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Las mentiras de la izquierda española sobre la reforma laboral griega
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Juan Ramón Rallo

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Las mentiras de la izquierda española sobre la reforma laboral griega

Casi todas las críticas de la izquierda española contra la reforma laboral griega han sido falseamientos u omisiones de información. ¿Será que no cuentan con mejores argumentos?

Foto: Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones. (EFE)
Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones. (EFE)
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¿Por qué ha mentido tanto la izquierda española respecto a la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mitsotakis en Grecia? Por ejemplo, la líder de Sumar y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, alertó de que Grecia acaba de aprobar una jornada laboral de 78 horas semanales. Asimismo, Juan Carlos Monedero lamentó que los griegos "van a trabajar seis días a la semana, 78 horas, 13 horas al día". Por su parte, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha lamentado el recorte de derechos que supone "una jornada laboral de 13 horas al día, 78 a la semana". Y finalmente, el diputado de Podemos en Castilla y León Pablo Fernández ha sentenciado que aprobar "la jornada laboral de hasta 13 horas diarias" equivale a "legalizar la esclavitud".

Pero la premisa de partida de todos estos comentarios es falsa: Grecia no ha ampliado la jornada laboral diaria por puesto de trabajo hasta las 13 horas. Lo que ha hecho ha sido posibilitar el pluriempleo hasta las 13 horas diarias: con anterioridad a la reforma laboral, un ciudadano griego podía estar contratado en varios empleos a la vez, pero no estaba autorizado a trabajar más de ocho horas diarias en el conjunto de todos ellos. A partir de ahora, podrá trabajar hasta 13 horas cuando esté pluriempleado: por ejemplo, ocho horas en un puesto de trabajo (y no más de ocho horas) y cinco horas en otro.

Foto: El ministro griego de Trabajo y Seguridad Social, Adonis Georgiadis, habla durante una sesión parlamentaria previa a la votación. (EFE)

Por supuesto, uno puede lamentar que existan personas en una situación económica tan precaria como para verse empujados a trabajar 13 horas diarias en diversos empleos (aunque, dicho sea de paso, no todo el mundo que escoge trabajar 13 horas diarias lo hace por ubicarse cerca de la pobreza: puede haber trabajadores muy bien pagados que amplíen su jornada laboral para incrementar aún más sus ingresos), pero lo que no tiene mucho sentido es prohibir a una persona contar con más de un empleo. Tan es así que en España no existe limitación alguna al pluriempleo: un español podría, en el extremo fisiológico, ser contratado en tres empleos de jornada completa, obligándose, por tanto, a trabajar 24 horas diarias. Es decir, que nuestras leyes laborales son, al menos en esta materia, menos restrictivas que la reforma laboral de Mitsotakis. Si las anteriores personalidades de la izquierda patria consideran que es tan intolerable que un trabajador pueda pluriemplearse durante 13 horas diarias, ¿por qué no levantaron la voz respecto a la situación legal española hasta que tuvieron que lanzarse a criticar demagógicamente a Grecia? ¿Por qué ni el Ministerio de Trabajo ni los sindicatos propusieron limitaciones al pluriempleo en su reciente y tan celebrada reforma laboral?

Foto: Yolanda Díaz, Nadia Calviño y Pedro Sánchez en el Senado. (EFE/Juanjo Martín)

Pues porque, como decimos, incluso ellos mismos son conscientes de que no es razonable establecer límites al pluriempleo: pero todo vale para cargar contra una reforma laboral conservadora, incluso la mentira sirve. Más honesto habría sido, en realidad, explorar otras posibles invectivas basadas en propuestas que sí figuran en la reforma: por ejemplo, la posibilidad de extender, en ciertos sectores con picos de actividad (como el turismo), la jornada laboral hasta seis días a la semana (48 horas en total). Pero incluso en ese caso, el rechazo de la izquierda debería resultar bastante matizado: el empresario que opte por esa vía deberá remunerar al trabajador con un salario un 40% superior a su sueldo ordinario, lo que significa que, en general y salvo casos de difícil sustitutividad de la plantilla, el empleador preferirá seguir contratando a otros trabajadores para cubrir ese sexto día.

En definitiva, si uno quiere criticar la reforma laboral griega, debería hacerlo sin falsear u omitir información. Pero prácticamente todas las críticas de la izquierda española han consistido en falseamientos u omisiones de información respecto a la misma. ¿Será que no cuentan con mejores argumentos?

¿Por qué ha mentido tanto la izquierda española respecto a la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mitsotakis en Grecia? Por ejemplo, la líder de Sumar y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, alertó de que Grecia acaba de aprobar una jornada laboral de 78 horas semanales. Asimismo, Juan Carlos Monedero lamentó que los griegos "van a trabajar seis días a la semana, 78 horas, 13 horas al día". Por su parte, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha lamentado el recorte de derechos que supone "una jornada laboral de 13 horas al día, 78 a la semana". Y finalmente, el diputado de Podemos en Castilla y León Pablo Fernández ha sentenciado que aprobar "la jornada laboral de hasta 13 horas diarias" equivale a "legalizar la esclavitud".

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