tecnológicas estadounidenses, Google, Apple, Facebook y Amazon (GAFA), son probablemente las cuatro empresas más importantes de los albores del siglo XXI. Su capitalización conjunta a día de hoy totaliza los 2,7 billones de dólares, cuando hace 15 años apenas alcanzaba los 50.000 millones. ¿Cómo es posible que en tan solo década y media esas cuatro compañías hayan multiplicado su valor por más de 50? Evidentemente, a poco que uno piense en los servicios directos e indirectos que estas empresas han comenzado a proporcionarnos —en esencia, han creado una masiva infraestructura global de intercambio de información multilateral y multicanal—, entenderá las sustanciales ganancias que ya están cosechando y, en consecuencia, gran parte de su capitalización bursátil actual.