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Cómo sanear la banca española
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Cómo sanear la banca española

Cumplir unas nociones básicas de estructura óptima de financiación habría evitado la crisis actual. Pero una de las principales causas fue el exceso de deuda. Más

Cumplir unas nociones básicas de estructura óptima de financiación habría evitado la crisis actual. Pero una de las principales causas fue el exceso de deuda. Más de dos años después del inicio, el endeudamiento sobre PIB de las economías no sólo no se ha reducido, sino que ha aumentado. No hace falta conocer mucho más para tener dudas sobre  la sostenibilidad de cualquier recuperación. España no sólo muestra uno de los mayores endeudamientos del mundo desarrollado (deuda neta externa sobre PIB), sino que su competitividad es muy inferior a sus competidores (coste laboral por unidad producida 15% superior a la media europea). En este entorno, ¿alguien aumentaría sensiblemente su exposición acreedora con España?

Sin embargo el sentir general, especialmente el político, es que es indispensable reactivar el crédito para impulsar la economía. La idea es que la banca española teme por su futura solvencia por el elevado peso del crédito a promotores y por la  futura regulación bancaria que exigirá un mayor montante de recursos propios.

Aunque es cierto que la incertidumbre en solvencia maniata parcialmente a la banca a la hora de prestar, también lo es que hay otros factores igual o más importantes: la escasez de demanda de crédito de una economía endeudada con negativas perspectivas operativas y sobre todo, el “suicidio” en términos de potenciales impagados que implicaría aumentar demasiado la financiación crediticia a una economía con tan poco halagüeñas expectativas como la española. La banca ahora mismo presenta incertidumbres respecto a su solvencia… ¿queremos cambiar este escenario por uno caracterizado por la seguridad… de su quiebra?

Como sucedió con los bancos de inversión extranjeros, que valoraron inadecuadamente el riesgo de sus carteras (exigiendo rentabilidades exiguas), la banca española prestó cargando a los clientes diferenciales demasiado reducidos para el riesgo asumido. Ahora está en proceso de subida de diferenciales, no por abusar de los clientes, sino para situarlos en niveles normalizados. ¿Y si por el camino numerosas empresas se quejan de que apenas pueden pagar los intereses? Toda empresa a la que se aplique diferenciales adecuados al riesgo en su financiación, y que no sea capaz de atender el servicio de la deuda  es que realmente no es viable (y por ende no merece financiación).

Y en España, la banca financió estructuras con exceso de endeudamiento… a tipos reducidos. Esto es lo mismo que contentarse con rentabilidades exiguas de los activos operativos de las compañías financiadas, que tampoco remuneraban el riesgo operativo convenientemente. En definitiva, una vez estalló la crisis y la banca fue consciente de la errónea valoración de sus riesgos, empezó simplemente una repreciación de los mismos hasta niveles correctos. La banca sólo debe prestar con diferenciales bajos a empresas con endeudamientos razonables y beneficios operativos sostenibles. Pero en el entorno macro español, ¿cuántas hay de éstas? Aunque la banca fuera solvente, tampoco prestaría demasiado. Ése es el error generalizado, creer que limpiando los balances bancarios el crédito volverá a fluir en España.

La solución para sanear la banca.

Partiendo de la hipótesis contraria al sentir general, es decir, que precisamente lo que no debe haber es reactivación de crédito, la solución para sanear la banca con el menor coste para el contribuyente y sin efectos colaterales para la economía, es bastante simple.

El principal problema es la existencia de un activo opaco y de enorme dificultad para valorar por su heterogeneidad y falta de referencias de mercado: el crédito a promotores, cuyo peso sobre el total del crédito no es desdeñable (17%). Por eso, Banco de España debería valorarlo de la manera más afinada posible, y en caso de existir un pérdida potencial, las entidades financieras deberían provisionarla no de golpe (obligaría a inyectar más fondos públicos), sino en varios años, financiándolo con el  margen operativo anual generado.

En paralelo, Banco de España y gobierno, deberían asegurar que recapitalizarán con dinero público a toda entidad que no sea capaz de absorber las provisiones con su margen operativo (antes le dejarán buscar una solución privada). De este modo, las entidades que hubieran tarificado correctamente sus riesgos, no tendrán necesidad de fondos públicos (de hecho aprovecharán para ganar cuota de mercado en crédito “sano”), mientras que las que sean incapaces de mantener ratios de solvencia razonables, serán recapitalizadas con dinero público, quedándose un tiempo Banco de España o gobierno como accionistas y decidiendo qué hacer  con sus participaciones una vez finalizada la crisis.

Con esta solución, los perjudicados serían los accionistas de algunas entidades (debido a las provisiones, durante unos años apenas darían dividendos) y los beneficiados, el contribuyente (aportaría menos fondos) y la economía (reduciría su endeudamiento). De hecho, incentivaría a la economía a ganar competitividad, en vez de crecer siempre con endeudamiento, y a las entidades financieras, a aumentar su rentabilidad con métodos más sostenibles que el endeudamiento. Por ejemplo, gestionar el ahorro de sus clientes a través de fondos de  inversión con un correcto asesoramiento, aumentaría la rentabilidad de las inversiones para dichos clientes y el retorno sobre capital para el banco (la gestión de fondos apenas consume recursos propios).

Cumplir unas nociones básicas de estructura óptima de financiación habría evitado la crisis actual. Pero una de las principales causas fue el exceso de deuda. Más de dos años después del inicio, el endeudamiento sobre PIB de las economías no sólo no se ha reducido, sino que ha aumentado. No hace falta conocer mucho más para tener dudas sobre  la sostenibilidad de cualquier recuperación. España no sólo muestra uno de los mayores endeudamientos del mundo desarrollado (deuda neta externa sobre PIB), sino que su competitividad es muy inferior a sus competidores (coste laboral por unidad producida 15% superior a la media europea). En este entorno, ¿alguien aumentaría sensiblemente su exposición acreedora con España?