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Bankia y los otros accionistas

Goirigolzarri declara la guerra a los perjudicados: “Vamos a defender en los tribunales a accionistas y contribuyentes”, como si los accionistas que adquirieron las acciones en la salida a bolsa no lo fueran

Foto: Concentración de afectados por las participaciones preferentes de Bankia. (EFE)
Concentración de afectados por las participaciones preferentes de Bankia. (EFE)

El caso Bankia se está convirtiendo en un caso de escuela de los libros de texto. Un fraude del sistema que ha perjudicado a cientos de miles de clientes de las cajas de ahorros. Primero movieron el ahorro de las cuentas hacia las participaciones preferentes. Una vez conseguida la confianza de los inversores con unas cotizaciones ficticias en el mercado AIAF, incentivaron el paso de la clientela de las sucursales a la bolsa, con una oferta pública de 3.000 millones de euros a la que acudieron 300.000 clientes. Lo hacen con un folleto falso según dictamen de dos peritos designados por el Banco de España ratificado ante el juez.

Ante este fraude en masa en dos etapas, resultaban necesarias medidas radicales que evitaran problemas de orden público. Para las preferentes se optó por un arbitraje filtrado por KPMG, que permitió indemnizar a los que tenían pequeñas inversiones, que eran la mayoría, dejando a los demás avocados a ir a juicio.En este ámbito se creó una Comisión de Seguimiento con participación de la CNMV y del Banco de España con el fin de discriminar quiénes iban a ser agraciados con el arbitraje.

Respecto a los accionistas perjudicados por la salida a bolsa, tanto Bankia como el FROB habían decidido dejarlos a su suerte y que perdieran sus inversiones. Pero en el guion no contaban con el trabajo técnico e independiente de los peritos designados por el Banco de España. Sus dictámenes cayeron como un jarro de agua fría sobre quienes habían decidido que los inversores que acudieron a la oferta pública de Bankia lo perdieran todo. Tenían preparado el argumentario. Las acciones son productos simples. No son instrumentos complejos como las preferentes. Todo el mundo sabe lo que es una acción cotizada en bolsa. El inversor asume el riesgo del mercado. Si hubiera subido la acción no estarían reclamando. Son especuladores que merecen perder cuando la acción baja.

Ante la falta de arbitraje se debería haber optado por devolver el dinero. De este modo, se habría restaurado la confianza en el mercado

Con lo que no contaban era con que los peritos acreditaran la falsedad del folleto. El hecho probado es que el folleto de Bankia no reflejaba la imagen fiel de la empresa y en ese caso el inversor no tiene por qué asumir el riesgo del mercado. Y no importa su perfil. Con independencia de su edad o su profesión tiene derecho a ser indemnizado. No cabe aquí un arbitraje como el de las preferentes, que discrimine a los más pequeños para reparar a muchos y pagar lo menos posible.

Ante la falta de arbitraje se debería haber optado por devolver el dinero. De este modo, se habría restaurado la confianza en el mercado y los inversores podrían recobrar la fiabilidad en la información financiera.Sin embargo, se opta por descartar las indemnizaciones y por la defensa a ultranza frente a los perjudicados. Lo primero que se les ocurre es matar al mensajero. Encargan contrainformes ad hocpara desvirtuar las conclusiones de los peritos, como si informes de encargo pudieran tener el mismo valor que el realizado con independencia y honestidad por los expertos designados por el Banco de España.

Además, Goirigolzarri declara la guerra a los perjudicados: “Vamos a defender en los tribunales a accionistas y contribuyentes”, como si los accionistas que adquirieron las acciones en la salida a bolsa no lo fueran. Confunde su posición personal con la de los contribuyentes. Lo que quieren estos es que Bankia devuelva las ayudas públicas, lo cual podría obtenerse de la subasta pública de Bankia para devolverla al mercado, aunque Goirigolzarri perdiera su cargo con el cambio de control. Lo que quieren los contribuyentes es un mercado financiero que funcione y eso solo puede conseguirse con la confianza de los inversores, una confianza perdida por los fraudes en masa al ahorro como el de Bankia. Una confianza que sólo se recuperará reparando a los perjudicados y condenando a los responsables.

En sentido contrario, Goirigolzarri renuncia a defender a los accionistas perjudicados por el fraude de la salida a bolsa y quiere pasar página en relación con los responsables. Lo dijo claro tras ser nombrado presidente de Bankia: “Yo no tengo vocación de ángel vengador”. Se muestra hostil con sus propios accionistas y amigo de los responsables del fraude.Ante esta situación, la única salida es la judicial. La lucha va a ser dura. Según José Sevilla, consejero delegado de Bankia: "Hasta diciembre, teníamos a favor el 50”.

No son casos ganados como de forma temeraria se anuncia con profusión. Hay que ganarlos con buena técnica jurídica. Hay que escoger la vía más conveniente y los fundamentos más sólidos. La vía penal se alarga en el tiempo y solo subsidiariamente permite recuperar las pérdidas. La civil indemnizatoria por falsedad del folleto es la más directa. Dada la confusión que existe sobre las vías para reclamar, la Revista del Derecho del Mercado Financiero ha organizado una jornada informativa el jueves 5 de marzo por la tarde en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en la que participan las asociaciones de accionistas y los juristas más atentos al caso Bankia, y a la que también está invitado Goirigolzarri, quien de este modo podrá ponerse en contacto con los otros accionistas, los sacrificados para que Bankia pueda dar dividendos.

*Fernando Zunzunegui, profesor y abogado.

El caso Bankia se está convirtiendo en un caso de escuela de los libros de texto. Un fraude del sistema que ha perjudicado a cientos de miles de clientes de las cajas de ahorros. Primero movieron el ahorro de las cuentas hacia las participaciones preferentes. Una vez conseguida la confianza de los inversores con unas cotizaciones ficticias en el mercado AIAF, incentivaron el paso de la clientela de las sucursales a la bolsa, con una oferta pública de 3.000 millones de euros a la que acudieron 300.000 clientes. Lo hacen con un folleto falso según dictamen de dos peritos designados por el Banco de España ratificado ante el juez.

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