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José Luis Losa

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Los falsos mitos que nos dejó Curro

Los propios sevillanos aceptaron el mensaje de que no se merecían más inversiones tras la Expo 92 y han pasado tres décadas callados desde aquella "fiesta" que modernizó Andalucía

Foto: Conmemoración del 25 aniversario de la inauguración de la Expo 92. (EFE/José Manuel Vidal)
Conmemoración del 25 aniversario de la inauguración de la Expo 92. (EFE/José Manuel Vidal)
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El año pasado, un amigo me dijo indignado que había dejado de ver la serie de TVE 'Cuéntame tras años siguiéndola. La popular novela que sirve de repaso oficioso de la historia reciente de España había llegado a 1992 y metía en su trama los dos principales acontecimientos de aquel año. Para hablar de los Juegos Olímpicos, uno de los personajes de la serie acudía a la inauguración, de la que se ponían varios minutos de imágenes mientras el narrador afirmaba que “Barcelona 92 fue un rotundo éxito colectivo”. Sin embargo, para poner en el guión a la Expo 92 de Sevilla, un miembro de la famosa familia Alcántara se ve metido en un caso de corrupción por comisiones –“como hacen todos ahí”, aseguraba el personaje-.

Este trato tan distinto de ambos eventos del 92 por parte de la televisión pública española pasó totalmente desapercibido para la mayoría de los espectadores porque, aunque se trata de una serie de ficción, posiblemente capta a la perfección lo que buena parte de la población española de cierta edad sigue pensando de aquellos eventos.

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Los Juegos Olímpicos siguen manteniendo intacto su cartel de éxito y prestigio mientras que la Exposición universal sigue en el imaginario colectivo como un derroche innecesario en Sevilla para celebrar una gran fiesta de seis meses de la que se cumplen 30 años este 20 de abril.

Lo cierto es que para el mes de celebración de los juegos deportivos, las administraciones públicas invirtieron lo mismo que para el medio año de la Expo 92, incluyendo el moderno tren de alta velocidad española (AVE). En concreto, el doctor en Ciencias Económicas Ferran Brunet desgrana en su libro 'Las claves del éxito' que la organización de los juegos costó 162.880 millones de pesetas de 1992, 979 millones de euros, lo que equivale a 1.835,7 millones de euros en la actualidad, según el patrón de actualización de rentas del Instituto Nacional de Estadística.

Pero el evento deportivo en sí mismo supuso menos del 15% del gasto total, ya que las inversiones en infraestructuras en Barcelona y el resto de Cataluña para estos juegos alcanzó los 956.630 millones de pesetas, 5.749 millones de euros de 1992, que serían 10.790 millones de euros de la actualidad.

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Esa cifra es prácticamente la misma que supusieron las inversiones realizadas para la Expo 92 y la modernización de Andalucía, cuyo grado de retraso con respecto a España y a Europa eran abismales. La economista María de Pablo Romero estima en su tesis doctoral que fueron unos 840,6 millones de euros las inversiones públicas desembolsadas en Sevilla y su entorno, a las que se suman 4.416,8 millones de euros destinadas a infraestructuras de comunicaciones en Andalucía (red de carreteras estatales y autonómicas, red de ferrocarriles y aeropuertos). Eso hace un total de casi 5.300 millones de euros de 1992, que serían unos 10.000 millones de euros en la actualidad.

Tras la finalización de la Expo 92, y en plena crisis económica, la Sociedad Estatal presentó unos beneficios de 17.900 millones de pesetas (107 millones de euros de entonces), pero tras la revisión del Tribunal de Cuentas se demostró que las pérdidas acumuladas en sus diez años de actividad ascendían a 35.258 millones de pesetas (más de 220 millones de euros de entonces).

placeholder José Antonio Griñán y Felipe González, durante un acto por el 20 aniversario de la Expo 92. (EFE/José Antonio Ortega)
José Antonio Griñán y Felipe González, durante un acto por el 20 aniversario de la Expo 92. (EFE/José Antonio Ortega)

Ese importante desajuste presupuestario terminó por enterrar la imagen de una Expo 92 que había servido para modernizar Sevilla y Andalucía y acercarla al resto de España. Por el contrario, fue aprovechado por otros territorios para insistir en que aquel evento festivo no había sido más que un derroche auspiciado por un presidente del Gobierno sevillano, Felipe González, que ya en esos momentos se encontraba a la baja por la crisis económica y los escándalos de corrupción, y al que muchos no perdonaron que pusiera el primer AVE a Sevilla.

Ese mensaje caló también en otras provincias andaluzas, en las que se acrecentó un celo contra la capital, a pesar de que los estudios demuestran que las obras de infraestructuras realizadas con motivo de la Exposición Universal de 1992 generaron un incremento del PIB andaluz de 1.436 millones de euros, además de permitir infraestructuras tan básicas como la autovía A-92, que unió transversalmente esta enorme comunidad desde Huelva hasta Almería, o el AVE en Córdoba.

La idea de que aquella Expo 92, con su simpática mascota Curro, no ha sido bien utilizada ha llegado a ser asumida por una parte de los propios sevillanos, muchos de los cuales siguen creyendo que el enorme recinto de la Cartuja en el que se celebró la muestra está “lleno de jaramagos” e inutilizado. Al contrario, allí se encuentra el mayor parque científico y tecnológico de toda España, donde están instaladas 536 empresas que generan más de 23.000 empleos directos y que el pasado año alcanzaron una facturación de 3.000 millones de euros.

Foto: Carretera de entrada a Sevilla. (EFE/Raúl Caro)

La situación creada es tan surrealista que los propios sevillanos han asumido durante años (décadas ya) que no eran merecedores de nuevas inversiones. Pero esta ciudad, que aspiró a ser la tercera gran capital española en el 92, ha visto en 30 años cómo otras ciudades la han adelantado en todo tipo de inversiones y servicios públicos, mientras aquí solo se desarrolla el sector turístico para que se sientan a gusto los que visitan la ciudad y no sus habitantes.

Ha tenido que se un organismo público como la Airef (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal), la que ha venido a poner las cosas en su lugar y derribar 30 años de mitos. Esta institución dependiente del Gobierno publicó el pasado año, en plena pandemia, un amplio análisis de las actuaciones llevadas a cabo en el periodo 1985-2018 en infraestructuras viarias, ferroviarias, aeroportuarias y portuarias en toda España, y ha llegado a una conclusión inimaginable: Sevilla se encuentra a la cola de España, tras Ceuta, en la inversión por habitante, a pesar de incluir en este periodo las inversiones para la Expo 92.

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La provincia andaluza que más inversiones por habitante ha recibido en este periodo de 35 años ha sido Málaga, que además es la única de la comunidad que ha rebasado la media española.

Sin embargo, a estas alturas de la película, es casi imposible que Sevilla rompa los mitos de 30 años si buena parte de sus propios habitantes siguen creyendo las leyendas que otros les han fabricado y siguen ensimismados en eternos debates cíclicos anuales en torno a sus fiestas de primavera.

Quizá algún día, en la serie de TVE, un personaje de los Alcántara pueda venir en AVE a trabajar en una empresa puntera de innovación instalada en la Cartuja de Sevilla y descubrirle a los sevillanos y al resto de España una realidad alejada de los tópicos y la ficción.

El año pasado, un amigo me dijo indignado que había dejado de ver la serie de TVE 'Cuéntame tras años siguiéndola. La popular novela que sirve de repaso oficioso de la historia reciente de España había llegado a 1992 y metía en su trama los dos principales acontecimientos de aquel año. Para hablar de los Juegos Olímpicos, uno de los personajes de la serie acudía a la inauguración, de la que se ponían varios minutos de imágenes mientras el narrador afirmaba que “Barcelona 92 fue un rotundo éxito colectivo”. Sin embargo, para poner en el guión a la Expo 92 de Sevilla, un miembro de la famosa familia Alcántara se ve metido en un caso de corrupción por comisiones –“como hacen todos ahí”, aseguraba el personaje-.

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