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Achicar o tapar el agujero
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Achicar o tapar el agujero

Imagine una embarcación que tiene una importante vía de agua y el patrón no sabe que es más urgente; si achicar el agua que ya ha

Imagine una embarcación que tiene una importante vía de agua y el patrón no sabe que es más urgente; si achicar el agua que ya ha entrado o tapar el agujero por donde entra. Ésta es una situación similar a que afecta a buena parte de los bancos y cajas españolas que tienen por una parte que gestionar sus créditos fallidos y por otra seguir prestando dinero a sus clientes, actividad clave y esencial para cualquier entidad financiera.

 

Bien es sabido que la mora se ha disparado en el último año en España. Que la tasa de morosidad media en las entidades financieras españolas está cercana ya al tres por ciento, y que es muy probable que llegue a nueve por ciento, que ya vimos en 1993. En España, a finales de 2008, había más de 40.000 millones de euros en créditos fallidos.

La situación se agrava por la depreciación de los activos inmobiliarios, que son las garantías de una gran parte de los créditos fallidos. En muchos casos su precio actual es no sólo sustancialmente inferior al que tenían hace un año, sino incluso inferior al valor residual del préstamo hipotecario que hizo posible su compra. La venta del activo enajenado puede en muchos casos no cubrir el valor del crédito y de los gastos de recuperación de la entidad.

Además, la estrategia expansiva de las entidades financieras españolas en el último decenio, ampliando la base de clientes y oficinas y descentralizando la gestión crediticia, ha hecho que no se encuentren preparadas para una gestión eficaz de los fallidos en el gran volumen actual que se presentan, en primer lugar por no tener suficientes profesionales experimentados en la materia, y en segundo lugar por carecer en algunos casos de sistemas avanzados de screening y scoring efectivos así como de protocolos capaces de detectar señales de alerta de fallidos. En definitiva, los mecanismos tradicionales de gestión de créditos de algunos bancos y cajas son manifiestamente  inadecuados para la situación actual.

Consecuentemente, la mayoría de los bancos y cajas españoles tienen que diseñar y aplicar rápidamente mecanismos de gestión de créditos mejores. Esto requiere una mejora en tres áreas principales: (1) evaluación de carteras de créditos, (2) gestión de créditos fallidos, y (3) mecanismos de evaluación de riesgos.

(1) Evaluación de los créditos existentes – tener una idea clara del valor de los créditos ya concedidos es vital, pero muchas instituciones no tienen los datos y herramientas necesarios para evaluar los créditos que han concedido. La evaluación de los activos es francamente compleja incluso para entidades con sistemas y procesos excelentes. Hay muy pocas referencias para apoyarse en la evolución de la crisis financiera, ya que esta es una crisis muy singular y con características especiales, hay desconexión entre los mercados de capital y la economía real y la incertidumbre está creando bandazos en el mercado que dificultan los cálculos. Por otra parte, el valor de los activos antes de la crisis estaba inflado y hay necesidad de descontar el valor nominal para definir el valor real en el pasado, Finalmente, se desconoce la duración e intensidad de la bajada de los precios.

Las entidades con procesos menos adecuados se enfrentan a una complicación aún mayor. Los datos de que disponen están incompletos, o son inexactos porque no se definieron correctamente en el momento de la concesión del crédito. O en otras palabras, dichas entidades no pueden siquiera llevar a cabo los cálculos necesarios para evaluar sus carteras porque no disponen de información de partida adecuada. 

Ahora bien, por muy difícil que sea, es imprescindible obtener un valor de mercado de estas carteras, bien a través de cálculos de valor, bien mediante una estimación de su precio actual. Lo contrario condena a las entidades financieras a gestionar en un estado de completa incertidumbre sobre su viabilidad y perspectivas de futuro.

 (2) Gestión de créditos fallidos -- Otorgado el crédito, la aplicación de un proceso de seguimiento al cliente es vital para una reducción del incumplimiento, y para evitar sorpresas. Los bancos tienen una plétora de datos sobre sus clientes que sin embargo no utilizan para prever y gestionar impagos de modo optimo.  Una gestión efectiva de la mora empieza al primer indicio del problema – primer impago, comunicación de dificultades por el cliente, varios retrasos – Este es el momento de afrontar y resolver el problema: antes de que se produzca. Una vez que el crédito está en situación de fallido, la recuperación del dinero es cara y la tasa de éxito baja.  La gestión de los créditos fallidos debe también incorporar soluciones distintas a la pura enajenación del activo. Desde una redefinición de las condiciones del crédito, a una incorporación de colateral adicional, a esquemas que incluyen la adquisición del inmueble, con alquiler a sus antiguos dueños.

Por ultimo, la gestión de la mora debe incluir la originación. Hay que seguir prestando y prestar mejor de lo que se ha hecho hasta ahora. No sólo hay que achicar el agua, sino que también hay que tapar el agujero por donde ésta se filtra. Para esto es necesario mejorar los mecanismos de evaluación de riesgos – La admisión de los riesgos es la principal herramienta para mantener la calidad crediticia, ya que es el momento en que la entidad ejerce mayor control e independencia sobre los préstamos. Desafortunadamente, muchas entidades españolas han concedido préstamos sin estimar adecuadamente la tasa de riesgo de los mismos, o admitiendo tasas de riesgos excesivas, sobre todo con promotores. Es esencial la implantación de procesos de evaluación de riesgos mucho más exigentes, con mecanismos de scoring rigurosos, separación entre la función comercial y la de riesgos, y evaluación de cambios en la tasa de riesgos de los créditos ya dados. Estos mecanismos son clave para que las entidades presten de nuevo con confianza.

Sólo así, sellada la filtración y achicada el agua, podrá navegar la embarcación en condiciones óptimas y evitarse que vaya a la deriva.

Ricardo Wehrhahn y Mercedes Mostajo de Roland Berger Strategy Consultants

Imagine una embarcación que tiene una importante vía de agua y el patrón no sabe que es más urgente; si achicar el agua que ya ha entrado o tapar el agujero por donde entra. Ésta es una situación similar a que afecta a buena parte de los bancos y cajas españolas que tienen por una parte que gestionar sus créditos fallidos y por otra seguir prestando dinero a sus clientes, actividad clave y esencial para cualquier entidad financiera.