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La 'Operación Vómito' alcanzó sus objetivos
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Antonio Casado

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La 'Operación Vómito' alcanzó sus objetivos

Aquí nadie da puntada sin hilo. El grito de Cobo ha reventado la extravagante propuesta de Esperanza Aguirre para colocar a Ignacio González en la presidencia

Aquí nadie da puntada sin hilo. El grito de Cobo ha reventado la extravagante propuesta de Esperanza Aguirre para colocar a Ignacio González en la presidencia de Caja Madrid, en sintonía con los deseos de Génova, aunque la dirección nacional no inspirase directamente las declaraciones del vicealcalde. Tampoco es incompatible con la lírica del propio Cobo cuando orienta sus descargas verbales contra la hipocresía de baja calidad. Y si además lo presenta como un servicio a la dirección nacional del PP, queda claro que Alberto Ruiz-Gallardón, a través de su alter ego, está pidiendo a Rajoy que se aplique el viejo dicho: los enemigos de mis enemigos son mis amigos.

 

Rajoy no olvida que en la primavera de 2008, tras su derrota electoral, Esperanza Aguirre se constituyó en alternativa a la resignación. Desde entonces, la presidenta madrileña no se priva de anunciar que con Rajoy el PP nunca ganará unas elecciones generales. Por tanto, no esperen ustedes de la dirección nacional el ejemplar escarmiento que la presidenta y sus cien alcaldes reclaman contra Manuel Cobo, por su entrevista del lunes pasado a El País.

Aguirre sigue pidiendo la cabeza del vicealcalde por considerar “injuriosas” esas declaraciones. Por su parte, Cobo las justifica como el irrenunciable grito de la verdad contra la hipocresía, cuando ésta empieza a perder calidad, como nos enseña Bertolt Brecht. Gallardón responde a los cien alcaldes de Aguirre con una votación democrática favorable a Cobo entre los ediles del grupo municipal madrileño del PP. Y la dirección nacional, por boca de María Dolores de Cospedal, reacciona pidiendo calma y silbando melodías. O sea, marianismo en estado puro, que consiste en tomarse el tiempo necesario para adoptar alguna medida disciplinaria contra Manuel Cobo, miembro de la dirección nacional, que este aceptaría encantado después de alcanzar todos los objetivos de la Operación Vómito.

Una lectura en profundidad

Entretanto, Gallardón insiste en pedir una lectura en profundidad de la entrevista, sin quedarse en los titulares. Mal consejo es ése, don Alberto. Releer la entrevista es peor. Cada línea es un motivo más para recomendar a Rajoy que meta en un saco al alcalde y a la lideresa y lo tire al pantano de San Juan. Luctuoso e injusto. Mejor nos quedamos en los titulares. Es una forma elegante de ser compasivo con el PP, que ahora se parece más al ejército de Pancho Villa que a un partido político.

Gato negro o gato blanco, pero cazó ratones. La operación Vómito debilita políticamente a Esperanza Aguirre y pincha la candidatura de Ignacio González a la presidencia de Caja Madrid, al reforzar la de Rodrigo Rato. Rajoy ya estaba en ello, pero la presión que cargaba el grito de Cobo ha servido para que se retratase la propia Esperanza Aguirre. Ayer ya decía que no le importaría proponer a Rato. Hasta el presidente del Gobierno, pasando por encima de los pactos previos de Tomás Gómez con Aguirre, también ha dicho que la del ex gerente del FMI es una buena candidatura.

Era el consenso que deseaba Rato, aunque para ello hubiera que desarmar previamente a Esperanza Aguirre. La lideresa ya no querrá desentonar con su extravagante apuesta por Ignacio González. Al final aceptará la candidatura de Rato y tendrá que conformarse con un expediente disciplinario a Manuel Cobo cuyo desenlace será el equivalente a una tarjeta amarilla. Es una sanción pero no te impide seguir jugando el partido. Ya lo verán ustedes.

Aquí nadie da puntada sin hilo. El grito de Cobo ha reventado la extravagante propuesta de Esperanza Aguirre para colocar a Ignacio González en la presidencia de Caja Madrid, en sintonía con los deseos de Génova, aunque la dirección nacional no inspirase directamente las declaraciones del vicealcalde. Tampoco es incompatible con la lírica del propio Cobo cuando orienta sus descargas verbales contra la hipocresía de baja calidad. Y si además lo presenta como un servicio a la dirección nacional del PP, queda claro que Alberto Ruiz-Gallardón, a través de su alter ego, está pidiendo a Rajoy que se aplique el viejo dicho: los enemigos de mis enemigos son mis amigos.

Caja Madrid Manuel Cobo