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2008: lo mejor, los éxitos deportivos; lo peor, cuatro asesinatos de ETA
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Antonio Casado

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2008: lo mejor, los éxitos deportivos; lo peor, cuatro asesinatos de ETA

A punto de caer la última hoja del calendario de 2008, es tiempo de balances. En el retrovisor, lo bueno y lo malo de un año

A punto de caer la última hoja del calendario de 2008, es tiempo de balances. En el retrovisor, lo bueno y lo malo de un año marcado en rojo por el fin de una bonanza económica que, ahora ya lo sabemos, tenía los pies de barro.

Entre lo bueno, lo mejor: un gozoso ejercicio de diplomacia pública a cargo de Rafa Nadal, Fernando Torres y Pau Gasol, entre otros. Mostraron la mejor cara de España en el mundo. Y entre lo malo, lo peor: las cuatro personas asesinadas por ETA: Isaías Carrasco, Juan Manuel Piñuel, Luis Conde e Ignacio Uría. Nuestra peor cara, con diferencia, porque nos recuerda que el País Vasco sigue siendo una excepción en la España felizmente recuperada para la Democracia en 1978.

Las elecciones generales (9-M), en la primera mitad del año,  y la crisis económica, en la segunda, fueron los dos grandes epígrafes que se repartieron la agenda de la política nacional. Más o menos hilvanados en lo uno o en lo otro, la vista atrás nos permite distinguir sucesos relevantes con tendencia a perderse en la bruma de la memoria. Por ejemplo, la independencia unilateral de Kosovo (17-F) apadrinada por la Unión Europea y la contradictoria posición española: me opongo pero ayudo a consolidarla. O la sobrevenida presencia del presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, en la famosa cumbre del G-20 en Nueva York (14-N), que iba a ser la tumba del capitalismo y se quedó en un aburrido fin de semana en torno a un George Bush políticamente liquidado.

De las elecciones generales vale la pena retener la discutida continuidad de Rajoy al frente del PP, a pesar de la derrota –derrota, sí, pero mejora en todos los índices de comparación con la cosecha del 2004- y el mensaje bipartidista de las urnas. Si en las anteriores elecciones generales PSOE y el PP habían sumado el 80,2 % de los votos, en las de 2008 la suma fue de casi el 84 %. Y en escaños la suma PSOE-PP pasó de 302 a 323. O sea, del 87% al 92% de la Cámara. Es, a mi juicio, un rasgo capital de la actual Legislatura.

El retroceso electoral de los nacionalismos periféricos equivale a un mandato a los dos partidos centrales del sistema para entenderse en las grandes cuestiones de interés nacional. Y hay señales de que tanto Zapatero como Rajoy dieron por recibido el mensaje. Entre otras, la buena disposición a los pactos de Estado mostrada por ambos en el debate de investidura y la decisión política de Moncloa de no buscar en los nacionalismos un apoyo parlamentario de carácter permanente para gobernar con mayoría absoluta.

Por lo demás, el año termina con saldo muy positivo en materia de lucha antiterrorista, con más detenciones que nunca y con record de presos etarras en las cárceles españolas y francesas. La doctrina Rubalcaba (todos los etarras que aún no han sido detenidos tienen una plaza reservada en la cárcel) se ha hecho  creíble en la sucesión de éxitos policiales que la opinión pública no para de celebrar.

Saldo negativo, en cambio, en todos y cada uno de los indicadores económicos útiles para medir el bienestar de los españoles. Las dos grandes coordenadas de la situación, el crecimiento y el empleo, van de mal en peor. Quedamos a la espera de conocer el impacto real de las ochenta y tantas medias reactivadoras que, con cargo a fondos públicos, el Gobierno ha venido adoptando en siete entregas diferentes a lo largo del segundo semestre del año.

A punto de caer la última hoja del calendario de 2008, es tiempo de balances. En el retrovisor, lo bueno y lo malo de un año marcado en rojo por el fin de una bonanza económica que, ahora ya lo sabemos, tenía los pies de barro.

Rafa Nadal George W. Bush Mariano Rajoy