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Se fue Simancas: "Rafa, tenías razón", le dice Zapatero nueve días después
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Antonio Casado

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Se fue Simancas: "Rafa, tenías razón", le dice Zapatero nueve días después

Lo más gracioso es que alguien podría endosar a Rafael Simancas el pecado de haberse resistido a dejar el cargo. Craso error. Dicho sea en honor

Lo más gracioso es que alguien podría endosar a Rafael Simancas el pecado de haberse resistido a dejar el cargo. Craso error. Dicho sea en honor a la verdad y, de paso, como una forma de mostrar un respeto hacia quien ya había dado este paso hace nueve días, en coherencia con lo ocurrido el 27-M y por el bien del partido. Pero sus jefes políticos, teóricamente más sabios o mejor dotados para defender los intereses del partido, le frenaron y él asumió con disciplina la conveniencia de seguir al timón, al menos hasta las elecciones generales.

El líder de los socialistas madrileños y candidato a la presidencia de la Comunidad en las dos últimas elecciones autonómicas hizo en la misma noche electoral lo mismo que hizo ayer a mediodía, cuando fue a Moncloa con ánimo de insistir. La diferencia es que entonces -formalmente, el lunes 28 a primera hora-, el número uno del PSOE, Zapatero, y el número dos, José Blanco, le pidieron paciencia y aguante hasta la celebración de un congreso después de las generales. En cambio ayer, "tenías razón, Rafa", le reconocieron que eso eran parches, que no se debía eludir la cruda realidad -o sea, el recado de las urnas- y que ya se habían perdido nueve días para afrontar en serio la profunda crisis del PSM (Partido Socialista de Madrid).

Las dimisiones políticas son muy sanas cuando responden a un mandato popular. No tanto cuando son el resultado de un pleito de familia -familia política, se entiende- o de una lucha por el poder, donde la ambición personal desplaza cualquier otra consideración. En el caso de Rafael Simancas, como en el de Miguel Sebastián (renuncia al asiento de concejal en el Ayuntamiento de Madrid), la espantada es el resultado de una saludable comunión entre unos candidatos derrotados y unos electores que les han vuelto la espalda. Ese es el verdadero significado de la frase "He entendido el mensaje", tal mal traída por los políticos que la utilizan sin actuar en consecuencia.

Hágase extensiva la moraleja a José Luis Rodríguez Zapatero, especialmente en el caso de Miguel Sebastián, cuyo gatillazo electoral nos remite a una decisión y un empeño personales del mismísimo secretario general del PSOE. Sin llegar a los extremos de interesada malicia de Ángel Acebes (PP), que ayer calificaba a Zapatero de "líder corrosivo" y "lastre para el PSOE", se echa de menos un punto de contrición política en el presidente del Gobierno, que ha asistido a la debacle socialista en Madrid como si la cosa no fuera con él.

A lo que íbamos. Simancas tenía razón. Razón redoblada después de la renuncia de Sebastián: ¿Por qué Sebastián sí y Simancas no? La urgencia que reclama el saneamiento de la organización socialista madrileña no admite la espera táctica hasta las elecciones generales. Pasos inmediatos: creación de una gestora y anuncio de un congreso extraordinario. Lo uno y lo otro se sabrá mañana, miércoles, antes de que José Blanco viaje a Ibiza. Hay prisa para celebrar cuanto antes el congreso extraordinario. Se busca fecha. Mejor antes que después de las vacaciones de verano. A esa tarea se pondrá la comisión gestora a partir de mañana por la tarde.

Lo más gracioso es que alguien podría endosar a Rafael Simancas el pecado de haberse resistido a dejar el cargo. Craso error. Dicho sea en honor a la verdad y, de paso, como una forma de mostrar un respeto hacia quien ya había dado este paso hace nueve días, en coherencia con lo ocurrido el 27-M y por el bien del partido. Pero sus jefes políticos, teóricamente más sabios o mejor dotados para defender los intereses del partido, le frenaron y él asumió con disciplina la conveniencia de seguir al timón, al menos hasta las elecciones generales.

Miguel Sebastián