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Química para un futuro sostenible

Cápsulas de café que se convierten en compost o residuos plásticos complejos que sirven como materias primas son algunas de las aportaciones de este campo de la ciencia

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El futuro será sostenible o no será. Una afirmación que no por habitual deja de ser certera. La transición hacia una economía sostenible —y por lo tanto necesariamente circular y baja en carbono— no es ya una elección, sino la única vía que nos queda para poder ofrecer un planeta habitable y digno a las generaciones futuras.

Durante las dos últimas semanas, la cumbre del clima en Madrid (COP25) ha ayudado a que la emergencia climática deje de ser el elefante en la habitación. Ese reto que está a la vista de todos y que todavía poca gente, lamentablemente, se atreve a afrontar de manera directa.

Necesitamos liderazgo. Liderazgo valiente, que se atreva a plantear medidas con la vista puesta en el largo plazo. Medidas de las que nos cuesta aceptar porque suponen sacrificios dolorosos a corto plazo. Un liderazgo asentado en una visión clara de nuestras opciones, que pasan necesariamente por hacer caso de la ciencia, la cual ya ha dictaminado que la emergencia climática es real y que todo día que pasa sin atajar el problema es un encarecimiento inaceptable de la hipoteca que estamos contrayendo con las generaciones futuras. En este contexto, la química, una ciencia que interviene de una forma u otra en el 95% de todos los procesos de manufactura del mundo, es y será imprescindible.

"El futuro es sostenible y circular y la química actuará como gran facilitadora de soluciones para todos estos ámbitos"

En 2050, el mundo estará habitado por 10.000 millones de personas, dos tercios de las cuales se concentrarán en megaciudades, con mayores demandas en materia de alimentación, energía, vivienda, sanidad y movilidad. La química actuará como gran facilitadora de soluciones para todos estos ámbitos.

En BASF y en el sector químico en general, hace tiempo que investigamos (y no es casual que seamos el sector industrial que más invierte en I+D+i en España) para encontrar la llave de estas soluciones. Fruto de esta investigación nacen soluciones que nos llevarán a un nuevo concepto de movilidad sostenible, a una construcción energéticamente eficiente, a un mundo basado en energías renovables y a un uso de los recursos que solo se entenderá de manera circular. Sí, el futuro será sostenible y circular. Lo intuimos ya con fuerza en nuestro presente.

Los avances químicos sostenibles

Cápsulas de café que se desechan en la fracción orgánica y se convierten en compost para la agricultura en 12 semanas; detergentes que permiten lavar y eliminar manchas en agua fría, evitando las emisiones de CO2 asociadas al lavado en agua caliente; zapatillas deportivas fabricadas con un solo tipo de material plástico que cuando terminan su vida útil se trituran y se convierten en materia prima para fabricar nuevas unidades, y procesos de reciclaje químico con los que ya somos capaces de convertir los residuos plásticos complejos (los que hasta hoy solo podían terminar en el vertedero o en la incineradora) en materias primas que nos permiten devolverlos al principio de la cadena de producción.

La química es un sector que trabaja intensamente para el presente y de forma comprometida para el futuro. Gracias a este papel clave en el desarrollo de soluciones sostenibles, se pronostican para la industria química las mayores perspectivas de crecimiento de entre todos los distintos sectores industriales a nivel mundial.

En Europa, y en España, por supuesto, queremos ser parte de este crecimiento. Tenemos grandes condiciones de salida para hacerlo posible, pero a su vez necesitamos ahondar en determinados aspectos de competitividad que nos lastran a la hora de competir con otros países industrializados en Europa. Necesitamos una Administración ágil que estimule la inversión, completar de una vez por todas infraestructuras estratégicas, como el corredor ferroviario del Mediterráneo, que facilitarán las exportaciones, y un precio de la energía que nos acerque a nuestros competidores europeos (algunos de los cuales la siguen pagando hasta un 30% más barata).

"Necesitamos una Administración ágil que estimule la inversión y un precio de la energía que nos acerque a los competidores europeos"

Se trata de medidas que asegurarán el presente y el futuro de un sector estratégico para la economía española que hoy supone el 13% del PIB industrial y da trabajo directo a 200.000 personas, con un 95% de contratación indefinida y un salario promedio entre sus trabajadores de más de 38.000 euros anuales.

Necesitamos ser competitivos para atraer inversión y ser parte de este futuro. Un futuro de ciencia, química y producción de alto valor añadido. Una industria que investigue y desarrolle soluciones para un futuro sostenible. Una industria que nos haga sentir orgullosos de su visión y de sus logros. Porque se trata de ponerla al servicio de la sociedad y del planeta; se trata de crear valor para las personas. Ya lo dijo en su día Al Gore: "Sin planeta, no habrá economía que valga".

*Carles Navarro Vigo es director general de BASF Española y presidente de la Federación Empresarial de la Industria Química Española.

El futuro será sostenible o no será. Una afirmación que no por habitual deja de ser certera. La transición hacia una economía sostenible —y por lo tanto necesariamente circular y baja en carbono— no es ya una elección, sino la única vía que nos queda para poder ofrecer un planeta habitable y digno a las generaciones futuras.

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