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Zapatero, a la defensiva: todos denuncian la falta de liderazgo
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Antonio Casado

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Zapatero, a la defensiva: todos denuncian la falta de liderazgo

Prácticamente todos los portavoces denunciaron desorientación y falta de liderazgo en el modo de afrontar la situación económica por parte del Gobierno. Por tanto, Zapatero no

Prácticamente todos los portavoces denunciaron desorientación y falta de liderazgo en el modo de afrontar la situación económica por parte del Gobierno. Por tanto, Zapatero no tuvo otra opción que ponerse a la defensiva. Pero solo estuvo desapacible con Rajoy. Y Rajoy con él: “Su problema es que, después de haber engañado a los españoles, ha perdido usted toda la credibilidad”, repitió por enésima vez el líder del PP. Y por enésima vez, calificó de “disparatada” la política económica del Gobierno socialista.

En este duelo bilateral entre el presidente y el aspirante, con la vista puesta en los tres procesos electorales que se avecinan (vascas, gallegas y europeas), se centró el interés político del debate de ayer. Sobre todo en los turnos de  réplica, en la que el presidente se empleó a fondo para desmontar ciertos lugares comunes del discurso del PP, como la recurrente alusión a las mentiras de Zapatero. A éste le bastó recordar que las previsiones del principal partido de la oposición sobre la crisis económica quedaron en su día tan desbordadas como las del Gobierno, y eso no significa mentir. Y a Rajoy le bastó con rescatar de la memoria un buen catálogo de frases redondas de Zapatero que han sido clamorosamente desmentidas por la realidad.

A pesar de todo, Zapatero no cayó en la tentación de aprovechar el desvanecimiento político del PP para deslegitimar las propuestas de Rajoy sobre la crisis económica (sólo una vaga alusión al mal humor de Rajoy). Hubiera sido una mezquindad. Pero, insisto, no lo hizo. Y tal vez sea lo más reseñable, o lo único, en el haber del presidente del Gobierno después de escucharle durante el debate parlamentario de ayer. Lo demás es un nuevo pase de la misma película. Tanto en las posiciones del Gobierno, marcadas por el voluntarismo y el camuflaje semántico, como en las del resto de los grupos políticos –excepto el socialista, claro-, coincidentes en denunciar la desorientación oficial, la falta de liderazgo y el recurso a los paños calientes.

Hubo tres aportaciones concretas de Zapatero, aparentemente novedosas, con vocación de alcanzar los titulares de la Prensa de hoy, y no de ir al fondo de la crisis. Primera, una oferta de diálogo, cooperación y acuerdo, “porque los ciudadanos quieren que trabajemos juntos”. Segunda, la renuncia a disponer de 1.500 millones de euros en “gastos no financieros” ya presupuestados en las cuentas del Estado de 2009. Y tercera, la promesa de “mantener e incrementar” la cobertura de la prestación por desempleo.

Las tres, a mi juicio, sonaron a  más paños calientes y no a medidas capaces de modificar la tendencia de una situación cada vez más negra en términos de crecimiento, paro, déficit público, caída de la inversión, caída del consumo, etc. Y respecto a las medidas ya conocidas a lo largo de sucesivas entregas, Zapatero se recreó en las 32.000 obras públicas presupuestadas a escala municipal con cargo a un fondo de 8.000 millones de pesetas. Una palanca para la creación de 300.000 empleos directos e indirectos, según cálculos oficiales.

Si nos alistamos en la causa de la confianza y el optimismo incurable del presidente, reiteradamente invocados en el debate de ayer, deberíamos saludar la creación de esos 300.000 puestos de trabajo. Pero como, de momento, solo existen en el imaginario del Gobierno, habrá que anotarlos en la falta de resultados de la que hablaba ayer Rajoy respecto a las medidas que el Gobierno ha ido adoptando para superar la crisis. Incluidas las referidas a inyectar liquidez en el sistema financiero (avales y compra de activos tóxicos con dinero público), sobre las que Zapatero insiste en pedir tiempo y paciencia antes de ver sus efectos.

Prácticamente todos los portavoces denunciaron desorientación y falta de liderazgo en el modo de afrontar la situación económica por parte del Gobierno. Por tanto, Zapatero no tuvo otra opción que ponerse a la defensiva. Pero solo estuvo desapacible con Rajoy. Y Rajoy con él: “Su problema es que, después de haber engañado a los españoles, ha perdido usted toda la credibilidad”, repitió por enésima vez el líder del PP. Y por enésima vez, calificó de “disparatada” la política económica del Gobierno socialista.