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Juan Ramón Rallo

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Sánchez, contra Ana Rosa

Fue Sánchez quien volvió a recurrir al engaño, en este caso sobre la calidad de los datos que manejaba una periodista, para blanquear su legislatura de embustes

Foto: Pedro Sánchez y Ana Rosa, antes del comienzo de la entrevista. (EFE/Mediaset)
Pedro Sánchez y Ana Rosa, antes del comienzo de la entrevista. (EFE/Mediaset)
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Sánchez está desfilando de manera cuasi frenética por todos platós de radio y de televisión. Aquello que no ha hecho durante sus años como presidente del Gobierno, lo hace apelotonadamente ahora durante sus últimas semanas como candidato a la presidencia del Gobierno. Cuando sí era necesario que compareciera ante los medios críticos —mientras ejercía el poder y, por tanto, había que fiscalizar ese ejercicio del poder—, no lo hizo; cuando, en cambio, sí lo está haciendo es cuando le hace falta instrumentalizarlos electoralmente: es decir, que Sánchez los concibe como altavoces para su propaganda, no como contrapesos a su acción política.

Y siendo esa la concepción que tiene Sánchez de su presencia en los medios, solo cabe esperar un uso poco honesto de esas entrevistas en medios. Eso es lo que ocurrió ayer en algunas partes de su participación en El programa de Ana Rosa. Por ejemplo, uno de los momentos que pretenden ser más representativos del rigor, la preparación y la veracidad de Sánchez frente a la ignorancia, manipulación e intoxicación por parte de los medios antisanchistas (como en su imaginario lo sería Ana Rosa) es ese en que el presidente del Gobierno asume el rol de presentador y le pregunta a Quintana: "¿Sabe cuánto se ha reducido la tasa de desempleo juvenil durante estos últimos años?". A lo que Ana Rosa le responde asertiva: “Dos puntos”. Solo para que finalmente Sánchez remate todo orgulloso, como saliendo ya por la puerta grande, “no, seis puntos: ¡seis puntos!”.

Foto: Entrevista a Pedro Sánchez en 'El programa de Ana Rosa'. (EFE/Mediaset)

Por supuesto, Ana Rosa no tendría por qué tener en la cabeza los datos precisos, de modo que cualquier error u omisión resultaría comprensible. A la postre, era Sánchez quien traía ese dato preparado de Ferraz y quería lanzarlo durante el programa. Pero resulta que, o bien por puro azar o bien porque ella o su equipo se habían preparado a conciencia el tema, Ana Rosa estaba en lo cierto o, al menos, es perfectamente razonable decir que Ana Rosa estaba en lo cierto. Porque, ¿cuál es el periodo temporal al que se refiere Sánchez por “durante estos últimos años”? Si tomamos el periodo 2020-2022, Eurostat nos informa de que la tasa de paro juvenil, entre las personas de 16 a 29 años, pasó del 29,2% al 22,4%: a saber, una reducción de 6,8 puntos (los seis, más bien casi siete, a los que se refería Sánchez). Sin embargo, si tomamos el periodo 2019-2022 (esto es, si comparamos las cifras de 2022 con las previas a la pandemia), la tasa de paro juvenil cae del 24,7% al 22,4%: a saber, 2,3 puntos (tal como afirmó Ana Rosa).

¿Qué comparativa debería resultarnos preferible? ¿2020-2022 o 2019-2022? Aunque personalmente me guste más la segunda por motivos bastante obvios (no confundir una mejora con un rebote, a saber, no inflar el ritmo de reducción del paro juvenil por el aumento transitorio que experimentó durante la pandemia), ni siquiera es necesario entrar en el debate de qué periodo resulta más representativo de la realidad económica del país. Habría bastado con que Sánchez le hubiese replicado amablemente a Ana Rosa que el descenso de dos puntos se corresponde, en efecto, con el periodo 2019-2022, pero que tomando el periodo 2020-2022, la caída ha sido de más de seis puntos.

Ana Rosa no tendría por qué tener en la cabeza los datos precisos, de modo que cualquier error u omisión resultaría comprensible

Sucede que Sánchez no pretendía instalar en la audiencia del programa un conocimiento del paro juvenil que constituyera, desde su punto de vista, un reflejo más fiel de la realidad. Lo que en realidad buscaba Sánchez, y así fue amplificado desde las redes sociales por sus Juventudes Socialistas, era cuestionar ante la audiencia el rigor, la preparación y el sesgo de una de sus más insistentes críticas mediáticas durante los últimos años. Si Ana Rosa desconoce o nos miente con los datos del paro juvenil, ¿acaso no puede haber estado trasladándonos información incorrecta o tergiversada sobre Sánchez durante estos últimos años?

La realidad, empero, es que fue Sánchez quien volvió a recurrir al engaño, en este caso, sobre la calidad de los datos que manejaba una periodista, para blanquear su legislatura de embustes. Cuando menos, coherente.

Sánchez está desfilando de manera cuasi frenética por todos platós de radio y de televisión. Aquello que no ha hecho durante sus años como presidente del Gobierno, lo hace apelotonadamente ahora durante sus últimas semanas como candidato a la presidencia del Gobierno. Cuando sí era necesario que compareciera ante los medios críticos —mientras ejercía el poder y, por tanto, había que fiscalizar ese ejercicio del poder—, no lo hizo; cuando, en cambio, sí lo está haciendo es cuando le hace falta instrumentalizarlos electoralmente: es decir, que Sánchez los concibe como altavoces para su propaganda, no como contrapesos a su acción política.

Pedro Sánchez Ana Rosa Quintana El programa de AR
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