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El espíritu empresarial, motor del mundo
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Virginia Guinda

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El espíritu empresarial, motor del mundo

El empresario emprende un camino —generalmente complicado e incierto— para construir y dar vida a su proyecto, conforma las ideas y materializa una actividad que será relevante para su entorno

Foto: El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre. ( EFE/Quique García)
El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre. ( EFE/Quique García)

El espíritu empresarial es uno de esos motores clave que mueven el mundo. Nuestra sociedad poco reconoce —o al menos en su justa medida— esta imprescindible energía sin la que nuestra sociedad estaría varada.

Se trata de un espíritu que nace de los sueños de hombres y mujeres que quieren mejorar la vida de quienes les rodean; es un espíritu que se nutre de un —permítanme la licencia— 'mix' energético compuesto de voluntad, perseverancia, esfuerzo, ilusión y trabajo. Todo bien amalgamado y sobre la base de una creativa estrategia que logra poner en marcha, es decir, emprender, actividades de todo tipo que materializan y hacen realidad lo que en el origen solo fue una idea, un sueño, y que en el fin es una realidad social beneficiosa para todos.

Foto: Fuente: iStock.

Además, el espíritu empresarial requiere de un ingrediente clave: la valentía, porque créame que hay que ser muy valiente para ser empresario. El empresario emprende un camino —generalmente complicado e incierto— para construir y dar vida a su proyecto, conforma las ideas y materializa una actividad que será relevante para su entorno. Ese actor llamado empresario vive pendiente permanentemente de que la estrategia sea la correcta, atento a los cambios del entorno, adaptándose a ellos para lograr generar y mantener empleo de calidad y estable y, por supuesto, la riqueza necesaria para dar continuidad al negocio.

El verdadero espíritu empresarial se basa en formar equipo y liderarlo. Sin un liderazgo claro y rotundo que contagie ilusión y confianza a quienes trabajan y comparten el proyecto, no sería posible alcanzar el éxito. La empresa juega en equipo y sufre en soledad.

Foto: Terrazas de bar en una plaza de Barcelona. (Istock)

La organización de personas, recursos materiales, económicos y productivos enfocados a un objetivo en común es una compleja estructura que el espíritu empresarial va tejiendo hasta culminar el proyecto. Y vuelta a empezar, porque de nuevo llega la reflexión que salve los problemas actuales y proyecte el futuro; ese espíritu repiensa los nuevos horizontes y actúa en nuevas direcciones… para finalmente volver a obtener posibilidades para reemprender la actividad.

Estas líneas pretenden ser una llamada de atención a nuestra sociedad sobre la figura y el referente del empresario y sus valores y contribuciones. Este homenaje a los hombres y mujeres que mueven el mundo cada día con su espíritu empresarial, se materializará públicamente hoy 27 de junio, celebrando el Día Nacional de la Empresa, una iniciativa nacida de la voluntad del presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, y que alcanzó el apoyo del Gobierno catalán materializándose en la conmemoración que ahora celebramos.

Foto: Pruebas de funcionamiento del gasoducto submarino en Beni Saf (Argelia) en 2009. (Medgaz)

En este día, Foment quiere reconocer, visibilizar y agradecer a todos los empresarios su labor como motor económico y actor social clave en el desarrollo económico y social de Cataluña. Confiamos en que gracias a esta celebración la opinión pública pueda apreciar esta labor clave. Desde aquí mi personal reconocimiento a empresas y empresarios por su compromiso y felicidades muy merecidas. Ojalá que estas figuras empresariales logren expandir su espíritu a las generaciones venideras; hoy, más que nunca, es necesario este reconocimiento. En momentos tan convulsos e inciertos como los actuales, en los que las economías de todo el mundo están viéndose tan afectadas por las consecuencias de la pandemia, aún activa, y de la invasión de Ucrania por Rusia, que parece ir para largo, los empresarios adquieren un rol fundamental para generar nuevo empleo y contribuir a la cohesión social.

Vuelvo al inicio de mi reflexión para concluir reivindicando el espíritu empresarial como motor que mueve el mundo, y recuerdo la frase de uno de estos empresarios: Siempre que me preguntan qué pido a la Administración, respondo lo mismo: "Un entorno estable donde desarrollar la actividad. Todo lo demás ya lo pongo yo".

Reconozcamos el gran valor de estas figuras y, al menos durante un día al año, celebremos públicamente su contribución.

*Virginia Guinda Lacalle, vicepresidenta de Foment.

El espíritu empresarial es uno de esos motores clave que mueven el mundo. Nuestra sociedad poco reconoce —o al menos en su justa medida— esta imprescindible energía sin la que nuestra sociedad estaría varada.

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