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Sin formación, no habrá transformación
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Sin formación, no habrá transformación

Es muy sintomático el hecho de duplicar la tasa de paro de la UE mientras que las empresas no encuentran los perfiles que necesitan, ni en capacitación ni en habilidades

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España necesita con urgencia mejorar su posición competitiva global mediante el desarrollo del talento de sus ciudadanos. Ocupamos la posición número 61 en formación para el empleo, según el Foro Económico Mundial. El principal activo del país son las personas que lo integran. Hay que aunar intereses entre el mundo educativo y la empresa, entre la universidad y el tejido productivo real.

Es muy sintomático del problema que tenemos el hecho de duplicar la tasa de paro de la UE mientras que las empresas no encuentran los perfiles que necesitan, ni en capacitación ni en habilidades. Hay un desequilibrio entre los niveles de cualificación de la población activa y las necesidades del presente y del futuro de nuestro mercado de trabajo. Esta terrible paradoja tiene que acabar, y en un entorno de cambio, de transformación, de digitalización, de necesaria evolución de nuestro modelo productivo, hay que apostar decididamente por la formación, la recualificación, el aprendizaje permanente (‘skilling’, ‘reskilling’ y ‘upskilling’) y diseñar modelos más operativos, más dinámicos, más ágiles, más eficientes y menos burocráticos y alejados de la realidad del mundo del empleo y de la empresa.

Una vez más, la formación será la clave de la lucha contra el paro y la desigualdad. El mercado de trabajo cada vez se polariza más y el principal factor de segmentación es la formación y la cualificación de los trabajadores. Una preparación adecuada equivale a más posibilidades de obtener, mantener y mejorar un puesto de trabajo. En el horizonte 2025, hay que tener en cuenta que las necesidades de personal serán de un 37% para los niveles de cualificación alta, de un 49% para la media y de un 14% para baja cualificación, por lo que resulta evidente la necesidad de acomodar los niveles de formación a esta necesidad por parte de los empleadores, redefiniendo el actual modelo.

España, ineficiente en recursos educativos

España obtiene resultados mediocres en términos educativos (Informe PISA), con un gasto ineficiente de sus recursos, con un marco regulatorio deficiente y cambiante, y todo ello aboca a una enorme brecha entre el sistema educativo y la formación y el empleo.

En el corto plazo, el 54% de los trabajadores, casi 12 millones de personas, tendrá que mejorar sus conocimientos y habilidades, y en el medio, el 100%. Por esta razón es tan importante el concepto del aprendizaje permanente (como ejemplo, solo el 3,9% de los titulados españoles lo es en TIC). España está en la posición 36 en el 'ranking' de competitividad mundial, y en el capítulo de formación, en el puesto 61. Estas ratios no están a la altura de un país como el nuestro.

Cuando ocho de cada 10 empresas afirman tener dificultades para cubrir determinadas vacantes, resulta evidente que algo no funciona

Hacen falta nuevos modelos y nuevos sistemas de formación. Los que nos han traído hasta aquí no son lo que se necesita ni para este presente ni para el futuro. Cuando ocho de cada 10 empresas afirman tener dificultades para cubrir determinadas vacantes, resulta evidente que algo no funciona, sobre todo si a eso se le suma una cifra de casi cuatro millones de desempleados como la actual.

Tenemos que apostar e invertir en nuestro capital humano, en nuestro talento, desarrollarlo, mantenerlo y potenciarlo. Esto es realmente lo que nos permitirá avanzar como sociedad y competir en un mercado cada vez más exigente y global. La formación es la auténtica palanca de crecimiento y será el elemento transversal de todo el proceso de transformación en que nos encontramos inmersos. Es sin duda la mejor inversión, la más productiva y la que mejores frutos dará a medio y largo plazo. Insisto, sin formación, no habrá transformación.

*Enrique Sánchez es presidente de The Adecco Group España y 'regional head' para el sur de Europa.

España necesita con urgencia mejorar su posición competitiva global mediante el desarrollo del talento de sus ciudadanos. Ocupamos la posición número 61 en formación para el empleo, según el Foro Económico Mundial. El principal activo del país son las personas que lo integran. Hay que aunar intereses entre el mundo educativo y la empresa, entre la universidad y el tejido productivo real.