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La siniestra sombra de ETA planea sobre una jornada histórica
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Antonio Casado

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La siniestra sombra de ETA planea sobre una jornada histórica

Alerta máxima de las Fuerzas de Seguridad del Estado ante la posibilidad de que la organización terrorista ETA quiera reventar la histórica jornada de hoy. Me

Alerta máxima de las Fuerzas de Seguridad del Estado ante la posibilidad de que la organización terrorista ETA quiera reventar la histórica jornada de hoy. Me lo comenta Antonio Basagoiti, líder del PP vasco, después de ser informado a su vez por el ministro Rubalcaba. Sólo es una sesión de investidura. Una más de las diecisiete que se llevan a cabo cada cuatro años en el marco de nuestro Estado de las Autonomías. Con toda normalidad. Pero la normalidad ha sido un bien escaso en el País Vasco durante los treinta años de reinado nacionalista.

 

Cuando el trámite democrático -elección de lehendakari- se ha presentado como precursor de una nueva época, orientada precisamente a la reconquista de la normalidad, es cuando se ha hecho necesaria la alerta antiterrorista. Este nivel de alerta, más allá de la vigilia del Estado frente a la amenaza permanente, no tiene precedentes en anteriores investiduras (Garaicoechea, Ardanza, Ibarretxe). Entonces el Parlamento vasco estaba dominado por el nacionalismo en su doble versión: el que intenta por las buenas convertir a Euskadi en una unidad de destino en lo universal y el que lo intenta por las malas.

Cuatro novedades marcan en la jornada de hoy el paso de la “normalidad” nacionalista a la normalidad constitucional. Una, por primera vez están invitados a una sesión de investidura los otros dieciséis presidentes autónomos. Dos, al PNV no le dan los números para seguir gobernando después de treinta años. Tres, los amigos de ETA ya no ocupan ningún escaño por exclusión legal. Y cuatro, la banda terrorista ha amenazado en un reciente comunicado a quien con toda probabilidad va a convertirse esta tarde (la votación está prevista para las 20.00 horas) en el próximo lehendakari, el socialista Patxi López, y a su futuro equipo de gobierno.

Evidentemente, la alerta policial está relacionada con la cuarta de las novedades -la amenaza expresa de ETA al futuro Gobierno de Patxi López-, pero esa cuarta novedad tiene mucho que ver con las otras tres. Así es el laberinto vasco que, a mi juicio, reclama un periodo de desintoxicación nacionalista. Una necesidad acreditada por los propios dirigentes del PNV cuando valoran su desalojo del poder como intolerable desafío a las leyes de la naturaleza. La última perla nos la regaló ayer mismo Xavier Arzalluz, otro ser de lejanías. Dice este venerable dirigente nacionalista que el PNV debe plantearse su participación en las elecciones españolas.

Motivos sobrados para saludar la entente vasca PSE-PP, forjada sobre tres tareas: la defensa de la Constitución, el fin de ETA y la renuncia a la ensoñación identitaria. Los eventuales aciertos en esos tres campos serán  bienes gananciales para el PSOE y el PP. Deben acabar formando parte del patrimonio común e inatacable de los dos grandes pilares de nuestro sistema de representación política, el derecho y el izquierdo.

Sería lamentable que todo eso naufragase en la lucha por la Moncloa y al final tuvieran razón los nacionalistas al denunciar que no es creíble un pacto en Euskadi de quienes en el resto de España se llevan como el perro y el gato. “Si fallamos en esta operación nos hundiremos el PSOE y el PP en el País Vasco”, dice el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, convertido en un entusiasta defensor del pacto López-Basagoiti que está a punto de alumbrar un tiempo nuevo en Euskadi. Donde nadie pierda el derecho a respirar en libertad. En normalidad.

Alerta máxima de las Fuerzas de Seguridad del Estado ante la posibilidad de que la organización terrorista ETA quiera reventar la histórica jornada de hoy. Me lo comenta Antonio Basagoiti, líder del PP vasco, después de ser informado a su vez por el ministro Rubalcaba. Sólo es una sesión de investidura. Una más de las diecisiete que se llevan a cabo cada cuatro años en el marco de nuestro Estado de las Autonomías. Con toda normalidad. Pero la normalidad ha sido un bien escaso en el País Vasco durante los treinta años de reinado nacionalista.

Patxi López Antonio Basagoiti