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Hay que actuar ya para salvar 2022

2,9 millones de pymes de menos de 49 empleados, que dan trabajo al 50% de la población en el sector privado, están sufriendo y no pueden cargar con reformas imposibles

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El último barómetro de la gA, realizado por el Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos, afirmaba que los pequeños y medianos negocios estaban obteniendo durante los primeros meses de 2022 un 70% menos de rentabilidad que en 2021. Las razones radican en unas menores ventas y en unos costes que se habían disparado. La incertidumbre de la guerra en Ucrania, el desabastecimiento y el encarecimiento de determinadas materias primas ahondaban en el mal comienzo del año. Y a este panorama hay que añadir ahora las actualizaciones de los convenios colectivos, que registrarán incrementos salariales también altos como consecuencia del nivel de inflación.

Leemos estudios de entidades prestigiosas que reflejan la opinión de los empresarios sobre la tasa de crecimiento en ventas este año. Y giran sus rostros hacia el turismo como elemento dinamizador de tales ventas. Y me hace volver a reflexionar sobre dos conceptos que parece no terminan de calar en nuestra sociedad: no es lo mismo lo que necesita y lo que le pasa a la gran empresa que lo que necesita el pequeño y mediano negocio, y lo macro y lo micro parece que no se ponen de acuerdo.

Diferenciemos entre lo macro y lo micro

Para explicar, una vez más, la diferencia entre lo micro y lo macro, retomemos el caso, ya muy manido, de los dos señores a los que se les preguntan cuántos pollos se han comido esta semana. Uno dice cero, el otro dice dos. Lo macro señala que la media de pollos deglutida por la población encuestada durante la última semana es de un pollo; cada uno se ha comido un pollo. Lo micro indica que el señor que no comió pollo todavía anda buscando los huesos.

La diferencia entre las grandes y las pequeñas empresas la explico con un caso real: seguramente ustedes han leído recientemente que la SEPI está analizando el rescate de Air Nostrum por algo más de 100 millones de euros o el de Celsa por unos 550 millones de euros. ¿Han escuchado ustedes las cifras de quitas o préstamos participativos concedidos por la banca en respuesta al Código de Buenas Prácticas? Algo más sencillo, ¿conocen qué ha pasado con la ampliación de plazo y carencia prevista en la última modificación de dicho código?

Es fundamental dotar de liquidez en condiciones ‘blandas’ a los pequeños y medianos negocios

Esa puede ser una explicación muy gráfica de la diferencia entre el tratamiento a la gran empresa y al pequeño negocio. Por favor, que nadie entienda que estoy atacando a las grandes corporaciones. Nada más lejos. De hecho, es una pena que no haya muchas más. Lo que digo es que han de considerarse las diferentes implicaciones entre unos y otros para la toma de decisiones. En el primer caso, la SEPI saca del ‘lío’ a los accionistas de Celsa o de Air Nostrum. En el segundo, la sensación es que el Gobierno ha mejorado la vida de los accionistas de los bancos. En todo caso, es mi opinión, saquen ustedes la suya propia.

Es fundamental dotar de liquidez en condiciones ‘blandas’ a los pequeños y medianos negocios. Y el papel de los bancos debería ser discriminar entre los negocios que sin la pandemia y el consecuente sobreendeudamiento seguirían siendo rentables y aquellos negocios que antes incluso de la pandemia estaban heridos de muerte. Para los primeros, a los que la pandemia ha deteriorado su solvencia, el ICO pone sus avales para que los bancos no sean los que sufran las consecuencias de dicho deterioro.

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Un plan fiscal para pequeños y medianos negocios

Hay que plantear un plan fiscal que permita rebajar la carga pesada de pequeños y medianos negocios en unos momentos en que no se ha recuperado el pulso a los ingresos, en que hay que pagar el sobreendeudamiento, en que los costes empresariales se están disparando y en que la incertidumbre crece. La herramienta en manos del Gobierno es, básicamente, el impacto fiscal. Solamente con la actualización de tablas y tipos por el IPC y el importe del fraccionamiento o aplazamiento automático se observaría ya una cierta mejora.

Llevamos ya unos meses con la reforma laboral en marcha. Leía estos días que Trabajo va a enviar inspectores para investigar los contratos para fijos discontinuos. La ministra habla de vigilar el fraude. O sea, que igual empieza a sentir que ponerle puertas al campo es complicado. Y no se trata de un tema de ‘sinvergüenzas’, sino de ‘supervivientes’. Y esa diferencia es la que debería llevar a la ministra a entender que la negociación se basa también en contar con los requerimientos de esa otra parte de la mesa que también sufre.

Liquidez, menos impuestos y reducir precios son medidas que se deben acometer si queremos que 2022 no supere en negativo a 2021

Porque 2,9 millones de pymes de menos de 49 empleados, que dan trabajo al 50% de la población ocupada en el sector privado, están sufriendo y no pueden cargar con reformas imposibles para ellas, pero con menos impacto para las grandes. Porque el salario mínimo interprofesional (SMI) preocupa a los pequeños y mucho menos a los grandes. Quizá la palabra no es preocupar, pero desde luego sí es impactar.

Liquidez, menos impuestos, condiciones laborales razonables y reducir los precios son medidas que se deben acometer si queremos que 2022 no supere en negativo a 2021. Y si no creen lo que les digo, señores gobernantes, hagan sus propias encuestas entre los más pequeños. Como saben ustedes mejor que nadie, no es lo mismo encuestar en un barrio obrero que en uno de ricos para conocer la intención de voto.

* Fernando J. Santiago Ollero es presidente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos.

El último barómetro de la gA, realizado por el Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos, afirmaba que los pequeños y medianos negocios estaban obteniendo durante los primeros meses de 2022 un 70% menos de rentabilidad que en 2021. Las razones radican en unas menores ventas y en unos costes que se habían disparado. La incertidumbre de la guerra en Ucrania, el desabastecimiento y el encarecimiento de determinadas materias primas ahondaban en el mal comienzo del año. Y a este panorama hay que añadir ahora las actualizaciones de los convenios colectivos, que registrarán incrementos salariales también altos como consecuencia del nivel de inflación.

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