Es noticia
Atención, España: nueva fiscalidad europea
  1. Economía
  2. Tribuna
Eva Poptcheva

Tribuna

Por

Atención, España: nueva fiscalidad europea

El Gobierno tiene que contener el gasto público y hacer reformas

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/EPA/Toms Kalnins)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/EPA/Toms Kalnins)

En el Parlamento Europeo aprobaremos previsiblemente las nuevas reglas de gasto comunitarias durante la sesión plenaria a finales de este mes. Estas reglas han intentado conjugar la necesidad de un espacio fiscal para realizar inversiones con la reducción efectiva de la deuda y el déficit público. El resultado final son unas reglas más alemanas que francesas que promoverán la contención del gasto público. Quedará poco margen para inversiones, en especial en los países con unas cuentas públicas sin sanear, como es el caso de España. Cuando eso pase, será tentador echar la culpa a Europa, en lugar de asumir que tenemos pendientes reformas estructurales imprescindibles para el futuro de nuestro país.

El nuevo marco de gobernanza económica sitúa en un lugar central el análisis de la sostenibilidad de la deuda. Nuestras economías a menudo recurren a la deuda para seguir creciendo. Hemos asumido que eso está bien, pero la deuda debe ser sostenible. No existe una definición universal sobre esta sostenibilidad, por lo que la Comisión elabora una metodología con una proyección de la ratio de deuda pública para los siguientes 10 años. Cada año, la Comisión analiza la sostenibilidad de la deuda de cada país basándose en predicciones sobre saldo presupuestario, intereses, inflación o crecimiento económico a políticas constantes.

Estos análisis se utilizaban hasta ahora como mecanismos de supervisión en el marco del semestre europeo para la elaboración de recomendaciones específicas por país, que apenas se cumplían. Sin embargo, ahora jugarán un papel clave en la elaboración de los planes fiscales a medio plazo. Según las nuevas reglas, la Comisión presentará en un primer momento una trayectoria de referencia, que debe asegurar lo siguiente: que la deuda se mantenga en una trayectoria descendente plausible y que el déficit permanezca por debajo del 3% del PIB, en ausencia de políticas presupuestarias adicionales. Es decir, la trayectoria de referencia se basará en el análisis de sostenibilidad de la deuda.

Para cumplir con esto va a ser necesario un ejercicio serio de responsabilidad fiscal por parte del Gobierno. La reducción de deuda que estamos viviendo en la actualidad a base de crecimiento de la economía es un espejismo, es coyuntural. De acuerdo con el último informe de sostenibilidad de la deuda española y del informe exhaustivo sobre España, publicado por la Comisión a finales de marzo, el escenario de base prevé una reducción de la deuda hasta un 106% del PIB en 2024, para estabilizarse y reiniciar un ascenso que elevaría la ratio de deuda pública a un 110% del PIB en 2034, a políticas constantes. Los cuatro escenarios alternativos que contempla la Comisión son todavía peores, e implican un crecimiento de la deuda más acentuado. Además, el Banco Central Europeo ha entrado en un periodo de contracción cuantitativa, lo que puede empeorar las condiciones de endeudamiento de España.

Figura 1. Basado en Comisión Europea (2024). In-depth review 2024. Spain.

Y eso no es todo. Las nuevas reglas incluyen además dos salvaguardias concretas. Los países con más de un 90% del PIB de deuda, como es el caso de España, tendrán que disminuir su ratio de deuda en un 1% del PIB anual de media a lo largo de la duración de plan. Esto supondrá una reducción de unos 14.000 millones de euros al año que es, aproximadamente, lo que España gasta anualmente en defensa. Y esto sin que se haya materializado todavía la condonación de la deuda de Cataluña con el FLA. Sería deseable que el Gobierno explicase qué gastos piensa recortar. Es verdad que se ha eliminado la obligación de reducir un veinteavo anual del exceso sobre el 60% del PIB, que estaba en vigor desde 2011, pero sigue siendo una reducción considerable. Además, las reglas incluyen una salvaguardia de déficit. Los países deberán reducir su déficit público hasta el 1,5% del PIB, para conseguir un margen de maniobra por debajo del 3% previsto en los Tratados.

El 'think tank' Bruegel ha publicado una predicción del ajuste que los diferentes países europeos tendrán que acometer para cumplir con el nuevo marco de gobernanza económica. Para hacer este cálculo, se tienen en cuenta los tres requisitos mencionados: el análisis de sostenibilidad de la deuda, la salvaguardia de deuda y la salvaguardia de déficit. De acuerdo con este estudio, para cumplir con los requisitos España tendría que alcanzar un superávit estructural del 2,5% del PIB en caso de que el plan se proyectase durante 4 años y un superávit estructural del 3% del PIB en caso de que el plan se extendiese a 7 años.

Foto: El ex primer ministro italiano Enrico Letta. (Reuters/Remo Casilli)

Además de garantizar la reducción de la deuda y el déficit público, las nuevas reglas fiscales tratan de dejar cierto margen para acometer inversiones estratégicas, por ejemplo, el gasto nacional dirigido a programas cofinanciados con fondos europeos no se tendrá en consideración a la hora de calcular el gasto neto. También se discutió la posibilidad de excluir un cierto tipo de gasto, por ejemplo, gasto para financiar la transición verde, del cálculo, pero finalmente la posibilidad de una regla de oro decayó. El motivo fue precisamente la falta de confianza mutua entre los socios europeos, que temían que algunos países abusasen de tal regla para tratar de excluir cualquier gasto de los cálculos de deuda y déficit tildándolo de inversión. Lo que sí se prevé es la posible extensión temporal del plan fiscal nacional de 4 a 7 años, en caso de que los Estados miembros se comprometan a realizar una serie de reformas e inversiones. Sin embargo, caben serias dudas acerca de la posibilidad real de acometer estas inversiones, cuando el ejercicio de contención de gasto es tan relevante como he comentado.

Durante la pandemia, las reglas fiscales se suspendieron y los Gobiernos llevaron a cabo políticas expansivas de gasto, lo que incrementó de manera exponencial el déficit y la deuda de los países europeos. Pero esto se ha acabado. La Comisión Europea lleva ya tiempo advirtiendo de que la política fiscal debe volver a la normalidad. No nos dejemos llevar por el espejismo que estamos viendo: nuestras cuentas públicas no están saneadas y, sin una política de contención del gasto, no podremos reducir la deuda y el déficit público. Pero antes de que algunos empiecen a echarle la culpa a “Bruselas” por la vuelta de la austeridad, recordemos que ahora se nos exige acometer reformas e inversiones que modernicen y fortalezcan nuestra economía. El Gobierno debe empezar a actuar ya.

*Eva Poptcheva, eurodiputada de Ciudadanos, es vicepresidenta de la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo.

En el Parlamento Europeo aprobaremos previsiblemente las nuevas reglas de gasto comunitarias durante la sesión plenaria a finales de este mes. Estas reglas han intentado conjugar la necesidad de un espacio fiscal para realizar inversiones con la reducción efectiva de la deuda y el déficit público. El resultado final son unas reglas más alemanas que francesas que promoverán la contención del gasto público. Quedará poco margen para inversiones, en especial en los países con unas cuentas públicas sin sanear, como es el caso de España. Cuando eso pase, será tentador echar la culpa a Europa, en lugar de asumir que tenemos pendientes reformas estructurales imprescindibles para el futuro de nuestro país.

Fiscalidad
El redactor recomienda