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El deporte como infraestructura clave: La oportunidad del G20 para liberar el potencial de crecimiento de África
El desarrollo de infraestructuras deportivas impulsa el crecimiento económico, atrayendo inversiones, generando empleo y fortaleciendo sectores clave
Cuando los líderes del G20 se reúnan esta semana en Johannesburgo, las discusiones se centrarán en energía, comercio y empleo, cuestiones que moldean la actividad económica global. Junto a estos pilares familiares, sin embargo, se encuentra uno menos frecuentemente examinado: el deporte. No como caridad o poder blando, sino como una categoría en desarrollo de infraestructuras que apoyan la demanda de los consumidores, las industrias de servicios y la capacidad fiscal en múltiples mercados.
El Bank of America Institute destaca el potencial económico del deporte. Nuestro estudio Market Landscape Insights revela que los hogares a nivel mundial gastan aproximadamente 1.122 dólares estadounidenses anuales en bienes y experiencias relacionadas con el deporte. Los datos de tarjetas de crédito y débito muestran que los grandes eventos aumentan de forma fiable el gasto local. Durante la Copa Mundial de Clubes de la FIFA más reciente, las zonas anfitrionas registraron un aumento interanual del 7% en la actividad de hostelería y comercio. Estos efectos son modestos individualmente pero significativos cuando se repiten y escalan.
Diferentes regiones ilustran este patrón. En Estados Unidos, los grandes eventos de running demuestran la escala alcanzable con una logística sólida y un compromiso del público. El Bank of America Chicago Marathon generó un impacto económico estimado en 683 millones de dólares en 2024, mientras que los 50 mayores maratones globales contribuyeron con aproximadamente 5.200 millones de dólares en todo el mundo el año pasado. Europa muestra principios similares a mayor escala: la UEFA EURO 2024 aportó alrededor de 7.400 millones de euros a la economía alemana, apoyada por una sólida infraestructura de radiodifusión, transporte y hostelería.
África subsahariana está en una etapa temprana pero avanza rápidamente. Los estudios del sector sugieren una economía deportiva que crece aproximadamente un 8% anual, impulsada por el aumento de la participación digital, eventos de gran audiencia y el creciente interés de los inversores. El Africa Investment Forum ha destacado canales que abarcan mejoras de estadios, centros de producción de retransmisiones y ligas profesionales, áreas donde fluye el capital cuando mejoran las métricas, la gobernanza y la visibilidad de ingresos.
Es importante destacar que el papel del deporte en el ascenso económico más amplio de África es ahora visible a nivel mundial: nueve países, Marruecos, Túnez, Egipto, Argelia, Ghana, Costa de Marfil, Senegal, Sudáfrica y Cabo Verde, ya han asegurado plazas para la Copa Mundial de la FIFA 2026, patrocinada por Bank of America. Este impulso se refleja en una inversión real: Marruecos está renovando decenas de estadios y construyendo un nuevo recinto con capacidad para 115.000 espectadores; Egipto, Ghana y Costa de Marfil están ampliando los centros de formación y los programas de desarrollo juvenil. Las academias privadas y las asociaciones internacionales, especialmente en África Occidental y del Norte, están aprovechando formas innovadoras para desarrollar y movilizar carteras de talento. Estas inversiones, que abarcan instalaciones, tecnología, desarrollo de atletas y capacidad de retransmisión, están fortaleciendo la base comercial y operativa necesaria para atraer patrocinios a largo plazo y financiación sostenible.
Esta semana, por ejemplo, BofA y Great Ethiopian Run (GER) anuncian una colaboración plurianual con BofA como Presenting Partner a partir de 2026. Como una de las carreras en ruta con mayor participación masiva de África, GER demuestra cómo los eventos pueden generar gasto local medible, al tiempo que fortalecen la capacidad institucional y logística —desde los pagos hasta la producción de medios— que sustenta el desarrollo sostenible del sector. Addis Abeba ilustra cómo incluso los eventos de un solo día pueden fortalecer las cadenas de valor locales, estimular las industrias de servicios y fomentar la inclusión financiera.
Las academias privadas y las asociaciones internacionales están aprovechando formas innovadoras para desarrollar carteras de talento
Para que la economía deportiva del continente profundice su alcance, varios elementos estructurales son importantes. La medición sigue siendo central: inversores, emisoras y patrocinadores dependen de datos sólidos de audiencia y compromiso para valorar compromisos a largo plazo. Los KPIs transparentes y auditados reducen la incertidumbre y apoyan valoraciones consistentes. La infraestructura también importa: la calidad de la retransmisión, la seguridad en los estadios y la programación fiable influyen en la monetización. Las instituciones de financiación para el desarrollo, incluyendo la IFC, Afrexim Bank y el Banco Áfricano para el Desarrollo (AfDB), ya están colaborando con instituciones del sector privado como Helios Sports and Entertainment para aplicar enfoques combinados que reduzcan el riesgo en etapas tempranas y fomenten la participación privada. La gobernanza es otra consideración, especialmente en asociaciones entre múltiples mercados, donde la claridad y la previsibilidad son esenciales.
La evidencia de Estados Unidos, Europa y los mercados africanos emergentes muestra que cuando mejoran las métricas, la infraestructura y la gobernanza, el capital fluye. El deporte se comporta cada vez más como un sector invertible de la economía real, aunque en diferentes etapas de madurez según las regiones. Para las instituciones financieras, esto crea una oportunidad para tratar los patrocinios como asociaciones a largo plazo respaldadas por datos. Para los gobiernos y organismos industriales, sugiere que el deporte puede apoyar prioridades económicas más amplias, desde la creación de empleo hasta la adopción digital.
En la reunión del G20 de Johannesburgo pone a las mayores economías del continente en el centro de atención global. Observar el deporte desde una perspectiva económica —como infraestructura capaz de escalar mercados y fortalecer las cadenas de valor locales— proporciona un marco de cooperación entre empresas, responsables políticos y comunidades en toda África. La evidencia sugiere que, con las estructuras adecuadas, el deporte puede ir más allá de la cultura y el entretenimiento para convertirse en un contribuyente medible al desarrollo económico sostenible.
*Yvonne Ike, jefa de África Subsahariana en Bank of America
Cuando los líderes del G20 se reúnan esta semana en Johannesburgo, las discusiones se centrarán en energía, comercio y empleo, cuestiones que moldean la actividad económica global. Junto a estos pilares familiares, sin embargo, se encuentra uno menos frecuentemente examinado: el deporte. No como caridad o poder blando, sino como una categoría en desarrollo de infraestructuras que apoyan la demanda de los consumidores, las industrias de servicios y la capacidad fiscal en múltiples mercados.