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The Wire: la crisis del modelo occidental en una serie
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Gustavo Teruel

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The Wire: la crisis del modelo occidental en una serie

En esta edad de oro de las series televisivas ha habido numerosos éxitos de público y crítica que han acabado formando parte de la cultura popular

En esta edad de oro de las series televisivas ha habido numerosos éxitos de público y crítica que han acabado formando parte de la cultura popular y han arrasado con los premios en los años en que fueron emitidas. Sin embargo ha sido The Wire, serie que en su momento no gozó del favor de la audiencia ni de los analistas de la industria, la que más largo recorrido está teniendo y más debate sigue generando ya que, aparte de contar con personajes memorables e historias interesantes, ofrece una profunda exploración de los temas sociopolíticos.

Creada por David Simon, periodista de sucesos durante quince años para el Baltimore Sun, las cinco temporadas de la serie tienen como hilo argumental común la lucha contra el tráfico de drogas en la ciudad de Baltimore, aunque cada temporada se adentra en el estudio de temáticas distintas: la vida en los barrios marginales de la ciudad, las consecuencias de la desindustrialización en los trabajadores del puerto, la desregulación del consumo de drogas, la lucha por el poder político, el sistema de educación pública y la crisis del periodismo. Según Simon la serie es una “reflexión sobre la muerte del trabajo y la traición a la clase obrera americana”.

La obra está llena de tesis y mensajes disueltos en la historia y ha dado lugar a numerosas interpretaciones, algunas de ellas sorprendentes. A Vargas Llosa le recuerda a una tragedia griega  por la incapacidad de los personajes de escapar a su destino ante la mirada de unos dioses indiferentes y al antiguo ideólogo de cabecera de Ronald Reagan, Francis Fukuyama, el retrato de la degradación de los barrios pobres le ha movido a reclamar una fuerte intervención estatal y mayores programas de transferencia de riqueza, para romper el nexo de unión entre  pobreza, drogas y crimen.

En parte estoy de acuerdo con las conclusiones de estos autores, pero echo en falta en su análisis la responsabilidad de la clase política por el olvido de la suerte de los habitantes de estas zonas, que, en mi opinión es el tema central de las tres últimas temporadas de la serie. Una clase política que permite que los recursos que debían ir al presupuesto de educación, una de las pocas vías de redención individual, como demuestra el experimento de las Success Academy Charter Schools, se pierdan por el juego del cálculo electoral cortoplacista y el mantenimiento de la red clientelar. Clase política que teje una red burocrática alrededor del negocio inmobiliario capaz incluso de saquear a un gangster y cuya miopía convierte cualquier ámbito que maneja en un muestrario de mala gestión por objetivos, incentivos perversos y  consecuencias indeseadas. En ese sentido, como estudio de lo que en España se ha venido a denominar “La Casta” (tema que tanto juego da a tantos columnistas), The Wire ofrece un ejercicio de lucidez impagable. Hay tres personajes en concreto que son una buena muestra de los tipos de persona que se pueden encontrar como dirigente político en Estados Unidos:

¿Qué tiene todo esto que ver este tema con un blog que se llama “Postales de Inversión”? Mucho, en primer lugar, por los paralelismos que se pudieran establecer entre los políticos que aparecen en la serie y algunos de los que nos han tocado sufrir en España, y que seguiremos padeciendo a la vista de cuál es el modelo a seguir.  Y, en segundo lugar, porque la actividad económica en el 2013 seguirá marcada por la agenda política a ambos lados del Atlántico. En América con las negociaciones sobre el precipicio fiscal y en Europa donde nadie va a mover un dedo en cuanto a la resolución de la crisis de deuda, salvo que se produzca un evento que obligue a actuar. Y mientras, en España, los ciudadanos seguiremos soportando el peso de los ajustes mientras que la mayoría de los políticos seguirán cómodamente a lo suyo, tapando sus vergüenzas asistidos por la oligarquía empresarial mediante operaciones ignominiosas como las de Banco de Valencia y otras más por el estilo. Del progresivo empeoramiento de las condiciones de vida de la clase media y de los seis millones de parados nadie se va a acordar y no existe una transición estructural a la vista como las del 86 (entrada en Europa) o el 99 (entrada en la UME) que invite a la esperanza, así que el que pueda que emigre. Lamentablemente, entre nuestros políticos sobre estos últimos temas, parafraseando a Omar Little, “no one gives a fuck”.

Nos vemos el próximo año. Sean ustedes felices.

En esta edad de oro de las series televisivas ha habido numerosos éxitos de público y crítica que han acabado formando parte de la cultura popular y han arrasado con los premios en los años en que fueron emitidas. Sin embargo ha sido The Wire, serie que en su momento no gozó del favor de la audiencia ni de los analistas de la industria, la que más largo recorrido está teniendo y más debate sigue generando ya que, aparte de contar con personajes memorables e historias interesantes, ofrece una profunda exploración de los temas sociopolíticos.