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Una política de vivienda rural para la repoblación

El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia es una doble oportunidad. Necesitamos una política que restaure cuanto antes la palanca quebrada de la repoblación

Foto: La pequeña localidad abulense de Solana del Rioalma (EFE)
La pequeña localidad abulense de Solana del Rioalma (EFE)

La “vivienda rural” esta vacía. La que hay disponible para la venta o el alquiler (ya anunciamos que privilegiamos absolutamente el alquiler por casi inexistente aunque altamente demandado) no es una vivienda cualquiera y se distingue claramente de la “vivienda urbana”. Por muchas razones.

En primer lugar, por su funcionalidad, por su estado general de habitabilidad, por su estatus catastral y registral y, por último, por la ausencia de una política municipal y supra municipal que afronte el agudo, y creciente, freno que todo esto supone para la repoblación de los territorios despoblados.

Funcionalidad

La vivienda rural, como toda otra vivienda, sirve a un propósito residencial sentido universalmente por cualquier hogar. Aparte de eso, la vivienda ubicada en un territorio despoblado debe cumplir otras funciones, desde luego en el mundo actual.

Muchas veces aloja actividades productivas materiales y, crecientemente, inmateriales (teletrabajo). También debe servir para la conducta de actividades relacionales ante la ausencia de centros ad hoc en los territorios de los que hablamos, directamente productivas o no, y ante la necesidad de los diferentes miembros del hogar de convocar a sus pares, amigos dispersos y residentes en otros municipios o pedanías de escasa población.

Foto: Castilla y León celebrará elecciones autonómicas el 13 de febrero. (EFE/J.Casares)

Las viviendas rurales pueden ser también el equivalente a los garajes de Palo Alto de donde salieron algunas de las grandes start-ups americanas. En las que se combinen recursos variados orientados a la renovación de las actividades productivas convencionales en el mundo rural y las actividades avanzadas del siglo XXI.

Unidades de convivencia temporal o recurrente de nómadas digitales o de jóvenes rurales que deseen emanciparse. Y también de trabajadores agrícolas que necesitan alojamientos de bajo coste y cercanos a las explotaciones en las que trabajan. Alojamientos que no estén sujetos a una puja desorbitada que les obligue a desplazarse a los extrarradios de las capitales comarcales y provinciales, como ya so observa en un delirante proceso de gentrificación más propio de los centros de las grandes urbes.

Habitabilidad

A la funcionalidad específica, convencional y demandada por los nuevos tiempos, ausente en lo que todavía con cierta hipérbole podríamos denominar “vivienda” rural, conviene añadir esta notable característica que no se encuentra en la vivienda urbana.

La vivienda rural es, en general, inhabitable. La fecha de su construcción, la falta de mantenimiento, la estacionalidad de su uso hacen de ella una ruina, aparentemente carente de valor, con unos precios de venta elevadísimos e imposible de alquilar a la que se añaden muchas otras características que, para desmayo general, no podemos dejar de aludir. Pero su estado de habitabilidad general hace imposible su deseable rápida ocupación, lo que las eleva a la categoría de obstáculo casi insalvable para la repoblación. Una categoría que, en ocasiones, hemos denominado “la palanca quebrada de la repoblación”.

Foto: Alfonso Fernández Mañueco junto a Pablo Casado. (EFE/J. Casares)

Todos los análisis convergen en que, entre la media docena de drivers de la acción política y ciudadana para la repoblación, destaca claramente la vivienda. Pero se alude menos a su estado general y a la red de obstáculo que se oponen a que esta palanca pueda activarse. Su habitabilidad es una de ellas, junto a la escasa comprensión de su funcionalidad, como se ha dicho.

La parte buena de la nula o escasa habitabilidad de las viviendas rurales es que su rehabilitación parte de cero. Es una hoja en blanco sobre la cual desplegar la creatividad que realce la nueva funcionalidad que sería deseable para impulsar una repoblación de agentes avanzados, productivos y sofisticados.

Catastro y Registro

Una parte buena que, de nuevo, choca con otro de los asideros de la palanca que la vivienda representa para la repoblación: su situación legal.

Muchas viviendas rurales, auterment llamadas ruinas, tienen muchos propietarios, algunos desconocidos, incluso para ellos mismos. Es algo inaudito, fruto de la desidia de décadas de multitud de agentes. Llevamos oyendo de la concentración parcelaria en España desde que tenemos uso de razón y todavía no ha llegado a todos los sitios, pero al menos avanza.

Foto: Imagen: Correos.

Si se hubiese hecho algo parecido en el Catastro y el Registro con las viviendas rurales estaríamos al cabo de la calle de otro de los problemas más graves que se superponen al estado inhabitable de tantas viviendas rurales: las deficiencias, errores y carencias de los asientos catastrales y registrales.

Urge agilizar estos asientos. Implicando a los propietarios con las normativas, que les fuercen a actuar a los propietarios so pena de sanciones severas que cuesten más de lo que valen las ruinas que con tanta desidia entretienen. A ver si así, haciendo cálculos elementales, cunde un poco la diligencia debida. Muchos países a los que querríamos parecernos tienen estas normativas y el aspecto saneado, acogedor y productivo que presentan su “mundo rural” da envidia.

Rehabilitación y tenencia

Insistimos en que la parte buena de todo el desastre que es la vivienda rural es que está todo por hacer y los agentes competentes se encuentran ante una hoja en blanco.

Sería otra catástrofe que se utilizase esa hoja en blanco para llenarla de borrones cometiendo los errores del pasado mediante las opciones de la tenencia en propiedad, las burbujas de los precios y un urbanismo mostrenco. Y nunca peor dicho lo de “urbanismo”.

Creemos que urge una verdadera política de vivienda rural, renovada, creativa, que cree valor

Privilegiamos absolutamente la rehabilitación integral, de valor social y “nueva funcionalidad de la vivienda rural. Y una extensión amplia del alquiler como forma de tenencia de los moradores de estas viviendas. Naturalmente, la propiedad debe corresponder a agentes particulares, municipales o supramunicipales asentados en el territorio, o tal como la disposición actual de la propiedad de las viviendas rurales determine.

Pero no que surja un mercado sobrecalentado, especulativo de compraventas de viviendas rehabilitadas. Y menos aún si se trata de una rehabilitación apoyada en estímulos públicos, que deberían utilizarse lo menos posible. El dinero de los estímulos acaba siempre en los bolsillos de los promotores, ni siquiera en el de los constructores.

Política de vivienda rural

Hoy mismo y en los meses venideros o en 2023, estamos asistiendo a la pugna política por el gobierno de las comunidades autónomas españolas. Creemos que urge una verdadera política de vivienda rural, renovada, creativa, que cree valor y lo distribuya entre propietarios e inquilinos, que atienda a las necesidades de estos últimos, a la funcionalidad que los nuevos tiempos requieren.

Que genere estructuras de promoción, gestión y gobernanza del proceso de rehabilitación del parque inmobiliario rural disponible para los nuevos pobladores y para los pobladores ya establecidos que sienten igualmente estas necesidades.

Foto: La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez. (EFE/Javier Lizón) Opinión
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El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se presenta también como una doble oportunidad. Por un lado, la de canalizar los fondos destinados por Europa y, a través de la rehabilitación y el alquiler, construir un futuro posible para los pueblos. Y, por otro, la de incorporar, en la gestión de estos, una lente rural imprescindible para un cambio de mirada en la política de vivienda.

Necesitamos una política de vivienda rural que restaure cuanto antes la palanca quebrada de la repoblación.

*Paz Martín y Rosario Alcantarilla son arquitectas y directoras del informe 'La vivienda: la palanca de la repoblación', promovido por el Grupo de Acción Local Tierras Sorianas del Cid.

*José A. Herce es doctor en economía, consultor y coordinador del informe 'Una fiscalidad diferenciada para la repoblación' (Red SSPA)

La “vivienda rural” esta vacía. La que hay disponible para la venta o el alquiler (ya anunciamos que privilegiamos absolutamente el alquiler por casi inexistente aunque altamente demandado) no es una vivienda cualquiera y se distingue claramente de la “vivienda urbana”. Por muchas razones.

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