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El uso del 'confirming' y las “finanzas colaborativas”
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Álvaro Moreno

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Por
Luis Montesinos

El uso del 'confirming' y las “finanzas colaborativas”

'Confirming' es precisamente eso, un medio de pago, cuyas características aportan indudable valor tanto a la empresa que hace uso del mismo como a los proveedores que son pagados a través suyo

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Aunque seguramente no sería necesario explicar a estas alturas lo que el confirming significa, sí es conveniente definirlo de entrada ya como una forma de pago que permite al proveedor anticipar su cobro a partir de una línea proporcionada por un banco o entidad financiera a instancias del comprador. Su naturaleza “Win-Win” se está haciendo si cabe más patente en el contexto actual de incertidumbre a raíz de la crisis del COVID-19.

Pues bien, confirming es precisamente eso, un medio de pago, cuyas características aportan indudable valor tanto a la empresa que hace uso del mismo como a los proveedores que son pagados a través suyo, lo cual explica el enorme crecimiento que ha experimentado a lo largo del tiempo. En este sentido, siendo un instrumento nacido en España en la última década del siglo pasado (i.e. el BANCO SANTANDER tiene el copyright original), en los últimos años se ha desarrollado toda una industria a nivel mundial bajo el concepto de SCF (i.e. “Supply Chain Finance”) en la que ya no sólo participan todo tipo de bancos sino también algunas Fintech especializadas en la materia y que engloba también otras denominaciones como “reverse factoring” o “factoring de proveedores”.

En efecto, en la actualidad, los pagos por confirming constituyen en muchos casos la mejor forma de obtención de liquidez para tantas empresas que ven restringidas sus líneas bancarias u otras fuentes de financiación alternativas, (como, por ejemplo, los mercados de pagarés a corto plazo). Además, proporcionan visibilidad en las previsiones de caja que son hoy en día un verdadero quebradero de cabeza para tantos responsables financieros cuando una mayoría de compañías opta por retener o retrasar pagos como mejor herramienta de gestión de tesorería ante la falta de visibilidad, lo cual provoca perniciosos círculos viciosos en los que “yo no pago a mi proveedor porque mi cliente no me paga a mí”.

Foto: (Reuters)

En este sentido, estamos viendo en los últimos tiempos como algunas de las principales compañías de este país (i.e. Inditex, Mercadona, Iberdrola…) han anunciado medidas de apoyo a sus proveedores facilitando anticipos en los cobros que en muchas ocasiones se instrumentan precisamente mediante líneas de confirming. Sin embargo, esta operativa no es exclusiva de grandes empresas, sino que es un medio de pago ampliamente extendido que viene siendo utilizado por un gran número de compañías en todos los sectores e industrias (con un importe acumulado de 89,000 millones de euros a nivel nacional al cierre de 2019, lo cual representa un crecimiento de casi un 11% respecto al año anterior según las cifras publicadas por la Asociación Española de Factoring y Confirming).

A pesar de sus indudables ventajas y quizás como consecuencia del enorme auge internacional de este tipo de productos en los últimos tiempos, también han surgido algunas dudas recientemente por las opiniones de las agencias de rating, que como todos sabemos, suelen ser muy oportunas. En efecto, éstas han puesto el foco en algunos casos excepcionales de malas prácticas en los que se habría desvirtuado el producto original con plazos adicionales de financiación a la empresa pagadora, mientras que, por otra parte, el desarrollo de una cierta variedad de esquemas y la distinta terminología empleada tampoco han ayudado. El riesgo subyacente no es baladí porque implicaría la potencial reclasificación contable como deuda financiera de este tipo de instrumentos de pago, lo cual constituiría una aberración al desvirtuar su misma esencia y, lo que me atrevo a afirmar, implicaría que una gran mayoría compañías dejaría de tener interés en usarlo por lo que muchas otras se quedarían sin una de sus principales fuentes de liquidez.

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Por todo ello y en el actual contexto de crisis e incertidumbre, preconizamos una operativa si cabe más transparente, equilibrada y eficaz, me gusta el término de “finanzas colaborativas”, en las que compradores y proveedores se ayudan mutuamente, en las que más que nunca el abuso de posición dominante no tiene cabida y en las que, en definitiva, se extrae el máximo fruto de este tipo de esquemas para dotar de liquidez al sistema. En este sentido, sería conveniente que las medidas gubernamentales tanto a nivel nacional (por ejemplo, líneas ICO) como internacional a nivel de la UE pudieran contemplar también este tipo de líneas que son doblemente eficaces por beneficiar a dos compañías al mismo tiempo en la misma transacción.

Por tanto, teniendo en cuenta la utilidad de este instrumento en cuanto a los beneficios que aporta tanto a la empresa pagadora como a los respectivos proveedores en la optimización del capital circulante y la gestión del balance en general, estamos trabajando a nivel de la industria a fin de proporcionar plena certeza en cuanto al marco contable aplicable, así como en su operativa. Además, una mayor estandarización o al menos homogeneización de la metodología ayudaría adicionalmente a ser más eficaces en la implementación de estos esquemas.

Si esto es así, estoy convencido de que la industria del confirming seguirá creciendo y aportando valor a las distintas partes involucradas como fuente de liquidez, lo cual se hace incluso más necesario en el actual entorno de esta crisis, que sin tener un origen financiero como la anterior, sí que está deteriorando irremediablemente la posición financiera de una gran mayoría de empresas.

*Luis Montesinos es Senior Advisor PwC / Profesor Asociado de Finanzas en IE Business School.

Aunque seguramente no sería necesario explicar a estas alturas lo que el confirming significa, sí es conveniente definirlo de entrada ya como una forma de pago que permite al proveedor anticipar su cobro a partir de una línea proporcionada por un banco o entidad financiera a instancias del comprador. Su naturaleza “Win-Win” se está haciendo si cabe más patente en el contexto actual de incertidumbre a raíz de la crisis del COVID-19.

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