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Marc Vidal

Salida de Emergencia

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Marc Vidal

Ya llega el chapapote griego

Definitivamente está claro que consideran que somos tontos a las tres. Ahora resulta que todo este tinglado al que asistimos es producto de unos especuladores malos

Definitivamente está claro que consideran que somos tontos a las tres. Ahora resulta que todo este tinglado al que asistimos es producto de unos especuladores malos malísimos que están escondidos en vete tú a saber donde y que estaban esperando el momento justo para actuar y fastidiar a Leire Pajín y a su jefe. Hombre, me gustará ver la cara que se les va a poner cuando eso pase de verdad, que pasará, cuando un centenar de miles de millones de dólares como mínimo empiecen las apuestas a la baja y ésta se produzca sobre la deuda pública española, por poner una. Una economía débil es una presa perfecta para un hedge fund, pero lo que más asequible hace una economía es la inacción y la de nuestro ejecutivo y oposición, clase política en general, es de tal calibre que se nos van a merendar sin esfuerzo alguno.

 

Nadie, pero cuando digo nadie, es nadie, se cree que el Gobierno de España logre reducir el déficit de presupuesto al 3%. En teoría eso debe pasar en base a un pronóstico de crecimiento para el año próximo que es del doble del esperado por la Unión Europea (que ya es optimista de narices) y el Fondo Monetario International (que también se deben haber intoxicado con algo). La rentabilidad adicional que los inversores piden por tener deuda española en lugar de equivalentes alemanes subió a niveles de 1997.

Una de las cosas que me sorprenden cuando enumeran las diferencias entre España y Grecia es ese estribillo de que “España tiene fundamentos de crédito distintos a los de Grecia, pues sigue siendo un país con un nivel de deuda inferior al promedio de la eurozona, por lo que su carga de intereses continúa siendo menor a la de otros actores grandes de la eurozona”. No entiendo porque no dicen que la deuda privada española (que mientras nadie demuestre lo contrario es española) es la mayor de Europa y la segunda (porcentualmente) mayor del mundo. Que nuestra deuda externa total es para no dormir durante todo el verano.

Pero volvamos a los “grandes” gestores que nos han tocado en estos tiempos que vivimos. ¡Que suerte tenemos!. Sumemos al bueno de Trichet y su séquito de inservibles. Tras haber demostrado que son incapaces de atender la realidad económica cuando esta se complica, tras mostrarnos como, cuando la inflación aumentaba, ellos siguieron con la subida de tipos que a la larga actuaba fuera de manual incrementando el coste del petróleo y por derivación de la inflación de nuevo, tras evidenciar que su lentitud en la toma de decisiones es una de las claves de que estemos como estamos y tras aceptar públicamente que no tienen idea de cómo servir esta merienda, ahora, que se les esperaba, no aparecieron.

Europa se arrodilla ante su propia miseria. No hay nadie dispuesto a afrontar el marrón porque es de dimensiones bíblicas. Lo de Grecia acabará mal, muy mal, pues en Europa no estamos acostumbrados a tener que vivir como si lo hiciéramos en Bogotá. Las medidas que tiene que implementar el gobierno heleno dependen de que sean administradas por el funcionariado y digeridas por la ciudadanía, si no, no sirve. Pues eso, no servirá. Luego el contagio y con él el drama. Pero tranquilos, los culpables serán reconocidos y éstos serán los especuladores malos malísimos.

Lo de la Europa actual es para encerrarse en un manicomio y no salir hasta que pase todo. Al más puro estilo zapatero-rajoy, se ponen frente a los medios y, con toda su panza, te cuentan que “no hemos llegado a grandes acuerdos”. En el caso de Trichet su frase favorita es la de “no vamos a hacer nada, no sea que la fastidiemos más”.

A mí que a esta gente se les ha ido del todo el asunto de las manos y esperan que, por inercia, se vaya calmando el tema. Mientras tanto nosotros nos jugamos el patrimonio, la vida y la esperanza, nos metemos en procesos económicos intentando arrancar y caminar entre tanto barro y nos juntamos para buscar salidas y soluciones, las que no nos aportan los que cobran para eso.

Cuando pensamos que Zapatero no nos sacará de esta, cuando asumimos que Rajoy no tiene pajolera idea de lo que está pasando, cuando vemos que todo se va por el desagüe, esperas que eso de “ser europeo” sirva para algo. Por ello atiendes a las informaciones que llegan desde Lisboa donde se han reunido los “estrategas monetarios de la Unión”. Entonces se te caen al suelo. Las decisiones son contundentes: mantener el tipo de interés, mantener la política de acción, mantener los estímulos y mantener la calidad de los canapés que son deliciosos. Bien, muy bien, muy acertado. El euro ya vale lo que valía hace 14 meses, el chapapote fiscal griego ya mancha las costas italianas y va dirección a la costa brava y lo único que trasciende son las declaraciones de uno de los consejeros del BCE, el alemán Weber, que dijo que “el contagio no justifica usar todos los medios”.

Pues no es muy buen tema que el BCE haya decidido dar un paso atrás. Si el BCE no mantiene la puerta abierta a la compra de deuda pública, el mercado lo tomará como un indicio de que las autoridades no están dispuestas a hacer “lo que sea necesario” para salvar la unión monetaria me temo.  Esperemos que antes que eso ocurra y el chapapote griego llegue a nuestras costas, alguien tenga un poco de cordura y asuma en términos políticos “los tiempos que les ha tocado vivir”. Si no lo hacen estamos perdidos y, entonces, esto será un “sálvese quien pueda” y, obviamente, números para salvarse sólo los venden con las letras X, W, U, R y L delante de la numeración.

Definitivamente está claro que consideran que somos tontos a las tres. Ahora resulta que todo este tinglado al que asistimos es producto de unos especuladores malos malísimos que están escondidos en vete tú a saber donde y que estaban esperando el momento justo para actuar y fastidiar a Leire Pajín y a su jefe. Hombre, me gustará ver la cara que se les va a poner cuando eso pase de verdad, que pasará, cuando un centenar de miles de millones de dólares como mínimo empiecen las apuestas a la baja y ésta se produzca sobre la deuda pública española, por poner una. Una economía débil es una presa perfecta para un hedge fund, pero lo que más asequible hace una economía es la inacción y la de nuestro ejecutivo y oposición, clase política en general, es de tal calibre que se nos van a merendar sin esfuerzo alguno.