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Zapatero busca en el retrovisor la coartada de sus errores
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Antonio Casado

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Zapatero busca en el retrovisor la coartada de sus errores

Síntoma de inseguridad. O de prudencia. Por no volver a tropezar en la misma piedra, la ministra de Defensa, Carme Chacón, evita a los periodistas después

Síntoma de inseguridad. O de prudencia. Por no volver a tropezar en la misma piedra, la ministra de Defensa, Carme Chacón, evita a los periodistas después de confesarse ayer en Bruselas con el secretario general de la OTAN, Hoop Scheffer, que es el jefe político de los 620 soldados españoles destacados en Kosovo. La demoscopia da un paso atrás ante la diplomacia. Tratándose de la ministra Chacón, eso es nuevo. No está el horno para bollos. A su debido tiempo, ante el pleno del Congreso –ahora sí-, explicará cómo se llevará a cabo la retirada gradual y pactada de nuestros soldados sin volver a romper cristales.

De todos modos, y a pesar de los esfuerzos del Gobierno por negar la descoordinación, el mal está hecho. Lo que en principio era la enmienda tardía de un error –seguir en la KFOR tras la segregación política de la provincia serbia-, se ha convertido en paradigma de cómo hacer las cosas de la peor manera posible en política exterior. Y de cómo buscarse un problema suplementario, como si no tuviera ya bastantes, en política interior, según pudimos comprobar en el pleno parlamentario del miércoles, donde todos los portavoces, excepto el propio, practicaron el tiro al blanco contra Zapatero.

Y a éste no se le ocurrió otra cosa que echar mano del retrovisor. Si rehuir a los periodistas, como Chacón, es señal de inseguridad, remontarse al pasado es señal de agotamiento. Pudo funcionar en la Legislatura pasada cuando fuera estaba Bush y dentro un PP furioso que tenía a Alcaraz, Losantos y Rouco como compañeros de viaje. Pero ahora en Washington está Obama y aquí en casa Rajoy ha decidido emanciparse. Como sostiene José Andrés Torres Mora, miembro de la Ejecutiva socialista, si Zapatero se unió entonces a los nacionalistas para aislar al PP, ahora Mariano Rajoy se une a los nacionalistas para aislar al PSOE.

Y frente a eso, a lo que íbamos, el presidente del Gobierno mira al pasado. “Se va a convertir usted en una estatua de sal”, le dijo Rajoy. Puede ser, si no recupera el pulso. Fue cuando Zapatero volvió a utilizar la guerra de Irak para defenderse del acoso. También el desastre del Yak-42 y la batallita de Perejil han salido a relucir. Penosa búsqueda de atenuantes al enredo de Kosovo. Lo que está mal hecho está mal hecho. En el  pasado o en el presente. Pero utilizar el pasado como coartada para eludir los errores del presente no es intelectualmente honrado.

Al error de haber sido incoherentes durante un año hemos de sumar los numerosos errores cometidos tras el anuncio de del repliegue. Y para colmo, la rectificación o, al menos, la apariencia de rectificación, que es igual de malo o peor.

Cuando la ministra habló en exclusiva para los soldados, era retirada en seis meses. Ahora, después del encuentro de ayer con el secretario general de la OTAN, será “flexible”, “escalonada”, en coordinación con las autoridades de la Alianza y facilitando “los consensos necesarios para que la KFOR pueda seguir en Kosovo”. Hay que ver cómo cambia el cuento si se trata de recomponer la figura después de hacer un ridículo internacional.

Síntoma de inseguridad. O de prudencia. Por no volver a tropezar en la misma piedra, la ministra de Defensa, Carme Chacón, evita a los periodistas después de confesarse ayer en Bruselas con el secretario general de la OTAN, Hoop Scheffer, que es el jefe político de los 620 soldados españoles destacados en Kosovo. La demoscopia da un paso atrás ante la diplomacia. Tratándose de la ministra Chacón, eso es nuevo. No está el horno para bollos. A su debido tiempo, ante el pleno del Congreso –ahora sí-, explicará cómo se llevará a cabo la retirada gradual y pactada de nuestros soldados sin volver a romper cristales.

Carme Chacón