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¿Qué puede ofrecer Feijóo a los españoles?
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Juan Ramón Rallo

Laissez faire

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¿Qué puede ofrecer Feijóo a los españoles?

Galicia no sobresale ni por crecimiento económico ni por buenas prácticas fiscales

Foto: El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Lavandeira jr)
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Lavandeira jr)
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Parece que los principales barones del PP han acordado ungir a Alberto Núñez Feijóo como próximo presidente nacional del Partido Popular. Pero, por sobradamente conocidos que sean los deméritos de Pablo Casado para seguir al frente de semejante cargo, no queda demasiado claro cuáles son los méritos de Feijóo para pasar a ocuparlo. Que sí, que si hablamos de méritos estrictamente políticos —la conquista del poder—, estos están muy claros: cuatro mayorías absolutas en Galicia expulsando a Ciudadanos, Vox y Podemos del Parlamento regional. Pero si hablamos de méritos de gestión, por ejemplo de gestión económica, que es lo que aquí nos suele ocupar, los logros no son tan evidentes.

En el año 2019 (último previo a la pandemia), la renta per cápita de Galicia equivalía al 90,3% de la de España, dos puntos por encima del porcentaje que exhibía cuando Feijóo llegó al Gobierno una década antes. Pero esta mejoría se ha debido más a la caída de la población gallega que a un crecimiento del PIB por encima de la media nacional. De hecho, entre 2008 y 2019, el PIB gallego apenas se expandió un 5,3%, frente al 6,6% del conjunto de España o al 15% de la Comunidad de Madrid. Se dirá que acaso Feijóo no tiene la culpa de que Galicia se halle en la periferia del país, desconectada de ese centro de actividad económica y de ese foco de absorción de inversión global que constituye Madrid. Y esa réplica puede resultar válida, pero también deberíamos plantearnos qué políticas ha adoptado Feijóo para potenciar el crecimiento y el desarrollo de su región.

Foto: El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Lavandeira)

Echémosle, verbigracia, un ojo al marco tributario de Galicia, un asunto en el que el popular podría haber adoptado un perfil propio. Según el Índice de Competitividad Fiscal autonómico (elaborado cada año por la Fundación para el Avance de la Libertad, en colaboración con Tax Foundation), Galicia es la duodécima autonomía con un sistema fiscal más competitivo: vamos, que se ubica más cerca del furgón de cola que de la locomotora. ¿Y a qué puede deberse esta mala clasificación? Efectuemos una comparativa entre Galicia y la Comunidad de Madrid (tomando la comunidad como ejemplo de un régimen fiscal comparativamente favorable dentro de nuestro país):

  • IRPF: un trabajador con ingresos de 30.000 euros anuales abonará en Galicia 4.950 euros en IRPF, frente a los 4.795 euros de Madrid; la brecha se eleva hasta los 400 euros anuales para los trabajadores con rentas de 60.000 euros.
  • Patrimonio: un patrimonio de 800.000 euros apenas abonaría 200 euros anuales en Galicia (frente a cero en Madrid); pero los de cuatro millones de euros sí pagarían 36.500 euros anuales (frente a cero en Madrid).
  • Sucesiones y donaciones: un hijo soltero de 30 años que herede 800.000 euros —de los cuales 200.000 euros se correspondan a una vivienda— no pagaría ningún impuesto en Galicia, mientras que en Madrid debería abonar unos 1.500 euros. En cambio, si los 800.000 euros fueran dinero en efectivo, en Galicia se pagarían 56.000 euros (frente a los 2.000 euros de Madrid).
Foto: El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Lavandeira Jr)
  • Impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados: Galicia tiene uno de los impuestos de transmisiones patrimoniales más elevados de España (10%, frente al 6% de Madrid). Así, la adquisición de un inmueble valorado en medio millón de euros implicaría pagar 50.000 euros en concepto de ITP (frente a los 30.000 euros de Madrid) y 7.500 euros en concepto de AJD (frente a los 3.750 euros de Madrid).
  • Impuestos propios: Galicia cuenta con seis impuestos propios (canon del agua, impuesto sobre la contaminación atmosférica, impuesto sobre el daño medioambiental causado por determinados usos y aprovechamientos del agua embalsada, canon eólico, impuesto compensatorio ambiental minero y canon de inmuebles en estado de abandono), mientras que Madrid los ha suprimido todos. En promedio, los gallegos abonan 31 euros anuales por habitante (la mitad que la media nacional) frente a los cero euros en Madrid (obviamente, esos impuestos no afectan a todos los gallegos y, por tanto, aquellos contribuyentes que los sufran estarán pagando cuantías muy superiores a esas).

Galicia, pues, no sobresale ni por crecimiento económico ni por buenas prácticas fiscales: no es que sea un absoluto desastre (que desde luego no lo es), pero tampoco representa nada distinto a lo muy poco que ha tenido que ofrecer el PP durante las últimas décadas. En definitiva, más de lo mismo: mediocridad sin principios a la espera de heredar el poder.

Parece que los principales barones del PP han acordado ungir a Alberto Núñez Feijóo como próximo presidente nacional del Partido Popular. Pero, por sobradamente conocidos que sean los deméritos de Pablo Casado para seguir al frente de semejante cargo, no queda demasiado claro cuáles son los méritos de Feijóo para pasar a ocuparlo. Que sí, que si hablamos de méritos estrictamente políticos —la conquista del poder—, estos están muy claros: cuatro mayorías absolutas en Galicia expulsando a Ciudadanos, Vox y Podemos del Parlamento regional. Pero si hablamos de méritos de gestión, por ejemplo de gestión económica, que es lo que aquí nos suele ocupar, los logros no son tan evidentes.

Alberto Núñez Feijóo Partido Popular (PP)
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